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Inicio / Cuenteros Locales / gritos / [†] La naturaleza del lobo y la realidad de caperucita.[†]

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Era la décima vez que el lobo observaba a una hermosa joven de pelo rubio y rizado acariciar ese delicado rostro de grandes ojos azules.
Siempre escondido puntual a esa hora exacta que pasaba “caperucita”, como le decían los murmullos que la nombraba su madre.

Y desde que la miro por primera vez, tuvo un vago presentimiento, porque poseía sus instintos naturales que lo regían como un animal mas del bosque, inferior a los humanos que lo hacían esconderse en una cueva húmeda y fría, explicando su odio comprensible, pero no explicaba ese alboroto interno tan diferente al desprecio, pero tan cercano a esas etapas en que se disponía a buscar pareja para seguir el orden cíclico de la vida.

¿Qué esta pasando?—Todas las noches se preguntaba eso mientras devoraba a sus presas que alcanza atrapar después del paso de “caperucita” –Yo debo comerla y no de sentir esto –Dijo en voz alta con la boca llena de carne, sangre y plumas.

Sabia que era algo enfermizo mostrar esos sentimientos por algo que aborrecía plenamente, sabiendo que tendría que darle un final.

Al día siguiente, siempre a la misma hora, “caperucita” tan hermosa como nunca, pasaba en dirección a la casa de su abuela.

¡Detente! –A “caperucita” se le exalto su débil corazón, tras esa voz seca y ronca de aquella bestia que estaba tras ella. Pero aun así se atrevió a contestarle y seguir una conversación tan diferente a la que había tenido en su vida. Emocionada por el salvajismo de su nuevo compañero y de las cosas que tan cautelosamente el “lobo” le decía a su oído. Era terriblemente excitante esa fusión del miedo, sorpresa, emoción que la presencia del lobo le causaba a “caperucita”.

Paso mucho tiempo y “caperucita” nunca había faltado ningún día a sus encuentros que aunque breves, muy alegres con el lobo. Sin embargo algo extraño paso y de las risas pasaron a los gritos. El lobo sorpresivamente corrió hacia la casa de la abuela, “caperucita” en sus desesperados intentos de alcanzarlo, con su garganta llenas de nudos de desencanto y confusión.

Cuando caperucita llego a la casa de la abuela su angelical rostro se cambio a una horrible mueca de terror al mirar al lobo degullendo con gran rapidez a su abuela.

Si… lloro desconsoladamente al ver esa escena y acurrucada en una esquina del cuarto de su abuela miro el lobo acercarse. Un lobo que también estaba confundido y porque no… arrepentido. Un lobo como cualquier animal del bosque, inferior que los humamos, pero… no ¡No era inferior! Porque había aprendido lo que era el amor. Por fin comprendió lo que sentían los seres humanos, pero también comprendió tristemente que no podía dejar de ser lobo.
Así con lágrimas de sus grandes ojos, impotente por ser lo que es, fue devorando poco a poco las entrañas de su amada “caperucita”.

…Llenando su estomago de amargura.

Texto agregado el 28-08-2005, y leído por 176 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
28-08-2005 Buenisimo 5* catomix
28-08-2005 Muy bueno, tranformaste un clasico cuento para niños en algo profundo y comprometido, te felicito. nildo
 
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