Esa mujer de caretas inconclusas, se acerco hacia mí mientras tomaba el bus hacia mi hogar, pues me miro tan fijo como el asesino en serie a la victima y desde su rostro casi opaco y gris podía sentir la pena entre tantos años mal logrados, y fue así como de mis labios broto el saludo que yo no conduje, pues estaban hablando solos como empujados por los Ángeles y claro, sentía ese calor sin poder cubrirme, cuando lentamente su mano acariciaba mi mejilla entre el pasar penetrante de tantos buses y vehículos y el cosquilleo de orificios asfixiantes se situaba frente a mi aun que aun no entendiera, ¿quién eres?¿Te puedo ayudar preciosa?, No, me contesto cabizbaja mientras quitaba sus yemas de mi piel rojiza y pura, sabes, veo en tus ojos la tristeza y puedo sentir el olor del vapor corriendo junto a tu mente a kilómetros y sin poder parar, sabes que, me hablo decidida, eres la única persona que aun no me llama perra, ni mucho menos arranca al yo si quiera mirarlos, y claro, el rompecabezas se armaba en mis neuronas confusas, ahora si entendía todo, sabes linda mujer, ves esos autos que pasan sin frenar junto a nuestros cuerpos, si los veo, me contesto risueña, pues ellos también sufren al no saber donde parar, que lindo eres me dijo mientras volvía a tocarme, eres un ángel me expresó, no, el angelito eres tu por Dar La cara entre el oscuro gris de la neblina. Esta es mi micro, perdón cual era tu nombre le dije, carmen me contesto apretando mis dedos entre su mano, y el tuyo, el mío te lo diré después, cuando aquí mismo nos volvamos a encontrar, y si ya no estoy y el sida acaba conmigo, pues fácil, nos encontraremos aya en la infinitud.