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¿Recuerdas algo de cuando eras niño? Todo lo que pasó es tan solo una serie de imágenes o sonidos que aceptas como memorias de cómo perdiste todo ese tiempo siendo niño. Pero existen momentos breves de absoluto arrobamiento donde recuperas toda una escena de lo que fue tu infancia, si tienes suerte, tendrás al menos un buen recuerdo, uno de esos que no te hagan pensar que todo era bastante fácil siendo niño.

Yo tengo el recuerdo de mi abuelo.

Es algo que debo contar, pero hace falta que les obligue a realizar un experimento antes de hacerlo. Si aún recorren algún sitio que conocieron en su infancia, quiero que la próxima vez que pasen por él, miren hacia arriba. Desde que comencé a recorrer ese camino que debería haberme llevado a la edad adulta, dejé de mirar hacia arriba. La culpa de esa omisión se la achaco a haberme convertido en un idiota que creyó que lo único que importaba era él mismo. Miren hacia arriba, es importante que lo hagan sin prisa, para que tengan la misma sensación que yo tuve y que de algún modo, les llegue un recuerdo de lo que solían ser. Les recomiendo hacer esto sentados o en su defecto, detenerse antes de hacerlo, porque los adultos no nos recuperamos de los tropiezos y raspones tan rápido como los niños.

Traten de verse a sí mismos como niños, con la ropa que les hacían ponerse cuando había una reunión familiar, con sus amigos imaginarios, sus juguetes, su mascota que no les dejaron llevar y dejen que les abra las puertas del hospital. Caminen llevados de la mano de sus padres, mientras miran hacía arriba todo el tiempo, aterrados constantemente de lo enorme que es todo a su alrededor. Esperen en un pasillo que huele a cloro, mientras ven pasar a mucha gente que está enferma y la gente que se asegura de que sigan así. Dejen que pase una media hora hasta que una mujer de traje blanco les dé permiso de entrar a la habitación.

Por alguna razón, mi padre se detuvo a hablar con mi tía u otro familiar que salía de la habitación mientras yo entraba a ver al abuelo, sin estar preparado para lo que iba a ver.

Lo que recuerdo es esto: estaba sentado frente a mi abuelo, quién estaba gravemente enfermo y tenía la piel de un color que era entre verde y amarillo. Su habitación de hospital tenía baldosas blancas y negras gastadas, llenas de marcas de ruedas y manchas de las que no me atrevo a especular su origen. Las paredes estaban pintadas de ese color verde claro de hospital, pero con muchos grumos causados por la humedad. El abuelo intentaba hablarme y ser gracioso, pero su voz era tan baja que lo único que lograba escuchar era su risa ahogada, tenebrosa. Es probable que estuviera diciendo algo sobre cómo me parecía a mi papá o tal vez me estuviera dando consejos sobre como tratar a las mujeres (muy malos consejos por cierto).

Me sorprendía ver en lo que se había convertido. Era un hombre que hablaba en voz muy alta y que a pesar de la edad intentaba gustar a todas las mujeres (excepto a mi abuela), era un sujeto muy estricto y amargado, como son realmente los abuelos, nada de esa amabilidad tan desagradable que adjudican a la tercera edad. No sé mucho más de él, excepto que era tacaño, bebedor y que lo que hacía que se viera casi verde era algún tipo de cáncer.

Yo estaba sentado frente a él, escuchándolo hablar sin entender una sola palabra, siendo testigo de algo que no pensaba que me iba a afectar. En mis manos llevaba uno de esos luchadores grandes de plástico. Estoy seguro de que si tenía un amigo imaginario, tenía que estar ahí en ese momento. Hablaría de él, pero no recuerdo su nombre.

Las enfermeras le habían puesto el suero al abuelo cuando mi papá volvió a la habitación y comenzaron a hablar. Su conversación era graciosa, como si mi papá hubiese venido para visitarlo y hablar con él porque tenía ganas de hacerlo, como si realmente no pensara que el viejo iba a morir a pesar de ese desagradable color y esa pequeña voz. Quisiera creer que puedo ser así, que si en este momento algo le llegara a pasar, pudiese hablar con él sin preocuparme porque su muerte se acerca y tan solo hablar de mujeres o política. Y tal vez dejar que me diera un mal consejo.

Eso es todo, ese es mi recuerdo. Es el fragmento más extenso que puedo recordar de mi infancia. Mi abuelo murió poco después de eso y no sé si estuve en el velorio. Es simple, puede que no signifique nada y que no haya ni siquiera una moraleja para la vida, pero es el único recuerdo que tengo de mi abuelo, mi padre y yo en el mismo lugar.

Texto agregado el 21-06-2005, y leído por 162 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
22-06-2005 Me hiciste acordar de mi abuelo.... leda66
 
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