Pase mi mano sobre tus labios sin sentir tu aliento, apoyé mi cabeza sobre tu pecho y no logré oír tus latidos. La incertidumbre que siento solo tu puedes aclararla. Ahora dime amante mío ¿cual fue la noche en la que la vida se alejó de ti? ¿Por qué te encuentro cada noche en mi cama, sediento de placer? Solo tú calmas mi sufrimiento y eso lo sabes. ¡Espíritu que acudes a mi llamada respóndeme! Sombra de mi alma acógeme en tu seno, tu voz cautiva mis sentimientos, si he de vivir que sea con tigo pues así no se romperá el sueño. Se que anoche aguardaste a mi vera, sentí tus caricias en el rostro, tu pálido rostro es mi luz de cada día. Rogarte puedo noche y día, suplicarte debo día a día, no me dejes sola voz viviente. Sin ti siento un temor profundo, que me entristece, me entristece y me ahoga en lo profundo. Cuantas veces he de llorar por ti, ¿quieres que muera en un mar de lágrimas? Si no acudes a mí me habrás perdido y la magia que nos envuelve se romperá para siempre. Llegaste a mí mientras dormía ahora tu me privaste del sueño. Me gustaría mirarte a los ojos una vez más, sentir como se detiene mi corazón y como tu alma se abraza a la mía. Gozar de la armonía de tu encanto, brillar noche y día hasta el fin de nuestra existencia. Si me susurrases en silencio te oiría y si me escribieses un poema invisible lo leería, simplemente haz de intentarlo y aun sabiendo que puede ser imposible lograrlo. Te amo y solo espero que la fría daga que portas se clave en mí.