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Antes de terminar el juego, Miguel se preguntó temeroso por la desidia que lo conducía a perder de una manera tan deshonrosa. En vano asimilaba las respuestas pues su poca capacidad para resolver enigmas lo hacia aceptar cualquier cantidad de barbaridades. En aquella ocasión, de tantas en las que sus derrotas lo llenaban de vergüenza, se acercó a él una mujer que lo observaba de lejos mientras dibujaba sobre el lienzo un paisaje postmoderno, Juana se hacia llamar. Era una joven atleta, de aquellas rarezas conmovedoras que combinan el misticismo con el materialismo de la apariencia. El cabello suelto, negro azabache, los ojos tan oscuros como impenetrables, las facciones finas escondidas tras un mechón de pelo que llegaba hasta el mentón, y que dibujaba en su rostro alguna perversidad angelical.

Miguel, perdido en las divagaciones absurdas en las que se había imbuido, cayó de narices al no observar uno de los obstáculos que se interponían entre él y la meta, Juana se acercó con decisión y lo levantó del brazo derecho, tomándolo con su mano izquierda.

Cual es el problema con perder?- pregunto Juana, una vez se hallaban sentados en una de las bancas aledañas a la pista.

El problema es...- se detuvo indeciso- que me gustaría ganar, así de sencillo.

Por que te gustaría ganar, por que te parece una respuesta sencilla? -pregunto ella, retirando el mechón de sus ojos.

Pues... volvió a dudar... es evidente que ganar es el sentido de competir, el animo de quien compite es siempre ser el mejor. Esa es la razón por la que me gustaría ganar, para saber que soy el mejor. Y como es evidente que eso me haría feliz, por eso creo que es sencilla la respuesta

Pero no entiendo cual es la relación entre ser el mejor y ganar, quisiera entender por qué necesitas ganar para ser el mejor- Juana se había inclinado ante Miguel y comenzaba a curar el raspón que obtuvo por la caída anterior. Aun sin comprender bien, Miguel la miraba con escepticismo y meditaba sobre la respuesta a dar.

-Quien gana demuestra que es el mejor en lo que esta haciendo, el mejor atleta debe ganar en sus competencia para demostrar que nadie lo puede superar, sino jamás podría ser considerado como tal.- Dijo miguel con un aire de superioridad que le elevaba mas allá de la filosofía de juegos o de la metafísica de los mismos.

Pero, según esto que me has enseñado, la expresión “ser el mejor” no tiene sentido si no es una construcción compartida, es decir quien quiera ser el mejor deberá demostrarlo, pues es la única forma en que encuentra reconocimiento y, como tal, se asume que para ser el mejor basta con sobreponerse a los otros que intentan el mismo reconocimiento y reafirmar una convicción particular acerca de ser el mejor, a la cual no se le adhiere un titulo sino es con el previo consentimiento de una comunidad. - Juana, como se hacia llamar, había pronunciado estas palabras casi sin respirar, y en el ahogo final dejo escapar una inspiración profunda.

Me siento un poco confundido, por que no me explicas a que quieres llegar?- Preguntó Miguel fastidiado por el aroma incierto de una confesión indeseada.

Solo quiero entender el porque de un comportamiento tan irracional digo aquel que se ha impuesto con propiedad, pues entiendo que esto nos ha llenado de razones para querer competir hasta sangrar, dado que la individualidad en la que nos reconocemos se ha hecho absurda en un mundo donde ya somos mas que uno. Pero es un absurdo incontenible por que queda en el aire un sabor impertinente, una dicha pasajera .-Hubo un silencio meditativo. No te preocupes que ahora lo he comprendido y en la clase de filosofía para principiantes tengo una charla para dar.- Concluyó, sonriendo amablemente, terminando de vendar la rodilla de Miguel y recogiendo el lienzo aun sin terminar.

Miguel estaba estupefacto, inamovible, miraba al horizonte lejano, sin darse cuenta de aquella mujer que en frente le entregaba la mano para despedirse. De repente y sin moverse Miguel pronuncio aquello que le pareció la frase mas inteligente de su vida, la sabiduría que había estado esperando por años.

Es decir, que lo importante no es ganar... lo importante es hacer perder al otro.

Texto agregado el 25-08-2005, y leído por 821 visitantes. (0 votos)


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