La luenga es aquel músculo blando que se deposita al interior de nuestra cavidad bucal y sirve como espátula para barrer con todo aquello que entra o sale de ella.

Sus paredes son rugosas, latigudas, adhesivas. A veces actúa como una larga alfombra roja, antesala a la digestión; en otras ocasiones lo hace como una verdadera palanca para impulsar la salida de la voz. La luenga en definitiva es un clásico.

Me acuerdo de aquel texto de biología que hablaba de la luenga y de su capacidad de acanalarla, producto de una enzima. Sólo algunos tienen esa propiedad...¡qué curioso!

Hay algunos mal hablados que abusan de la luenga, otros innombrables que la usan en otros fines (también innombrables). En fin, esté donde esté siempre será un clásico.

Recuerdo como si fuera hoy cuando jugábamos a decir trabaluengas.

"Dábale arroz a la zorra el abad.".
¡Qué triste estás, Tristán, con tan tétrica trama teatral! jaja...

Me divertía tardes enteras practicando y jugando. Incluso la misma luenga se transformaba de por sí en un trabaluenga, al repetirla rápida y reiteradamente. Así es como decidí incluirla a mi enciclopedia trabaluenguística junto con otras palabras como "monja", "vonhue", "topo", etc. La idea es repetirlas rápidamente para poner a prueba la luenga, o sino no tenía gracia.

Por culpa de este jueguito es que no me he podido sacar de encima esta maldita muletilla. Digo lengua cuando en verdad quiero decir luenga. Creo que necesito urgente un sicólogo especialista en corrección del luengaje.