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La noche estallaba solitaria y asfixiante en los pálidos rostros que dibujaban el fuego lento del hogar con su barniz de rojo y miel. De pronto gritos de dolor rompen el monótono silencio de los últimos ichus que ya terminaban de quebrarse en el frágil filo del espanto. Jesusa, muchacha de ovejas y cabritas, abandona el sueño precipitada por el delirio nocturno. Los gritos y quejidos crecen como látigos que golpean el mismo quebranto. Entonces la hermana mayor despierta de golpe el sueño duro de Juana.

- ¡Mamallay mama! Qatariyñaya , fanacha. Ima supaymy chay qaparkachachkan.
Eran voces distintas que venían cruzadas en un contrapunto de noche, de alma y de lucha.
Y, ¡Que distinta fue la tarde!, cuando el sol intentaba en vano dibujarse en el horizonte que emergía en su ocaso. La mañana alegre, rota de balidos… ¡bee! ¡bee!.. Tras del corral, persiguiéndose una tras otra por el pedregal, mientras las chitas terminaban de tomar de las tetas flacas de la madre ….. ¡bbbeeeee!...¡bbbeeeeee!..
Con el trajín monótono. Correr tras las ovejas. Cantar bajo la sombra fría de las willkanas . Gritar el mismo eco de las caricias tibias de la media mañana.
Gaudencia, niña pastorcita de mejillas acolchadas por el frió, diviso a la tarde y a lo lejos una hermosa vicuña que solitaria se acercaba, triste y prevenida , entonando su silbido bajito, bajito; bajo el remanso de la corriente de puqruna.

Añachallawsy anachallawsy
Wikuñachapa chakichayuq kayman;
Wikuñachapa chukchachayuq kayman
¡Wikuñachapa chakichanwan! Saruspayqa
Llaqtaytach brinkaruyman
Tayta mamay waturikuq;
Wikuñachapa chukchachanwan chukcharukuspayqa
Sumaq sumaq niñachach kayman.

Entonces fue que Notario vocifero su ladrido agrio , avinagrado y monocorde . Si. El, notario el chiquito animalito, que brincaba chapito y tierno, él, el amigo, guardián, compañero de las hermanitas rodeadas de puna y soledad.
Pensaron en el sol que brincaba lento en el Mollepata tutelar, anunciando una noche como ninguna: fría y agónica.
- ¡Upallay qanra siti allqu! - grito Jesusa con su voz taladrante y bulliciosa al aullido hiriente de Notariucha que parloteaba con la vicuñita.
Gaudencia lastimada por el recuerdo del hogar deja escapar su llanto.
- Imamanta waqachkanky, qawdicha?
- Mamaytawan papaytam yuyariruni
- Upallayñaya gawdincita ripusunñam llaqtanchikman.
- Ari simanachallañam michiykusun
- Upallayña, chinlacha.

Mientras las hermanas abrigan el llanto de la niña, se oye en el silencio un disparo friolento de brisa helada que acuchilla el cuerpo tierno de las pastorcitas. Rápidas, sus miradas observan las cabezas erguidas de sus ovejas que se aprietan asustadas. La vicuña había desaparecido. Y Notario husmeaba el silencio apuñalado.
Recordaron que corrieron tras sus ovejas, mientras aturdidas veían crecer el imperio de los señores de la noche al son de los Lejles que dejaban escapar sus últimos cantos.
Llegaron, con la rapidez que permite el temor, a ampararse en la choza. Las pastadas fueron acorraladas con agilidad y con prisa colocaron a la puerta manchachis, plásticos cruzados desde el travesaño.
Juana dentro de la choza, destrozo leña para calentar en la tullpa la olla de barro que aun tenia moroncito, con unas cuantas papitas, mientras Gaudencia aprovechaba el fuego para calentar su débil cuerpecito friolento.
La reunión de esa noche era la mas triste y la mas callada comparada a la de otras vísperas. Terminaron de cenar bajo la boca abrigadora del fogón y tendieron sus pellejos ; Notario, por su parte , preparaba su perra noche bajo el rincón del batan.
De pronto, rabias entrecortadas matan el silencio de la puna.
El pleito de las almas aceraba amenazante la puerta de la choza. Se escucho con mucha claridad gritos. Golpes. Patadas. ¡Pum!.....¡Pummmm!..¡Pummmmm!...
¡Qaaaaarrrrrrrr! ¡Qarqatrqarqar!.....¡Qaaaaarrrrrrrr! ¡Qarqarqarqarqar!........
De pronto alguien arrojo su dolor al viento ¡waaaayyyyyyy!..........¡Waaaayyyyy!......

Notario ladraba crispado por el miedo. Nada era su voz frente a los gritos.
Las hermanas se vieron perdidas. A un solo movimiento se descubrieron dentro del jergón, mientras el sudor , lento y tembloroso, recorría sus rostros sobresaltados.

La puerta felizmente no cedió. Los gritos empezaron a desbarrancarse hacia donde guardaban las ovejas. El espanto fue mayor. Largos y extraños ruidos sacudían el agitado temor de nuestras pastoras. Las pastadas se revolcaban de terror sin que ellas pudieran hacer algo.

Jesusa y Juana, pegadas las orejas al silencio - como a una puerta cerrada-, perciben que algo, del otro lado, cogio a uno de los animales. Casi.
Imperceptible es la lucha, que violenta y tenaz decide la suerte de la presa. Los manchachis se agitan. Las ovejas gritan. Y, de pronto, ¡Chammmmmm!.....¡Chammmm!..... Todo cesa.

Gaudicha despierta la mañana y, al lado, Notario husmeante perro de presa y con la cola entre piernas acompaña a las hermanas. Solo hallan el pellejo y el cráneo del animal rodeado de un olor nauseabundo y hondo.
- ¡Jesusacha sapallan uwiqaykita waknarusqa!
¡Si!, ¡Había sido la única oveja de Jesusa!.
Agarraron sus mantas, sacaron las ovejas del corral y emprendieron el largo retorno o ….. ¿la huida?.

¿Acaso la oveja había pagado el destino de Jesusa?...


ORE MALMACEDA, M.
(Maroma)
Ayacucho - Perú

Texto agregado el 21-07-2005, y leído por 139 visitantes. (0 votos)


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