Sr. Juan Carlos Lopez, editor de la versión web del diario El Comercio


Permítaseme hacer una crítica a la nota de prensa efectuada por el señor periodista Hidalgo que aparece en la página web del diario en la categoría denominada "Contracorriente" bajo el título
de "Atrapada por su personaje" con fecha Jueves 16 de Agosto.

Grande fue mi sopresa cuando ví que una nota de este tipo, explicaré mis razones luego, pueda gozar del noble derecho de poder aparecer en un medio tannotable y prestigioso como El Comercio. Mucho más grande aún e indignante fue cuando leí que dicha nota aparece además en la edición impresa de tan importante medio. Desconozco de otros detalles acerca de la nota en su edición impresa, pues no la poseo en estos instantes, pero supondré que dicho texto aparece catalogado en forma clara y visible como uno de opinión o de crónica personal.

De ser así, veo, entonces, un enorme aviso que acompaña a la mencionada nota donde lógicamente el autor puede atribuirse asimismo el privilegio de dar su parecer, manifestar su punto de vista, a su regalada gana como si se tratara, no de un periodista escolar jugando a ser un reconocido escritor, por lo demás, portador absoluto de una verdad universal, sino mas bien, de algún gran escritor capaz de poder dirigirse a su enorme público, el mismo que lo aplaude y se satisface con la sabiduría y genialidad de sus enseñanzas y percepciones, como lo son la mayoría de notables escritores de opinión del diario El Comercio.

Lo cierto es que en su versión web, la nota se muestra desprovista de categoría explícita alguna. No se nombra por ningún lado ni en la forma en que debería de haberse hecho para evitarle, de ese modo, ambiguedades al respetado lector. Por lo tanto se asume que es una nota objetiva cuya finalidad es informarnos del acontecer cultural artístico, en este caso el cine.

Se observa una especie de ensayo. Muestra también una entrevista. Juega con imágenes literarias, luego regresa a la entrevista y posteriormente presenta la ficha de obra y autor. Utiliza, creo, una forma interesante de presentar los elementos con que se puede embellecer literatura y periodismo.

Sin embargo, el autor, en su nota, jamás, en ningún momento, abandona la subjetividad personal con que atropella. En forma casi fanática nos grita su posición ideológica política que resulta obvia. Persiste y persiste como si fuera una fuerte paranoia que le azota llegando incluso a incomodar a la directora Perry durante la entrevista que le hace, a juzgar por lo transcripción.

La subjetividad del autor, cuyo rostro no se porqué relaciono inmediatamente al de algún imberbe jovencito idealista, quizá de un practicante fanático e iluso, como muchísimos párvulos que se reclutan voluntariamente, con singular docilidad, a la norma impuesta caprichosamente por la moda sociológica, que, algunas veces, propone falsas posturas de democracia y modalidades esclavizantes, señalaba así el discurso barthesiano, subjetividad del autor que no hace sino acusar, increíblemente, la falta de objetividad de Perry en su película.

El redactor se escandaliza por encontrar a una Perry desconocedora del discurso reinante en nuestro país y quizá demasiado benévola y neutral con respecto a nuestro ex mandatario. Como si ella estuviera en la obligación de tener que optar por una posición al respecto. Como si estuviera ella obligada a satisfacerlo en hacer un guión acorde a las ideas de éste. Más aún como si ella estuviera sentenciada a no poder optar por una posición contraria.

Al margen de defender a Perry por su "benevolencia" y/o de acusar al redactor por su insensata e irresponsable nota, cargada de bruta necedad, poco sentido de lo profesional y miopía intelectual, insisto en manterme en la neutra e inicial posición de responsabilizar al diario El Comercio. Para ser más concreto, al editor de su área web, o sea a usted, por permitir una nota así en el sitio web del laureado e histórico diario.

Lo más grave, es que notas de este tipo son cada vez más frecuentes en diversos diarios y demás medios caracterizados por su bruta e imponente necedad.

Por eso, señor editor le exijo por favor, aconsejar que, dicha nota, el autor la puede leer, sea en el closet de su dormitorio, o para sus amigos y familiares, qué se yo, en alguna probable reunión de fin de semana o donde diablos se le ocurra. Pero no hacerla aparecer en tan trascendental medio a cargo suyo.

Suelo preocuparme, como comunicador social que soy, por el quehacer ético y profesional de los medios masivos, de sus contenidos y temáticas, del bienestar de la gente que lee, y en favor de ella, evitarle la amargura que se puede sentir al encontrarse con una nota como esta sin previo aviso al indagar por los parajes de la web.

Saludos cordiales,
Hernán H. Ochoa C.
humbher3@yahoo.com