Imprevistamente
se presentó en mi vida
con su enrulada cabellera negra
y su sabor a fruta madura.
Me llenó de aromas
e hizo de mi un ser inexplicable
pendiente de ella como nunca jamás.
Puso mi vida entre paréntesis
y me absorbió plenamente
mientras dejaba en ella
hasta la última gota de mi ser.
Me visitaba/
aparecía cuando la necesitaba
y cuando no también
Me pertenecía/ eso creía
y su ausencia era un jirón
de nostalgia y necesidad.
Sabía vestirse
ayer de negro, hoy de rojo
mañana, quien sabe como vendría
pero venía/ siempre venía.
Como un vampiro me libaba
y me entregaba a ese ser siniestro
que me hacía llegar a la eternidad.
reduciéndome a mi más mínima expresión de hombre.
Ella se aprovechaba de mi
y nos humedecíamos en mutuo retozo
creyendo que la vida era eso/
esa placentera costumbre de llenarla vaciándome.
Finalmente me di cuenta,
comprendí la trampa absurda que me había tendido
la terrible hipnosis que me poseía.
Hoy la vi y me di cuenta.
No era más que una vagina
rodeada de mujer.