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LA PATINETA

Lorena se despertó ese sábado por la mañana con el sonido de los pájaros que revoloteaban sin cesar. Se levantó de la cama justo a las seis y se asomó por la ventana. Con un movimiento circular, limpió con la mano la humedad impregnada en el cristal. Desde allí, Lorena puede mirar el jardín de su casa bañado con las gotas de roció, todo lo largo y ancho de la calle y, hacia la izquierda, justo al final, la casa de Julio.

Ella es una chava de quince años, de espíritu intrépido y rebelde. U poco soñadora y enamorada del amor. Su figura es llamativa, su cabello es largo y rizado de color castaño claro. Siempre, aunque el clima no sea el ideal, ella sale a patinar. Ese sábado se enfundó en sus jeans preferidos, que ya se encuentran algo luidos. Justo por debajo de la pompa, ya se les ha formado una rajada, pero eso a ella no le importa. Se puso la sudadera enorme de su padre, se miró frente al espejo y se quedó conforme con esa imagen despreocupada. Por último, tomó su walkman y no le pudo faltar su casete de Hello, de Lionel Richie y el tema de la película de Flash dance.

Sus patines de bota de ante color miel, son su mayor tesoro. Los cuida, los engrasa y, por suerte, nunca les ha pasado nada. Haciendo un nudo con las agujetas, los amarró y, al instante, se los colgó del hombro. De puntitas caminó por el corredor para poder escapar sin que nadie la escuchara y, así, tener mas tiempo para patinar y regresar a las diez de la mañana. Esa es la hora en que sus padres y sus hermanos se levantan para desayunar.
Cuando Lorena salió ese sábado de su casa, se montó en sus patines, se acomodó los audífonos de su walkman y encendió su música: Así ataviada, se introdujo en su mundo.

El mundo de Lorena es el refugio en el que ella puede soñar. Es el sueño que la aleja de la realidad, en donde es la protagonista de una historia en donde el personaje puede volar en libertad. Es a donde le gusta escapar. Allí se refugia cuando se encuentra triste y tiene ganas de llorar o cuando está contenta y quiere correr y saltar. Es el mundo de una niña que poco a poco se convierte en mujer...

El silencio de la mañana se rompe con el sonido que producen las ruedas de sus patines al deslizarse sobre el adoquín. Todo aquel que se encuentra despierto a esa hora, sabe que es Lorena que se escapa a toda velocidad.
Al fondo de la calle inicia la avenida, donde el pavimento es más liso y facilita mas el placentero ejercicio. A todo lo largo, de frente a las casas, hay un cerro tupido de árboles y que en época de lluvia, enverdece el paisaje.
En el walkman comenzó a sonar “Running With the Night” de Lionel Richie. Conforme Lorena la escucha, comienza a calentar y acelera a todo lo que da. Cuando termina esa canción, cambia de casete y con la canción de “She is a Maniac” de la película Flash Dance, se inspira y le gusta soñar que es la protagonista de una historia de patinaje sobre ruedas.

Justo enfrente de la casa de Julio, hay un gran tope y es allí donde se pone a practicar. Cambia de casete y con la canción “Your my Angel”, se dispone a tomar vuelo y a subir cuesta arriba la calle. Cuando ha llegado arriba, se prepara y se lanza. A veces, zigzaguea al ritmo de la música y le gusta abrir los brazos para sentir cómo el viento acaricia su cara. Cuando llega al final de la bajada, salta el tope y remata con una pirueta. Es en ese instante en el que Julio se pone a observar. Ella percibe su presencia, escondido detrás del cristal. Es temprano aun y Julio se despertó al escuchar el sonido de los patines de Lorena. La inquietud al saber de su presencia enfrente de su casa, hace que Julio no pueda evitar la tentación de mirar a través del ventanal. Le gusta observar cómo el viento juega con el cabello de Lorena cuando ella baja por la calle a toda velocidad. El corazón se le acelera al percibir su mirada que, de reojo, se cruza con la suya, tímida y escondida detrás de la cortina.

Cuando Lorena se cansa de patinar y ya le falta poco para volver, se desliza hasta encontrar la parte más baja de la barda que separa al cerro de la avenida. Allí se sienta y se descalza. Amarra sus patines y los cuelga de su hombro. Cuando termina, se levanta y se sube y le gusta caminar a la orilla, sentir la piedra helada en las plantas de sus pies, mirar el paisaje y respirar el olor a hierba bañada de roció. Todo esto aumenta el placer de escuchar en su aparato de música la canción “Stuck on you”.

Cuando ha llegado a la parte más alta, justo enfrente de la casa de Julio, se sienta a descansar. Mira a su alrededor y a esa hora no hay nadie, solo ella, los pájaros y los perros. A veces, cuando la mañana está soleada y el cielo despejado, se recuesta y se pone a observar. Le gusta sentir que es parte de esa inmensidad y se siente tan pequeña pero, al mismo tiempo, en libertad.
En ese momento se escucha Hello que es su canción preferida. Al ritmo de esta melodía sueña que Julio, su amor secreto, se la dedica mientras la mira a través de su ventana. Recostada sobre la barda, siente la presencia cálida de Julio. Abre los ojos y su mirada se refleja en la de él. Lorena se sonroja al sentirlo tan cerca. El se aproxima un poco más y ella lo mira fijamente a los ojos y le ofrece una hermosa sonrisa. Julio no puede resistir la mirada de Lorena y la besa en los labios al momento de tomarla entre sus brazos, se unen en un beso tierno, una caricia para el alma y su corazón...

La canción deja de sonar y el silencio interrumpido por el sonido de los pájaros, hizo que Lorena abriera los ojos. Un vacío se apoderó de ella al despertar. Son las diez de la mañana y, para Lorena, el tiempo se acabó: es hora de regresar. De camino, ya cansada, su paso es mas lento. Este es el momento en que le gusta escuchar “My Love”.

- ¡Ey! ¡Patineta! – escuchó una voz que le grito del otro lado de la calle.

La voz se le hizo familiar y comenzó a sentir que el corazón se le salía.
Al momento en que Lorena se acercó, Julio la recorrió con la vista y no pudo ocultar la atracción que sentía por ella. Las miradas se entrelazaron uniendo sus corazones. Ya no pueden escapar y lo que sienten el uno por el otro no lo pueden ocultar.

Julio se acercó tiernamente al momento de tomarla de las manos.
- Hola – dijo Julio, poniéndose de frente.
- Hola – fue lo único que respondió Lorena mirándolo a los ojos mientras le ofrendaba una coqueta sonrisa.

Es un sueño pensó Lorena al momento de sentir que el corazón se le salía. Julio la miró fijamente a los ojos y, luego, despejó a Lorena de los cabellos que caían despeinados sobre la mitad de su rostro. Lo hizo con ternura infinita, con un cariño inmenso que no contradecían sus otros gestos. En ese momento, Julio inclinó ligeramente su cabeza y besó los labios de Lorena con sus ojos cerrados. Los de Lorena permanecieron por un instante bien abiertos y, luego, los cerro confiada de que esto no era un sueño.

El fin de semana terminó y Lorena espera ansiosa a que el sábado llegue otra vez. Los días pasan y cada sábado Lorena no puede faltar. Es una cita formal, haga lluvia frío o calor, ella siempre sale a patinar, a soñar y a encontrarse con su primer amor.

Pasaron cuatro años hasta el día que se casó. Ese día muy temprano, Lorena salió y se puso a recorrer cada lugar donde ella solía patinar. Acompañada de su música, con la canción “My Love” se despidió de cada instante, de cada momento, de su mundo, de su ilusión y de su primer amor.
Comenzó a extrañar y la nostalgia invadió todo su ser. Y, junto a sus recuerdos, dejo atrás a aquella niña para convertirse en mujer y, a partir de mañana, una nueva vida comenzó.

Ya han pasado varios años. A veces, cuando Lorena se encuentra triste o en soledad, suele evocar aquel tiempo de prodigiosas e ingenuas ilusiones. Se atreve a pensar en la posibilidad de regresar el tiempo, e imaginar que esto fuera posible. Querría volver a ser La patineta, esa niña con su mundo de ilusiones. Volver a tener ese refugio donde solía soñar, que la hacía sentir segura y un poquito alejada de la realidad, y se pregunta, ¿Porqué con el tiempo y con la edad todo eso se nos va sin retorno?. Sólo queda recordar. Y hacerlo, es volver a vivir y soñar...

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Texto agregado el 20-09-2003, y leído por 2854 visitantes. (17 votos)


Lectores Opinan
21-10-2006 De verdad te mereces un diez por narrar las ilusiones juveniles con esa sencillez que cautiva. Pero además nos transportas en el tiempo... ¿Por qué ya no escribes más? Mis 5 estrellas. Superentrevista
18-08-2006 "Hello, is it me youre looking for..."... me pareció oír a Ritchie mientras leía tu cuento. Buen texto. mosco
05-05-2006 ¡qué creativa!... de repente me sentí identificada con la patineta... Bien hecho... velo
17-02-2006 jeje magnifica la historia, pero me dejo pensando en la chavita de 15 escuchando a lionel ritchie y musica de flash dance...pero obvio sos vos... me encantaron tus memorias. EnOff
22-11-2005 Está padrísimo tu cuento, me parece que estaba ahí y yo era Julío metiche
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