Vivo entre montañas
y sin embargo presiento el mar.

Mi corazón se desmorona,
sigue el curso de los ríos,
vuela en alas de mariposa
y es palabra abierta
en el celaje azul del horizonte.

La tierra sabe a paraíso,
el mar canta con rumor de ola cerrada
y en un extraño sortilegio,
comienzo a ser lo que nace de mi regazo:
una ilusión,
una nostalgia,
un rayo de luz que se diluye en las estelas
que navegando van sobre los mares.

Vivo entre montañas,
mi alma se desnuda con el frío
y se viste de milagro que desecha la congoja
del mar que se ahoga en las arenas de una playa.

Vivo entre montañas,
entre bosques de pinos y apamates
y sin embargo, desde mi farol en las alturas,
oteo al mar que desde aquí presiento.


Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al sentir que soy un grano de sal, de arena, un manto de musgo, una ola, una nube o simplemente... una más del universo entero.
Abril 12 de 2005