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Inicio / Cuenteros Locales / Alexandra_Riera / Esto es asqueroso (NO ES PARA NIÑOS) - CAPITULO 3

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Texto Esto es asqueroso (no es para niños)
© 2005 Alexandra Riera



Capitulo 3

María entró en el apartamento mientras le recorría un escalofrió. La verdad es que ese vecino no le sonaba de nada, nunca le había visto antes. “¿Cómo se llama usted señor?” le preguntó mientras se clavaba las uñas en las manos. Ya se estaba arrepintiendo de haber venido y todavía más de haber entrado en el apartamento de ese señor.

“Aurelius” dijo mientras se frotaba las manos, “Aurelius Gambo, ese es mi nombre”

El silencio entre los dos era absoluto, Maria no sabía ya que hacer y Aurelius parecía tener todo el tiempo del mundo. “Por favor, siéntese, deje que le tome la tensión, está un poco pálida” le dijo a la vez que le señalaba el sillón reclinable junto a la ventana para que tomase asiento.

Mientras Maria se sentaba, Aurelius desapareció y al momento regresó con un maletín de piel de cocodrilo que dejó a los pies de Maria. “Soy medico, ¿sabe?” le dijo arrodillado frente a ella mientras le cogía la mano entre las suyas acariciándolas suavemente. Un ligero sudor mojaba la frente de Aurelius, no se lo podía creer, una joven tan hermosa en su casa, y encima había venido por voluntad propia.

María por su parte estaba muy pálida, el color rojo de sus labios resaltaba con su piel blanca y el corazón palpitaba de tal forma que sus pechos subían y bajaban con mucha rapidez.

Aurelius creía estar delirando, una sensación que no había sentido desde hacía tiempo le impedía reaccionar con más rapidez. Notó como sus pantalones se le quedaban pequeños y ya nervioso se acercó a Maria diciéndole “Deje que le ayude con el vestido señorita, se está hiperventilando.”

Maria estaba acostumbrada a tomar el mando, y esto era la primera vez que le ocurría. No sabía si dejarse seducir o no, todo iba tan rápido que no tuvo tiempo de reaccionar cuando notó la mano de Aurelius dentro de su blusa. Estaba fresquita. “Mmmmm, Aurelios, digo, señor Gambo, mmmm, pero qué hace? Mmmm” susurraba mientras habría las piernas y tiraba uno de los zapatos.

El señor Gambo no contestó. Siguió manoseando uno de los senos, apretándole el pezón que ya estaba totalmente al descubierto mientras su otra mano ya estaba estirando la tanga que llevaba, intentando desgarrarla en su frenesí. “¡Está usted para comérsela señorita!” El sudor le cubría el pecho y la espalda. “Me faltan manos señorita, mmm Ohh” gemía mientras acercaba su boca a el otro pezón que había salido a la vista.

Maria se levantó del sillón por sorpresa tirando al señor Gambo. “¡Pero oiga usted! Le gritó, ¡si ni siquiera sabe mi nombre!”.

El señor Gambo se desabrochó los pantalones y mientras intentaba contestarle algo, se sacó su miembro y con las dos manos empezó a subir y bajar las manos agarrando con fuerza y gimiendo.

Maria miraba asombrada el espectáculo ante ella. Un hombre de avanzada edad estaba masturbándose delante de ella. No lo podía creer. “Pero oiga…” le decía ahora en voz baja mientras se agachaba. “¿Que es eso que le sale por debajo del pantalón? ¡Mire, está el suelo lleno! ¿Se encuentra bien?” le preguntó preocupada.

Cuando hubo terminado, el señor Gambo se levantó del suelo, volvió a meter su miembro en sus pantalones y se limpió las manos en ellos. “Pues no sé” contestó sonriente.

“Desde luego semen no es.” Le dijo ella mientras inspeccionaba el charco.

“Quizás sería mejor que se marchara ¿sabe? ¿No tenía que ir a su casa?”

María cogió su bolso y le preguntó a Aurelio si aún podía utilizar la ventana para pasar a su apartamento. Ahí ya no había nada más que hacer.

Aurelio le indicó la ventana.

Antes de salir por la ventana, María volvió a sacar su bálsamo y se lo aplicó otra vez sobre los labios, se arregló el vestido y justo antes de salir le preguntó a Aurelio si podía verle otra vez otro día.

“Claro, claro que sí pero, dígame, ¿Cuál es su nombre?”

“María”

Y con esa última palabra salió por la ventana. Cómo odiaba las alturas. Y ahora tenía que pasar de ventana a ventana. “Espero que al menos la ventana esté abierta, sino tendré que volver por donde vine” se dijo.

El señor Aurelius Gambo yacía en el charco sollozando.

Por suerte Maria encontró la ventana abierta y con solo un saltito pudo entrar en el apartamento sin deshacerse el pelo. Todo estaba en silencio a excepción de unos murmullos que provenían de la habitación.

María abrió la puerta.

(749 words)

EContinuará... y sé que continuará porque ya tengo un trozo del capitulo 4! Venga! A Votar y a comentar... - Recordad que esto sigue siendo un experimento.....



(los dos primeros comentarios se refieren a parte del captiulo 4 que se coló por error... aún está por acabar y ya veremos si hay o no hay gays...)

Texto agregado el 02-07-2005, y leído por 212 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
03-03-2010 Muy buen texto, y bastante bizarro. xquimey
12-08-2005 "No hay textos morales ni inmorales, hay textos bien y mal escritos" Oscar Wilde El tuyo está bien escrito negroviejo
02-07-2005 Tú experimento va saliendo bien. Solo un consejo Cambia el titulo por Novela picara. Me gusta mucho. ***** poetaloco
02-07-2005 pero..... que pasó???!!!, que asco los gays, no tengo nada en contra de ellos pero no me daría para ver a dos hombres desnudos acostados, que asco y el anciano masturbandose que asco también te felicito.. escrbe más y más!! mil estrellas más. a proposito, pude sentir los senos de María y estaban bien.. jaja. mateoroquesk
 
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