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La historia comienza mucho antes de nuestras vidas, pero aun se mantiene e inunda todo nuestro transcurrir mundano. En el principio de los tiempos -vale decir que no puede haber tal principio pues comenzar indica un pasar, pero un pasar solo ocurre en la dimensión temporal y por ende para que pasara o iniciara ya de por si debería haber tiempo- Dios, maestro artífice de existencias sin sentido, nos aventó a la experiencia de la felicidad. Conformó seres a su imagen y semejanza y los ubicó en lo que llamamos el Paraíso, que no es mas que un lugar placentero en donde la naturaleza convivía armónicamente y en donde el hombre reinaba, más sobre él reinaba el poder de Dios. Pero Dios que no cesaba en su intención infinitamente misericordiosa de compartir su gracia con su propio desprendimiento de seres y aplicando tal pasión filantrópica por la creación, formó una legión de guardianes de su reino infinito y los coronó con el don de la cercanía a su perfección, estos convirtieronse en los guerreros del cielo que lucharon en la primera batalla y están llamados a luchar en la segunda, la correspondencia temporal de la creación de hombres y Ángeles no es merecedora de un delimitación entre primeros y segundos, pues ante el evidente absurdo del tiempo divino, por lo menos para el entendimiento humano, quine haya sido creado primero y quien después es simplemente trivial. Esta legión de seres alados –cuestión categórica por la que suelen ser considerados de un nivel superior a los hombres- aplicaba en si misma una jerarquización correspondiente a niveles de cercanía a Dios, siendo los serafines los mas allegados. Dicha cercanía se representaba en niveles de perfección los cuales a su vez corresponden en primer termino a la libertad y a la voluntad, en cuanto Dios es infinitamente libre y de infinita voluntad. Se dice popularmente que Lucifer era de todos los Ángeles el mas próximo a Dios y por tanto el mas propenso a la rebelión. A este ángel se le atribuyen varios pecados por los cuales se asume el castigo impuesto, pero no existe una certeza absoluta acerca de que fue lo que realmente lo hizo merecedor de la Justicia de Dios. Volviendo al tema de los hombres y los Ángeles, nada suele implicar que en un principio los últimos tuvieran una superioridad, en el sentido de la perfección, sobre los primeros, pues Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza y lo dejo reinar en el paraíso, mientras que los Ángeles no reinaron en ninguna parte y fueron considerados guardianes y mensajeros de Dios, cosa no muy despreciable pero si curiosa en relación con tan amistosa y bondadosa de Dios- hombres. De todas formas es algo contradictorio que Dios hiciese de los Ángeles guardianes y mensajeros cuando Él en toda su omnipotencia pudiese solo desear y cumplir sus pensamientos, cuando solo con su gracia divina puede el disponer del universo, pero Dios manda a sus Ángeles para enfrentarse con el rebelde como si su capacidad solo pueda ser la creación y no la destrucción, como si su infinito amor le impida destruir o dañar o como si un capricho innoble lo hiciese mostrar su poder solo con la fuerza de sus hijos. Una de las justificaciones para este problema teológico, es que Dios no puede destruir o dañar, pues su inmenso amor lo imposibilita para esto, pero he aquí que Dios Castiga a Lucifer, con el peor de los castigos y le hace el peor daño posible: impedirlo de amor, arrebatarle la gracia. Y aun mas tal observación es una oda al cinismo cuando se alega no poder hacer daño ni destruir pero se ordena dañar o destruir por la mano del designio, es tan destructora la mano que destruye como la mente que piensa la destrucción y la voz que ordena la misma. De modo que mas allá de las contradicciones entre la omnipotencia divina y la impotencia para destruir existe una profunda incoherencia histórica entre la acción de Dios y la razón por la que conforma un ejercito. La otra razón es del todo innoble para Dios por lo que se descarta su corresponder en este escrito. Lo que quiero decir es que no existe razón para que Dios nombre a sus hijos mas cercanos guardianes a menos que en SU inmensa sapiencia exista una razón incompresible para nosotros por la cual exista justicia en tal designio, posición que evidentemente escapa a cualquier discusión. La Historia divina nos muestra que ha sido al hombre a quien se le he entregado la plenitud de la dicha y que Dios en una riña de orgullos, entiéndase como un resultado inmnegable de la voluntada y la libertad, con uno de sus Ángeles, el más luminoso, nos arrebató el disfrute y nos abandonó al mandato y maltrato del de sentimientos castrados, a vivir en su reino. Aun cuando antes nos encontrábamos pletóricos de presencias divinas (Dios que habla con Andan en el paraíso, la serpiente en el árbol de la ciencia) ahora nos encontramos desprovistos de toda certeza, por ya no contar con sus presencias, ni la de Dios por no ser dignos de su presencia, ni la del Ángel caído por su macabro plan, pero la razón de esta ausencia sospechosa es necesaria para el dogma y quizás para los propios designios del Creador pues no existe forma distinta de conformar el concepto ilusorio de la Fe: creer en lo que no vemos. Se me tildara de simplista pero recordemos que la simpleza es el mejor camino para resolver los enigmas que parecen ilógicos, quizás y en medio de una tragedia universal todo haya sido producto de un acuerdo: “la condición entre nosotros será que ninguno se deje ver y así veremos la lealtad para con uno o con otro”. Las teorías sobre las razones de la discusión entre padre y Ángel son variadas y no intentare aquí dejar una señalización restringida en este sentido, solo me vasta con decir que la soberbia fue contra el propio creador, pues tal nivel de perfección solo puede ser soberbio con alguien de su mismo grado o mayor y Dios solo pude castigar de la manera mas cruel la mayor de las soberbias que evidentemente es la que se realiza en contra de su infinitud, la rebelión pudo tener un propulsor de la furia angelical en el hombre pero esta se manifestó en contra de Dios y no en contra del Hombre, al hombre lo celó, si al caso, y a Dios reclamó con encono. Evidentemente si lo Ángeles se consideran superiores al hombre es por la misma palabra divina y eterna, por sus alas o por su lejanía material. Lo cierto es que la lucha se dio, entre los propios Ángeles y el Traidor fue vencido y luego castigado, pero en su castigo no fue destruido del todo, solo en su parte angelical, en aquello que lo acercaba a Dios, es decir todo aquello que se desprende del amor y el amor mismo. Fue relegado a un sufrir perpetuo, pues ¿que peor sufrir que no poder amar y por lo tanto no poder ser feliz?.

Luego de la guerra en el Cielo, el universo vivió una “posguerra fría”, una “carrera armamentista” en donde cada uno conforma ejércitos entre los cuales, al final -valga aclarar que tampoco puede existir un final- de los tiempos, caerán con fuerza las espadas y las flechas. Esta Guerra silenciosa se gesta desde el infierno y desde el cielo y se pelea en la tierra, mas exactamente en el alma del hombre, El alma humana es el campo de batalla donde combaten Dios y el Diablo” (Dostoiyewski). Si observamos con detalle lo dicho podemos considerar que no existe razón tal para que despojado de todo don positivo el Engañador haya forjado su propio imperio y pueda competir con el altísimo aun después de su derrota y en su exilio.

El punto nos lleva a reconsiderar el hecho de que este mundo se le haya delegado al Enemigo, como lo asumen muchos del dogma, y por tal razón se le llame: “Príncipe de este mundo”, aunque la calidad de príncipe deja abierta la posibilidad de que este mundo tenga un rey. Volviendo al punto, lo que digo es que después de la derrota de Satanás, Dios no le entrego a este la tierra, ni los hombres, ni tampoco le encomendó la custodia de su mandato, que hasta aquí había sido nulo, por lo menos como organismo legislador social y psicológico. Dios había sido un legislador natural. Al contrario, la derrota del Diablo significo enviarlo más abajo que los hombres, se le envió al abismo, a un lugar que por su descripción ardiente se asemeja mas al centro de la tierra que a su superficie. El Enemigo fue enviado por debajo de los hombres y esa fue su mas grande humillación. ¿Cómo entonces, logró el diablo hacerse por la pelea de las almas humanas? He aquí que tuvo necesariamente que existir un truco que el celebre Lucifer insto contra las fuerzas del cielo y que Dios en su infinita sapiencia supo desde siempre y aceptó para probar también su creación. Aunque el hecho de que Dios quiera probar no es una sugerencia aceptable, pues mas allá de la debilidad moral que podría aducirse en contra de tal actitud, que de hecho se justifica en la misma caída de lucifer, en cuento ¿si se perdió el ser mas cercano a él porque no habrían de traicionarlo los hombres?, mas allá se encuentra el hecho de que el ser que todo lo sabe no tiene nada que comprobar, de hecho si lo llevamos mas allá podemos confirmar sin lugar a dudas que Dios sabia antes de crear a sus hijos lo que ellos iban a ser y mas aun siempre supo que los iba a crear, inclusive y con exceso de excesos, Dios no tenia opción, estaba predestinado a hacerlo. Pero ¿cual fue el truco de Satanás? ¿Cual fue el desafío tácito que Dios acepto? El Diablo engaño a la humanidad con las leyes divinas. El Engañador nos hizo creer a todos que Dios envió a Moisés con sus mandamientos cuando en realidad aquel que los formulo fue el mismo Satán. La afirmación es fuerte y sin lugar a dudas crea desconcierto y dudas, yo acepto que evidentemente no tengo razones históricas para afirmar tal cosa, pero si existen serias dudas con respecto a que esa pudo ser la historia, mas aun si creemos que Dios guiá nuestras manos para que obremos por Él y en su palabra, talvez sea yo uno de sus recados. En esencia los mandamientos no tienen un carácter perjudicial, pero de ellos nació el pecado, “muerta la ley divina, muerto el pecado”, así que Moisés, el gran profeta, asesino, manipulador de serpientes, habló con el fuego símbolo innegable del Maligno y su morada. Recordemos que Moisés era un hombre iracundo y soberbio, al cual se le observaba poca piedad, tenemos que aceptar que fue un extraño delegado de Dios, pero Dios siempre actuá de maneras extrañas, en ocasiones incoherentes para el espirito humano. El engaño fue perfecto: si las leyes las hubiese solo creado el demonio estas no tendrían mayor trascendencia para el hombre ni para Dios, pero si el Demonio convence a la humanidad que estas son las leyes de Dios entonces cualquier ofensa a esa ley puede tomarse como una ofensa a Dios, sobre todo en cuanto faltan a leyes que creen son suyas pero que de hecho no lo son, pecan de pensamiento, pecan por creer desobedecerle. El Diablo demostrara que a pesar de creer que son las leyes del padre, las desobedecerán y el seguramente le hará mas fácil el camino al infiel.

Podemos pensar en otras posibilidades pues evidentemente existen cosas sin resolver. Cuando el hombre es castigado por Dios, todo obedece al desobedecimiento de las “leyes” que el creador instaura en el Paraíso (no probar del árbol prohibido) pero la gran incógnita consiste en la razón por la que el hombre no podía comer de la fruta de este árbol, al parecer esto también es un capricho divino. Lucifer convence a Eva de caer en la tentación pero no existe una consecuencia evidente, por lo menos en las escrituras ni en la historia, en el espíritu, ni en la fisonomía, ni en la psiquis de Eva. La consecuencia es la evidente decepción de Dios que entonces los condena a vivir en sufrimiento y en el pecado. Entonces el Enemigo consigue que Dios condene al hombre y logra que su participación para conquistar sus almas sea posible. Resulta lógico que la vida de los hombres se haya constituido en una constante prohibición del placer pues su condena consiste en un sufrir y el exceso de placer en la vida de los hombres es una ofensa para los designios de Dios, por eso el Diablo tienta al hombre con los placeres, que en esencia no deben ser reprochados por Dios, pero en vista de las circunstancias no pueden ser aplaudidos. Dios parece aceptar retos del Tentador, que inclusive tienta a Dios –cosa improbable- pues el árbol parece ser, en esta fábula incomprensible, el anzuelo para una apuesta: “a que come, a que no”. De modo que el Diablo ganó esta apuesta y al parecer Dios siempre termina decepcionado del hombre. No es la primera vez que conocemos de una tentación en este sentido, pues Jesús es tentado en varias ocasiones por el Demonio, pero jamás cede, si no tenemos en cuenta la versión de Nikos Kansansakis. También el pobre Job es victima de los juegos celestiales cuando para probar su Fe, Dios acepta castigarlo sin ningún motivo, parece que al Creador le gusta probar el sabor de la victoria, aun cuando debe haber otra razón para tales acciones pues actitud tal sigue siendo demasiado innoble para nuestro Dios. Sin embargo la primera vez, al parecer e insisto con la imposibilidad de categorías temporales, el Diablo gano y al ganar se abrió la posibilidad de que las almas del hombre estuvieran a merced del Enemigo, pero estando estos en el castigo ¿como podría el demonio intervenir para captar adeptos y conformar su ejercito? Evidentemente el Diablo necesitaba un ardid mas. Dios designó un castigo para el Hombre que fue despojarlo del paraíso, para que viviera en sufrimiento por un tiempo prudencial y luego regresarlo al paraíso, a la tierra prometida. El Traidor necesitaba mostrar que los hombres a pesar del castigo serian capaces de seguir irrespetando el nombre de Dios y para tal propósito configuro nuevas leyes que tientan la naturaleza del hombre y su voluntad, honrar a padre y madre cuando estos son los culpables de la desgracia humana (Adán y Eva), no robar cuando el deseo por acumular se junta con la tentación demoníaca, o cuando la desigualad lleva siempre a la envidia y al hurto, no mataras cuando la ira posee al hombre y siempre conlleva violencia, no desearas la mujer del prójimo cuando el deseo es naturaleza humana inevitable, no mentir uso exclusivo de la voluntad, no jurar su santo nombre en vano un anzuelo mas para la incredulidad y la fe, etc. De modo que los mandamientos pueden considerarse el árbol del paraíso en la tierra, pero este puede haber sido instaurado por Satanás, con la intención de mostrar a Dios que el hombre creyendo que estos son sus mandamientos los incumplirá por siempre. Dios no tendría razón alguna para obligar a los hombres dentro del castigo, simplemente la existencia en la tierra es ya un sufrir, pero el demonio si necesitaba de nuevos retos para apostar esta vez cada alma o simplemente para captarlas con motivos y en la justicia de Dios. De modo que Dios fue engañado o acepto un pacto (mas). Hemos visto que las acciones de Dios son siempre incomprendidas por nosotros.

Si consideramos que Dios fue engañado, el engaño solo se gesta como un proceso lingüístico erróneo, porque Dios que lo sabe todo necesariamente tendría que saber del engaño y de hecho de su aceptación por lo que una vez mas asumo predestinación. Pero este engaño explica el actuar de Dios al enviar a su hijo a la tierra para salvar la humanidad del pecado, y urdir el engaño en contra del diablo, tal cual lo explica Papini en su obra “el Diablo” pues confundiendo al Enemigo con la carne del traidor lo llevo a su sacrificio, por medio de los hombres el cual era necesario para la salvación. Por tanto Dios en su infinita justicia solo podía planear tan digna trampa si antes hubiese sido engañado o traicionado, aunque lo que hace el Diablo no es una trampa ni traición a Dios, aun cuando Dios no hace trampa ni traiciona nada con el Diablo, ambos juegan de manera compleja al limite de la naturaleza del pobre hombre.

De manera que si todo funciona así, cosa que es casi imposible y en la que solo confiá la cabalística en su sentido del azar como forma de expresión divina, la mentira de la que todos estamos convencidos en de la responsabilidad de la ley por la ley, cuando la ley divina es solo un anzuelo por el cual la coherencia del cielo tiembla constantemente.

La ficción del cielo se poso sobre nuestras cabezas y vimos a los Ángeles tocar las trompetas, los jinetes, las espadas y las flechas, de abajo saliste tu. Siempre en cabeza.

Texto agregado el 25-08-2005, y leído por 801 visitantes. (0 votos)


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