En este tiempo de los intentos
tan cerca y lejos a la vez,
las cercanías han perdido sus bordes
y no logro dar con el relato que sujete las ausencias.
Se ha extraviado el reflejo continuo de las orillas
que dibujaron afanosamente noches inversas
sobre la pizarra de las ventanas,
y la soledad clava como sol de enero
despiadado y lacerante.

Estoy triste,
mudo
y sin horizonte alguno,
los paisaje me son abstractos
y se que debo partir a la vaguedad insostenible
de los tatuados espejismos.

Respuestas vacías
desiertos sin ecos y llenos de voz
por más que intente preguntarme.
¿Cómo se vive entre todo esto?
jamás llegaré a saber nada exactamente.

El viento inevitable secará tu presencia
y ya no pensare a menudo en ti
el tiempo en su transcurrir secará los instantes
que se cuelan como rafaga de aire helado
y polvo enceguecedor.

Asomadas desde el jardín tus sombras
silenciosamente acecharan mis manos
que sujetaran nuevos anhelos,
quizás... para entibiar estos inviernos
y adormecer los destellos húmedos de los cristales
que no desean perder su luz.