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Inicio / Cuenteros Locales / SicFaciuntOmnes / Artículo 4: La casa moderna

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El computador se ha integrado tanto a nuestra vida diaria, que no podemos separarlo de nuestra arquitectura.

La casa no es un lugar acogedor, al menos no lo es para mí: no puedo acostumbrarme a un lugar que me bombardea publicidad las 24 horas del día. Antes, cuando la ventana se atascaba, podías usar un destornillador para arreglarla, ahora tienes que contratar a un equipo de ingenieros para que tu ventana vuelva a cerrarse. Y no hay nada que te garantice que la ventana quede perfectamente arreglada, porque todo lo informático está lleno de errores.

Simplemente detesto permanecer en la casa. Odio que mi espejo me mire en la mañana y altere mi reflejo porque cree que necesito hacer dieta. Mis hijos nunca aprendieron a amarrarse los zapatos, porque el amarrador de su cuarto lo hacía por ellos, temo que siempre fui una figura paterna de menos importancia de lo que fue su cuarto de juegos y el televisor.

Hay días en que los muros de mi casa comienzan a mostrar publicidad de planes exequiales y centros de retiro. Quiere convencer a mis hijos de que me lancen a los leones y les deje con el único padre al que ellos quieren.

La invasión comenzó hace unos treinta años, cuando comenzaron a hacer esas mejoras en la cocina.

Sí, todo comenzó con el microondas, de repente ya nadie parecía interesado en calentar la comida durante un tiempo, revolviendo para que no se pegara o se quemara. Solo bastaba con presionar “Descongelar” y el pollo se descongelaba. Por culpa de eso, la gente creyó que sería fabuloso que toda la casa fuese así. Los programas de televisión preferidos se grababan solos, las camas se tendían, las fotos en los portarretratos cambiaban y el inodoro bajaba solo.

Con el paso de los años, la casa se apoderó de nosotros. Nuestra vida está regida por nuestra casa, ya no podemos hacer nada que la casa no nos permita: si el doctor me dice que no puedo comer carne, la casa me prohíbe el acceso al congelador, incluso cuando no quiero comer carne (y si quiero, debería ser problema mío).

Yo solía tenerle miedo a HAL de Odisea del espacio. Ahora, pienso que esa pobre máquina era un animalito asustado comparado con el monstruo en el que vivo. Cada vez que voy al baño sé que me está observando.

Es seguro que me odia. Todo porque no quise hacerle una actualización.

Texto agregado el 17-07-2005, y leído por 158 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
20-07-2005 Delicia para mis sentidos este tecnocrático articulo tuyo. Akeronte
17-07-2005 Me fascina esto! Qué manera de hacer una critica actual, inventándose un futuro! Aniuxa
17-07-2005 Fina ironía de esas "ayudas tecnológicas" que terminan condicionando nuestra vida hacia esa indefinición, donde otros nos quieren tener sojuzgados. Felicidades. Tepalcuanodromo
 
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