| Vigila la estación.
 Vigilé el arcoiris, me convencí de la renovación del acabo estacional
 De esa oquedad lujosa,  cual cielo no puedo cubrir,
 Sólo el rojo representa lo sagrado que es el mundo
 Para  ser  la tentación   y lo último para  las tinieblas.
 
 No, no  son mis dedos  la táctica de borrar la oscuridad,
 Es el movimiento  materno de mis manos  o mil manos, en los oídos
 Inocentes, que por no sentir claridad pierden la fraterna entrega.
 
 
 Colores perfilados angelicales,
 Que ocurriría si el arcoiris  se transforma en
 La espada de un gigante repartiendo sin remordimiento  sus franjas,
 Fortuna entonces para los que han servido en la conservación del paso mental
 Junto al  otro pie  del sacrificio.
 El filo es perfecto en el temporal magno.
 
 ¡No reclaméis lo que no vigiláis!
 ¡Lo que no cuidáis!
 No exigíais al cielo vestir tus ánimos, habría  mas frío que lluvia venerable en las umbrías.
 Abre la boca y bebe los relámpagos  más finos;
 Los gruesos siempre nos encuentran, siempre nos daga el miedo
 Como atrevéis decir que tus pupilas son hermosas
 Si no tenéis el espejo para brillar.
 
 La división será mas intensa y justa, que harás para restarle la desgracia y  sumarte  a la salvación?
 Será  negar la vida… No,  La vida sólo  es una estación, una sencilla estación virgen, fortuita  por sus días,
 no olvidéis  darle el color perfecto,
 niégate a la contaminación
 Llamada “inteligencia terrenal”.
 
 
 
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