Bien sabe Dios y yo que la idea no me gusta, pero esto es un cumplido que debo hacer, llegó la edad en que debo servir a la patria y que mejor que aprendiendo las destrezas de un soldado.

(Consuelo)
No es tanto tiempo, probablemente un año.

Muchos de mis amigos sueñan con seguir las “artes” de la milicia ya que con esto pretenden ayudar a sus familias, más que mal es la única opción acá tan lejos del mundo urbano, donde las alternativas para surgir son pocas.

Mi hermano me mira y sonríe, nos vamos juntos al servicio militar pues salimos del mismo útero materno con solo algunos minutos de diferencia.

Mis maletas están listas, llevo lo necesario, útiles de aseo y solo alguna ropa; es de esperar que lleve puesto diariamente ese uniforme de distintas tonalidades verde; con esto basta estaré bien.

Mi hermano es el primero en salir, nos despedimos de nuestra familia, mis demás hermanos sonríen, disimulando la tristeza de nuestra lejanía.

Es solo un tiempo, todos los muchachos cumplen esta tarea.

El viaje es corto y con mi hermano nos reímos mucho, siempre hemos sido alegres y tuvimos muchos problemas por lo mismo.

(Tiempo)

No me ha desagradado del todo este oficio, he aprendido mucho. Lo que más me gusta es cantar, hasta gané un premio, fui el mejor de todos. Hice muchos amigos y conocí muchas historias, creo que de alguna manera me he acercado mas a Dios y a mi hermano.

Este es el último día pues ya cumplimos un año de servicio, por fin volveré a casa; estaré todos los días de la semana con mi familia. Jugaré con mi hermana pequeña y con su pelito como siempre y a mi madre la besaré todos los días.

Se me comunicó junto a mi hermano que uno de los dos se debe quedar un tiempo más, creo que no les gusto mucho la idea de tener un soldado “cantor”, así que me quedaré para cumplir la última “misión”, como todo un soldado, una campaña en el Volcán Antuco. Mi hermano regresa por fin a casa y junto a el van mis saludos y muchos besos.

Al llegar me encuentro con un manto blanco infinito, el frío es moderado, creo que me tiene algo deparado. Miro al cielo; está mas azul que nunca, tanto que si lo miro demasiado alcanzo a ver su profundidad, se que Dios esta mirándome y lo amo.

(Sueños)

Han pasado unos días y todo sigue igual, mañana a primera hora realizaremos ejercicios de campaña en la zona del volcán, luego regresare “por fin” a casa.

Alguien dice que no es recomendable salir, es peligroso. Sin embargo hay una voz más fuerte que se hace escuchar, la capacidad de hacerse obedecer la tiene él con toda seguridad y se nos ordena partir. De las tres compañías nosotros somos lo inexpertos, pues no tenemos especialización en la montaña, y los segundos en salir. Los que debían salir primero no lo hicieron, pues fueron mas sensatos y condenados por desobediencia a la autoridad; la misma voz fuerte y ronca se hace escuchar nuevamente gritando “COBARDES” .

Es increíble como un par de nubes que deambulaban solitarias ya han cubierto el cielo.

La caminata es larga y sobre las cabezas y los hombros de mis compañeros se ven algunas plumillas blancas que caen de cielo como un regalo, hace tiempo que no veía nieve, es linda y sutil, hace caricias cuando cae.

(Colapso) ...

El viento ya no se soporta.
Que pasa?
Todo esta blanco, no veo nada, solo escucho la voz de mi sargento gritando, pero no identifico donde esta. A penas veo mis manos. Los zapatos están mojados y la ropa no me abriga, el frío es insoportable.

Frío mojigato; ahora me entrega su regalo.

Nadie sigue a nadie, parecemos hormigas desorientadas, “hacia delante” dice el sargento yo debo seguirlo pues el sabe todo y confió plenamente en él.

Donde nos fuimos a meter?
el agua me llega a la cintura,
el río estaba en silencio o este viento malo es el que acallaba su voz?

(Ya tampoco se escuchaba la mía cantando).

No se donde ir, tengo mucho miedo, no se ve nada, solo se escucha a mis compañeros pedir auxilio. Les tomo la mano y como puedo los desentierro de la impúdica nieve. Esta pesadilla no termina.

El frío me adormece entero, mis manos están mas blancas que nunca y la música mortífera de mis dientes no me dejan en paz.
La pena invade mi mente y mi corazón tanto que no me deja respirar.

(Lapso)

No se cuantas horas habrán pasado pero ya no puedo mas, no siento mi cuerpo, la nieve me acoge en su regazo infernal y no me deja salir. El sueño acaricia mi cara, me besa la frente ya casi no puedo pensar, poco a poco se apodera de mi, me invade descaradamente, se posa sobre mi cuerpo.

(Inconciencia)

Mi hermano, mi madre, el pelo de mi hermanita, mi familia. Siento que el sueño me llevará a ver a Dios; sin embargo ya no tengo miedo.
Señor olvidemos todo, empecemos de nuevo, no quiero deberte nada, estar en paz y saldada mi deuda contigo, bendice a mi hermano par y a los demás, a mi padre dale fortaleza y a mi madre consuelo.


A todos los soldados caídos en Antuco

CHILE