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Desde que vi a Javier lo amé con todo mi corazón. Él aún no sabía sonreír, pero me miraba con unos ojos enigmáticos, que atrapaban. Su pelo castaño, tan suave al tacto, era idéntico al mío y tenía un lunar, al igual que yo, en la ceja izquierda. Javier fue mi luz, mi salvación, mi tesoro. Ahora resulta extraño pensar que antes de conocerlo lo había odiado con toda mi alma, desde adentro para afuera…

Conocí a Davo una noche en un antro de moda. Yo me sentía deslumbrante con mi largo cabello recogido; me enorgullecía de mi esbelta figura resaltada por una falda azul cortita. Sentía que me miraban, y yo estaba feliz de ser mirada. Era como si la noche se tragara al universo y no quedara nada más que suspiros en el aire, polvo mágico en las paredes. Estaba con unas amigas, pero sin darme cuenta ya me había perdido de ellas y así, sola, baile como si la noche me perteneciera únicamente a mí.

Llegó Davo y me invitó una copa. Se presentó diciendo que trabajaba en una compañía de publicidad. Era buen mozo, con ojos verdes y sonrisa pícara. Al instante me gustó; no sé, había algo en la forma en que pronunciaba las palabras que hacía que saltara más rápido mi corazón. Buena química.

Platicamos un rato; el tiempo se paseaba sin dueño y la luna nos observaba mientras Davo me invitaba copa tras copa. Primero unos martínis, luego un par de cubas y al final tequila seco. Yo tragaba como si no hubiera mañana… y quizá no había.
Sabes, eres realmente preciosa, decía él. No sabes lo que dices, yo coqueteaba. Eres realmente encantadora, él repetía. Que te la crea tu mamá, reía yo. Hace rato que no me gustaba tanto alguien, sonreía él.

Yo reía tras cada cosa que decía, sin realmente saber por qué excepto que la noche era diversión y que la inocencia se deslizaba de mí. Ya casi no podía pararme derecha y cuando Davo ofreció llevarme a algún otro lado, yo accedí sin pensarlo dos veces. Él traía un Camaro rojo del año dos mil y sus asientos me cayeron como nubes en el cielo. Ahí sentada, sin decir palabra alguna, sólo observaba la mezcla de luces desapareciendo, el fulgor de la ciudad, mientras que dejaba que la frescura del aire me acariciara vorazmente. Era como algo nuevo, la primera vez que me dejaba secuestrar por un extraño con mi consentimiento.

No sé hasta dónde fuimos, las calles eran más oscuras y las sombras consumían las banquetas. Seguí a Davo, agarrándome de su camisa para no perder el equilibrio totalmente, y él me llevó cuesta arriba a través de unas escaleras viejas y desgastadas. Aquí era. Lo recuerdo tan bien. Cuando abrió la puerta del departamento cinco, vislumbré un espacio bastante acogedor pero distinto, desconocido, con aromas que jamás había tocado. La puerta daba directamente a la sala, a un sofá azul con uno de esos asientos que desde lejos dan la impresión de que son cómodos y una televisión enfrente. Pensé que era encantadora la forma en la que nada combinaba. Sin embargo, al dar el primer paso dentro de aquel departamento, sentí una ráfaga de miedo que fue más fuerte que cualquier otra sensación en mi cuerpo. Talvez fue la razón dentro de mí, la conciencia fuerte y todavía lúcida.

Davo me agarró de la mano, me llevo hacia el sofá. Me acostó mientras me besaba el cuello y se ponía encima de mí. Me acariciaba dócilmente y de repente me besaba en la boca, bien suave y sutil. Yo le regresaba los besos con más voracidad, con más energía y pasión. Ya no sentía nada. Quería sentir más allá de mi cuerpo entumecido y mis pensamientos nublados. Quería respirar y vivir, para volver a nacer. Davo bajó su mano, empezó a acariciar partes que me hacían temblar y yo sólo dejaba pequeños gemidos salir de mi boca. Se desabrochó los pantalones y se quitó los calzones. Mis ojos desorbitados se abrieron grandes de repente. Espera, le dije. ¿Qué haces? Era demasiado para el momento, para el chico lindo de ojos verdes, ya sin nombre; para el departamento sucio y pequeño, completamente desconocido; para la noche que se había alargado más de lo pensado, que se volvía eterno. Sabes que lo quieres, dijo él. No. No. ¡No! ¡No! No te hagas de rogar preciosa, repetía él. ¡Por favor! Mis gemidos. ¡Puta! Lo deseas tanto como yo.

Espera… soy virgen.

Silencio.

Después me tomó por la fuerza.

Recuerdo que lloré tanto esa noche. El alcohol ya se me había bajado y mi mente estaba tan despejada como una laguna cristalina. Sólo eran los sentimientos los que asesinaban. Yo quería asesinar. Lloraba como si fuera la primera vez que lloraba, como si hubiera muerto dolorosamente y nadie se acordara de mi nombre. Sobre todo, me sentía culpable. Yo había accedido a ir con él, lo había besado, lo había acariciado. Al final había dicho que “no”, y eso era importante. Lloraba porque ya no era la misma; se supone que era una noche mágica, no historia sucia en la que yo era la protagonista.

Jamás volví a ver a Davo, no directamente. Cuando nació Javier, por alguna suerte de la providencia, volví a sentir mi inocencia y empezó a brotar amor nuevamente. Sólo nueve meses después pude sonreír como si no hubieran pasos pisando mis sombras, la primera sonrisa libre. Veo a Davo todos los días cuando miro en el rostro de mi hijo, pero ya no siento odio. A pesar de que soy muy joven y no tengo estudios, puedo salir adelante porque el camino que piso está iluminado y los piecitos que me siguen ya no se caen cuando me buscan.

Realmente creo que merezco poder despertar y olvidar con el sol y la mañana. Creo que puedo obtener cosas buenas todavía; aunque hay que hay dolor, arrepentimiento, también existe felicidad.

Ya no tengo tantas pesadillas en las noches, pero cuando despierto, sólo a veces, todavía me siento sucia.

Texto agregado el 23-07-2005, y leído por 202 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
15-08-2005 Buena historia ***** duckfeet
14-08-2005 Ouch, me dolió muchisimo.... primero me llevaste entre confusión a ver a una pareja buscando un rato placentero... luego conciencia.... luego actos, luego consecuencias..... es dolorosamente lindo...... mis *'s ichtus
25-07-2005 wow...senti tan...como decirlo es algo que pasa muchas veces no??...me imagine la historia...es muy fuerte y tierna a la vez...de hecho el realismo es uno de mis fuertes y es algo que me encanta, me dejo muy impresionada tu historia es como puedes ver, como puedes confiar en alguien y luego te dan puñaladas en la espalda!! es algo que sucede muy a menudo...de verdad mis 5 * para ti excelente!!! =) lost_princess
25-07-2005 Muy buen texto tanto en lo formal como en lo temático. felicitaciones. peinpot
24-07-2005 me pareció muy bueno, la verdad que está lindo y duro a la vez, la crueldad puede traernos esperanza, eso es lo que nos das a entender, y ciertos párrafos me han encantado---como el de los piecitos que te siguen, t seguiré leyendo, 1abrazo, y gracias por recomendarmelo,es normal q t sientas orgullosa de él, pues consigues transmitir la sensibilidad como si la historia fuese real, muy bueno, mis * chikara
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