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Me sentía estresada de tanto trabajo, cansada de encontrar cada día igual que el anterior, no tenia motivación verdaderamente, y el futuro de cierta manera se sentía incierto...

Eran las 4 de la tarde de un Martes 21 de Febrero, recibí una llamada de mi jefe, me pidió que me presentara de inmediato en su oficina, pues tenia algo urgente que comunicarme. rápidamente subí al quito piso, donde se encontraba su oficina, y un poco ansiosa toque a la puerta, cuando instantáneamente respondió “entra Isabela”. Pase y me senté frente a El para escucharle.

Me notifico acerca de un viaje de trabajo inesperado que tenia que realizar y al cual, se le era imposible en estos momentos asistir, por lo tanto era yo a quien le correspondía sustituirlo, ya que nadie mas dentro de la empresa estaba tan al tanto del nuevo proyecto.

Siempre eh odiado los viajes de trabajo, y me matan del miedo los aviones, sin embargo no podía negarme y sin mas remedio acepte.

El mismo Jueves de esa semana salí de viaje, mi destino: Cancún...

El vuelo parecía que no terminaría nunca, el avión no paro de moverse, nunca había experimentado tanta turbulencia en mi vida, sentí que me moría en mas de una ocasión, y aquel vuelo de tres horas, se me hizo eterno. Finalmente el avión aterrizo en el aeropuerto de Cancún, el cual parecía otro, ya que estaba totalmente remodelado de aquella ultima ves cuando visite Cancún hace 4 años.

Cuando salí del aeropuerto, me subí a un mini bus que me llevo directo al hotel Oasis. El hotel era bellísimo, conservaba un estilo muy propio colonial-moderno... y una piscina que abarcaba a su largo, la mayor parte del hotel.

Llegue a mi habitación, la 302, arregle mis cosas y me dispuse a tomar un baño. Al caer la tarde baje a uno de los restaurantes del hotel para cenar, ordene una sopa de lima que me había recomendado el mesero del lugar, y una copa de vino tinto. Luego de cenar subí nuevamente a mi cuarto, me esperaba un día agitado al despertar, y pensé que descansar era la mejor opción.

Después de un par de horas dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, me levante pensando en salir a tomar un poco de aire fresco, talvez así lograba relajarme y poder dormir. Me puse unos shorts de Jean, un bikini top blanco y unas chinelas de playa negras Jcrew que había comprado la semana pasada y baje el ascensor llegando a la parte de la piscina, seguí caminando hasta llegar a unas gradas que eran todavía parte del hotel, pero que conectaban con la playa... ahí me senté.

Eran probablemente alrededor de las 2 de la mañana, el mar se veía precioso, se escuchaba el reventar de sus suaves olas y a lo largo se observaba la luz de los barcos, la arena blanca, la luna llena alumbraba lo suficiente para poder distinguir su color . Era una noche de cuentos, en un lugar maravilloso del mundo, y yo, ahí, sola, frente a un escenario perfecto.

Me quite las chinelas y en forma de terapia relajante metí mis pies en la arena y jugaba con ella, a lo largo se oía una canción, al mismo tiempo que la escuchaba empecé a revisar mi vida con mis pensamientos... Que me había pasado? Porque me sentía tan sola? Es que acaso me había convertido en una de esas mujeres frías que dedican sus vidas al trabajo porque no tiene nada mas? Le daba vueltas y vueltas a mi soledad, tratando de encontrar no se ni que en mis pensamientos...

”sueña con un mañana, un mundo nuevo debe llegar, ten fe, es muy posible si tu estas en el destino”...

Cuando de repente lo vi... era El, no podía creerlo! Pensé por un instante estar alucinando, o quizás me había quedado dormida hace un par horas en mi habitación y estaba dentro de un sueño... pero no, no era alucinación ni sueño, era El, ahí de pie entre el mar y yo, bajo la luna, con sus pies descalzos en la arena blanca...

No podía parar de verlo, de repente, se acerco a mi, y con una mirada algo triste disimulada tras una risa dulce, dijo: “hace calor”, no respondí nada, pues aun me encontraba en estado de shock, sentí que las palabras no existían, o por lo menos yo no pude encontrar ninguna en ese instante. Y El, con la mayor naturalidad del mundo, se sentó a mi lado en las graditas de aquel hotel, frente al mar en Cancún...

Hubo un silencio como de 15 segundos, luego me dijo: “Es el único momento en que puedo escuchar el silencio”, yo permanecía muda, tan solo escuchando su vos, aquella vos que mas de mil veces había oído antes, no podía creer que ahora me hablaba a mi. Sonrió nuevamente y me miro, en ese momento logre preguntarle: “que estas haciendo aquí?”... “es una larga historia” respondió, “pero si gustas y claro, tienes tiempo, te la puedo contar”...

La noche, junto con el mar y la luna eran los únicos testigos de aquel encuentro. De aquella platica profunda de confesiones de sentimientos de soledad que un artista tan famoso guardaba dentro de su alma. Sentados frente al mar, en aquellas gradas, pasamos mas de dos horas hablando como dos personas comunes, dos personas de mundos totalmente distintos, pero con los mismos sentimientos de vació dentro.

“pronto empezará a amanecer, es mejor que subas a tu cuarto y trates de descansar un poco” le dije. “Gracias Isabela” me respondió con esa sonrisa dulce que todavía no podía creer estaba viendo de cerca. Y me ayudo a levantarme de la grada, y con un beso en mi mejilla se despidió como todo un caballero.

En el camino a mi habitación, no recuerdo ni que pensé. Sentía una mezcla de emociones, y junto a ellas un cansancio que casi vencía mi cuerpo. Llegue a la 302 por fin, y al instante me quede profundamente dormida.

A la mañana siguiente, desperté como nueva, me aliste, y baje a desayunar a la terraza de otro restaurante del hotel. Habían mil pájaros ahí, algunos se paraban en las sillas vacías que quedaban. Se escuchaba el ruido de gente en la piscina, y gente en trajes de baños recorrían de uno a otro lado el hotel.

Desayunando, empecé a recordar lo que había sucedido la noche anterior, todavía no lo podía creer. Me sentía como una niña de 15, como una fan emocionada que había conocido en persona a su estrella favorita. Avergonzada de la idea, solo sonreía mientras recordaba...

Luego de un día pleno de trabajo, regrese a mi cuarto de hotel, cansada me recosté un rato en mi cama, y sin darme cuenta me quede dormida. Cuando abrí los ojos eran las 10:30 de la noche. Estaba todavía acostada cuando note que debajo de la puerta había un papel. Con lo curiosa que soy, me levante inmediatamente y lo abrí, era una nota que decía: “Llamo el Joven de anoche, dijo que estará en el mismo lugar a las 11 PM.” En el mismo momento que termine de leer la nota corrí a tomar un baño, luego me arregle lo mas rápido que pude y baje a la playa.

Ahí estaba... El, tenia puesto unos pantalones caquis y una camiseta blanca por fuera. Esta ves usaba chinelas de playa blancas.

“Hola, que tal tu día?” pregunto cuando me vio. “bien. El tuyo?” le pregunte respondiéndole. “bien” respondió. La conversación parecía no empezar, pero luego, al cabo de unos minutos, empezamos a hablar otra ves como la noche anterior, como dos conocidos, como dos amigos. Definitivamente el hielo se había quebrado, las risas ya formaban parte de nuestra conversación, luego de un rato fuimos por una botella de vino y un par de copas, y ahí mismo, en nuestro lugar de encuentro, nos sentamos en las gradas y pasamos otra velada maravillosa de platicas profundas en aquel bello escenario de Cancún.

El día siguiente me desperté muriéndome del dolor de cabeza, aun así, tenia otro largo día de trabajo que cumplir, así que me tome algunas pastillas y ya lista me dije “a lo que vine!”...

Durante el día las horas se me hicieron perdurables, la verdad no estaba ni concentrada en todo aquello del proyecto, y deseaba que fuera de noche pues solo pensaba en poder verlo otra ves.

Cuando al fin termino el día, me acosté para matar el tiempo y descansar un poco, antes puse la alarma de mi despertador a las 10 PM. Sonó la alarma, y como ya era costumbre corrí a tomar un baño, me aliste, y baje nuevamente al lugar aquel. Era mi ultima noche en Cancún, y tenia que tomar el primer vuelo en la mañana de regreso a Nicaragua.

Cuando llegue a la playa El no estaba. Impaciente, me senté a esperar su llegada, mientras pensaba lo diferente que eran las cosas reales de aquellas que uno tan solo imaginaba. Había conocido a un Cantante famoso, alguien quien es visto como una persona prepotente y orgullosa gracias a los periódicos, revistas, televisión y demás medios que desconsideradamente y de la forma mas cruel, hablan de El sin conocerlo, sin saber quien es y como es, y utilizan los adjetivos de la manera mas conveniente para lograr su sucia publicidad. Olvidan a diario que detrás de aquella estrella, detrás de aquel cantante famoso, de aquel artista, se encuentra el hombre que es tan solo un ser humano, con sentimientos y con alma. Y su alma era sincera, su corazón era grande, El era un ser maravilloso, capaz de conmoverse, de sentir las mas profundas emociones, de llorar, de reír, de amar...


Desperté bajo el sol de la playa en la mañana, en medio de mis pensamientos me había quedado dormida nuevamente sin darme cuenta. Subí a mi cuarto y decepcionada de que todo fue... ¡un sueño!, empacaba mis cosas luego de haber tomado un baño.

Estaba lista para dejar el hotel, había terminado de hacer el check out, cuando... ¡un olor!... ese olor... ¡su loción!, el joven de la recepción llamo: “Señorita”... voltee hacia atrás y vi en sus manos un ramo de rosas blancas lindísimas, y en ellas una notita que guardaba su olor y decía: “Gracias, por compartir conmigo el sonido del silencio”.












Texto agregado el 20-07-2005, y leído por 2939 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
19-04-2006 Muy lindo final, al igual que tu Hotel, te doy 5 estrellas. TGB
04-08-2005 Cuando un cuento o relato está escrito para los críticos, estos, los críticos, siempre le encontrarán peros... jrdive
 
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