Mi padre, siempre que nos hacía un regalo y seguramente para que apreciáramos mejor su valor, nos contaba que cuando él era pequeño solo tenía dos juguetes; un aro hecho con una rueda vieja de bicicleta y una pelota de trapo confeccionada con los escasos retales de tela que iba sustrayendo a mi abuela, que era costurera.

Recuerdo que el vestía de solemnidad el momento, su voz adquiría un tinte nostálgico y afligido y de un tema a pasaba a otro aludiendo siempre a “aquellos tiempos difíciles”; había que permanecer atento a sus palabras y expresar posteriormente de alguna manera nuestro asombro para que diese por terminada la perorata. Supongo que a casi todos nos habrán contado la misma historia o una parecida.

Debe ser por lo anterior que, cuando hace algún tiempo le regalé a mi hijo su primera consola de videojuegos, una flamante Play-station I, suponiendo que ya tenía edad suficiente para entender ciertas cosas y con una decidida actitud ejemplarizante, me sentí en la obligación de pronunciar un discurso parecido.

Pero claro, las circunstancias no son las mismas, yo nunca tuve un aro hecho con una rueda vieja de bicicleta ni una pelota de trapo y la verdad, decirle al niño que yo de pequeño tuve escalextrix, bicicleta y escopeta de aire comprimido no es muy ejemplarizante que se diga, así que ni solemnidad, ni alusión a los tiempos difíciles ni leches… Decidí contarle que cuando yo era pequeño solo teníamos un canal de Televisión, cosa que me temo lo dejó mas bien indiferente.

Naturalmente no he vuelto a intentar imitar a mi padre en ese sentido nunca más… Cada vez es más difícil educar, compadezco a mi hijo… a ver que historia le cuenta él a los suyos.