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Inicio / Cuenteros Locales / mantis / pepe o la ira del color violeta

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Llegamos, día de lluvia, frío.Cargando desde el Instituto Nacional la cosa esa que yo decía sería algún día un buzón; feo, desgreñado, sucio, al lado del perfecto estante con ocho cajones que mis compañeros habían hecho. A pesar de la "comprensión" de mi profesor de manualidades, la humillación estaba ya hecha.Ese día había sido dos veces humillado, primero, la caja fea esa, y luego, un altercado con mi profesor de castellano a propósito de una injusticia en la nota en la que me llamó obstinado y yo le dije que él era el obstinado que no nos dejaba pasar de año por puro jorobar, y terminé dos vees humillado, pues en vez de salir airoso me mandaron a hacer una composición de 5 páginas escritas a máquina sobre "la obstinación, la desobediencia y el deber de los que son responsables por nosotros". Me habían humillado por partida doble ese día, y yo no soportaba ser humillado, sobre todo en público.
A veces creo que aún no lo soporto, la Elisita dice que no y le creo, mientras tanto leo el diario y los libros de mi padre, y lamento la capacidad que tengo para decir esto ahora y lo poco y nada que aprendí de lo que mi padre me enseño, no por su boca, sino por sus manos.
En ese entonces para mí la cuestión era de vida o muerte, o aprendía de ahí al siguiente lunes, una forma de hacer un buzón mejor que los perfectos estantes de mis compañeros, o prefería no volver al colegio(a todo esto, nadie se había burlado explícitamente de mí, sólo que yo creía que debía reivindicarme...por algo que no necesitaba), así que dispuesto a abandonar las lecciones de latín y piano por esa tarde para reemplazarlas por los clavos y el martillo, entré enérgicamente a la casa. Haría el ensayo después, los ensayos eran fáciles.

Pero cuando entré a la casa me quedé mudo, seco, como sólo podía quedarme cuando mi tío Juan contaba sus historias, y lo que ví era mejor que mil historias.
Una muchacha, blanquísima, pequeña pero con un cuello de jirafa, pelo negro y ondulado y unos enormes ojos pardos, llamó mi atención.Por haber pasado mi vida en colegios para varones y a mi cortísima edad( tenía solo 14 años) no conocía mujeres que no fuesen de la familia, y , aunque mi hermana mayor era bella, no se podía comparar con la niña esa, Julia se llamaba, aún lo recuerdo.También recuerdo que deseé de pronto, que no fuera de la familia, poder estar pegado a ella, siempre.

la muchacha bajó y se presentó, quedé congelado con su voz y me preguntó qué me pasaba, no recuerdo mcho lo que le dije, pero recuerdo cuando me besó en la mejilla y me dijo que se quedaría algún tiempo a vivir con mi familia, eso fue demasiado, sentí que algo crecía y se mojaba y la vi ponerse roja como un tomate y taparse los ojos, pero no, Julia no había notado aún mi erección y no me miraba extraño, entonces puse la excusa del ensayo para irme, y subí corriendo las escaleras.
Me senté en mi cama y ví mi pantalón húmedo.Nunca me había pasado eso. Avergonzado me fui al baño y logré dominarme, había que hacer las cosas bien, la invitaría a salir.
en eso llegó mi hermano jorge a la pieza, y notó q yo estaba raro cuando me habló de Julia, " es linda" me dijo, tuve ganas de patearlo, ja! linda!, ¿y quién mierdas era él para decir eso?, "¿Te gusta?"...mi cara avergonzada me delató..."¡te gusta!, ¡te gusta!".
de pronto, Teresita, una de las mellizas entró...
"PEPE!,¡¡ Julia quere hablar contigo!!,¡le dije que la ibamos a llevar a la plaza ñuñoa a pasear! y me dijo que te preguntara." Temblé, la podía ver a solas y decirle lo que sentía por ella...pero parece que Jorge no quería que eso pasara.
Me decidí y bajé, le dije que la llevabamos a pasear, era todo tan hermoso, y entonces salimos a escondidas y nos llevamos a las niñas para que no nos delataran.
vivíamos en Bellavista(actualmente La Florida), tomamos el tranvía y llegamos en una hora a la plaza, la paseamos por todos lados(con mi hermanito chico molestando y las mellizas secundándole), derrepente la tomé de la mano y me miró con sus ojos enormes y pardos. Me derretí. Entonces se me ocurrió mirar el reloj y darme cuenta , entonces, que mi papá seguramente había llegado a la casa y que os esperaba un reo bieeeeen grande. los pesqué a todos y tomamos el tranvía de las 8:00, ibamos a llegar a las 9:15.nada podía hacerse contra la empleada , nos denunciaría de todos modos.
Llegamos, mi padre estaba en el sillón de la entradami mamá parada atras de él, con las manos blancas apoyadas en el respaldo del sillón.De solo verlos, la Aurorita se puso a llorar, yo me paré bien recto y me dispuse a avanzar.
"Teresa, llévate a Julia de aqui",dijo mi padre.
Temblé, no , a Julia no...a Julia no, sabía lo tirano que mi padre podía ser.
Positivista, abogado, radical y sanguíneo, ya veía yo venir su reacción volcánica, se iba poniendo de a poco rojo , hasta que casi el humo le salía porlas orejas , despues gritando siempre en soliloquio sobre nuestra inmoralidad para con nuestra madre , de cuánto la habíamos preocupado, de que él no tenía tiempo para estupideces(era toda una eminencia el caballero, escritor, profesor, hablaba 4 ó 5 idiomas, activo y crítico de la sociedad , lo que nos habiía merecido una infancia en el exilio y con un padre que se escapó tres veces de la cárcel) y lo más curioso de todo , es que yo no podía dejar de pensar en cómo se contradecía a sí mismo entre sus actitudes y su libro("la tiranía en Chile") así que decidí probarlo, no bajé la vista como el resto.

Mantuve la frente en alto, la aurorita y la tere lloraban. Me detuve. "Papá las niñas no tienen nada de culpa"dije, tragándome el miedo que aún tenía.No era miedo a los golpes(que siempre recibía), no, era miedo a lo que él pudiera decir, que yo sabía que me marcaría para siempre.
En eso , la Tere se adelantó" yo tengo culpa papá, yo le ofrecí a Julia que la llevábamos a pasear".

mi padre se levantó, enorme , gordo, cejudo, todo un monstruo, y dijo con voz calma " a mi escritorio ahora"y mirándome añadió"todos" subimos las escaleras, me tocó por ser el más grande , ir primero. entré, sería como todas las veces , sólo que ahora se jugaba mi orgullo, no me humillaría por tercera vez en un día. yo mismo me bajé el pantalón.Uno, Dos, los golpes llegaban como hielo, Tres, Cuatro, Cinco, me llamaba irresponsable y con su mirada torva marcaba lo que decía. Llegó hasta cien.Yo sin una lágrima, salí y me dijo "llama a Jorge". Salí y a pesar de mi rabia con mi hermano , lo tomé suave por el hombro y le dije-repitiéndoselo a todos-"NO SE LLORA", salí de ahí muy recto, con el culo color uva, me fui a mi pieza y me recosté, oí partir un auto en la calle...Julia, pensé, no vuelve más.

Efectivamente no, pero me dejó un episodio que no olvido , donde comenzamos a revelarnos contra Tiranosaurus Rex, mi padre, y fuimos casi los únicos que salieron con la cabeza en alto de eso.
Tanto Jorge , como la Aurorita, y la Tere, contuvieron sus lágrimas, mi padre enfurecido no sabía qué hacer, así que continuó, pero gracias a nuestra contención de líquidos, la Lucía de sólo 5 años, fué absolvida.
Y tuve con qué escribir mi ensayo sobre obstinación.

Texto agregado el 01-07-2005, y leído por 118 visitantes. (0 votos)


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