Hoy es el día, se acaba la espera, esta oscura y húmeda espera, pero ¿estaré tan segura como aquí?¿podré hacer lo que quiera como aquí?No lo sé, pero bueno no importa aunque...mi cabeza se va llena de recuerdos y mi alma llena de sensaciones. Recordaré siempre esas tardes en las que, mientras yo dormía sentía un tímido pero reconfortante movimiento sobre mi cuerpo. A veces sentía una voz, no, eran dos voces, sí, eran dos que no importaba la hora siempre tenían palabras bonitas, palabras dulces pese a que yo notaba el cansancio en esas voces, ellos trataban de esconderlo, en vano claro porque yo lo notaba igual, pero lo hacían, parece que su único fin era hacerme sentir bien.
¿Valdrá la pena salir de aquí?Sí, claro que lo vale, que tonta soy, como puedo cuestionarme de esa forma, no puedo ni debo hacerlo, además ¿qué pierdo?Nada, aquí estoy sola e incluso a veces me siento aislada del mundo, segura pero aislada, pero...pero ¿qué sucede? algo, siento que algo se acerca, escucho voces, no son las que yo conozco ¡claro! me estan sacando de aquí, no lgro divisar mucho, sí, ahí, luz, luz estoy saliendo a ella, unas manos me tocan, ya estoy fuera, trato de refigiarme en la cándida voz que conozco pero no la oigo, trato de buscar con mis ojitos acostumbrados a la oscuridad la imagen que he creado en mi mente para esa voz. Me ponen en unos brazos que no conozco pero algo me dice que son familiares. Unos ojos llorosos me miran, me doy cuenta que es emoción lo que en forma de lágrima cae de sus ojos. Me besa en la frente. Me dice hola...es ella, la que tanto esperé conocer, mi ángel, que me tuvo tanto tiempo en su vientre, mi ángel, que aquí acostumbran a llamar madre.