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Inicio / Cuenteros Locales / chicharron / Diversas partes (fragmento erótico I)

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Llanto o maullido rompe el silencio de la madrugada. Y aunque no es de dolor ni de angustia, cualquier ruido que se escuche a esas horas siempre será causa de alarma. De lo que acontece una vez descubierta la verdadera naturaleza del ruido.

Lo mismo pasa con las ventanas, particularmente con esa ventana en el segundo piso de ese edificio de tres apartamentos. De no ser por esa ventana, el edificio estaría completamente a oscuras, como lo están los otros edificios de la cuadra. Noche tras noche de ella escapan destellos multicolores y rumores de voces, lo que indica que el inquilino tiene la costumbre de acostarse a ver televisión hasta la madrugada. Si por casualidad frente al edificio pasara un peatón y, atraído por los destellos y los rumores, se detuviera y prestara atención, lograría escuchar el diálogo indistinto del programa que están pasado, que a esa hora lo más seguro es que sea una película de misterio o una pornográfica. El diálogo en sí no revela nada, pero en las pausas entre los parlamentos hay algo que se mueve. Inicialmente parecen maullidos, o un gemido, un lamento no se sabe muy bien porque entre los balazos y los gritos de la película, se escuchan entrecortados. Primero parecen distantes, luego se acercan, después el viento los acarreara hacia el lago. La ventana calla y sólo se ven los destellos. Al rato regresan; es posible discernir que en su segunda vuelta los maullidos son más audibles. Pero nada queda seguro porque se desvanecen nuevamente. Esta vez tardan un poco más en regresar, como si se hubieran tomado un descanso. La sensación que da este ir y venir es la de un vaivén, un hamacar, algo así como el oleaje de un mar distante y definitivamente fantasmal a esta hora. A veces el maullido suena como llanto de bebé, y eso inquietaría a cualquiera. Afortunadamente sólo dura un segundo, y el llanto regresa a ser maullido, esta vez más audible, como de gata en celo, pero entonces ya no serían maullidos comunes y corrientes. Cualquiera que estuviera escuchando estaría a punto de perder la paciencia porque el asunto no pasa de maullido a llanto, de llanto y maullido. Tal vez sea porque el inquilino es padre de un bebé recién nacido y en el apartamento tienen un gato; con estas cosas nunca se sabe. Pero en ese preciso momento un “Please!”, “My God!”, “Please!” rompe el silencio como la piedra rompe el cristal, o la soprano la copa. Es una sirena, es el llanto de una sirena. La sirena suplica, y su súplica se ha escuchado con absoluta claridad hasta el otro lado de la cuadra. La hipótesis de los maullidos vs. el llanto queda automáticamente refutada. Y no sólo eso: a la súplica se le une la indecisión: “Yes!”, “No!”, “Yes, yes!” Cualquiera que estuviera escuchando se rascaría el mentón y sonreiría porque los cabos se ataron por sí solos. En caso de que hubiese alguna duda, ahora se escucha el sutil pero claro rechinamiento de resortes: es el galán que ha empezado a motorizarse, entrando seriamente en materia: “No!”, “Oh, my God!, “Oh, oh, oh!” Imposible no imaginarse los cambios que se están dando en el cuerpo de la sirena mientras avanza por las cuatro etapas de la respuesta sexual (cf Masters & Johnson), más el introito del deseo. Es una verdadera pena no haber llegado unos minutos antes y haber presenciado las fases de deseo y de excitación; pero no todo está perdido si se resumen intentando usar aquellos términos que pueden llegar a ser tan voluptuosos como el acto mismo: Deseo: Sensación física de estar sexualmente necesitada; impulso mediado por el estrógeno, algunos neuropéptidos y feronomas; deseo sexual condicionado por el afecto y el amor, así como por la forma de comunicarse, olores, sentido del humor, lenguaje corporal, etc.; expectación consciente de la manisfestación sexual, modulada por las normas sociales, morales, éticas y culturales imperantes. “Mmmm!”, “Come and get it, big boy”. Excitación: Tumescencia; vasodilatación del área pelviana, particularmente del introito vaginal; erección del clítoris; engrosamiento de los labios mayores y menores; lubricación de la vagina y del introito vaginal; erección de los pezones; rubor sexual. “Yes!”, “More!”, “NO!” La sirena está bien gritona; lo más seguro es que acaba de salir de la meseta y vaya rumbo al orgasmo. “Oh!”, “oooOOOH!” Hay que apresurarse, si no nos deja rezagados. Meseta: Aparición de tono parasimpático y vasocongestión máxima; miotonía con aumento del tono muscular; “Yes!”, “Yes, yes!”, “Yes, yes, yes, yes!”; aumento en la presión arterial, la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardíaca; el clítoris se retrae bajo su capuchón; dilatación de los músculos vaginales; cambio de color de los labios; estos cambios son indicación de un orgasmo inminente. “NoooooooOOO!” Los senos han alcanzado su máxima expansión. “AaaaaaaaaH!” “Don’t…!”, “Yes, yes!” Orgasmo: (del gr. orgasmos: excitación lujuriosa) Tono sexual parasimpático cambia a simpático; “No!” “Pleaaase!”; contracciones rítmicas de los músculos del piso de la pelvis; sensaciones placenteras centradas en la pelvis se irradian al resto del cuerpo; “Ah, ah, aaaaaaaah!”; contracciones rítmicas de la plataforma orgásmica: fascículos pubocoxígeos del elevador del ano, del útero y del esfínter anal externo; “Mmmm, mmmm, mmmm, mmmmaaaaaaah!”; espasmos rítmicos del sistema músculo-esquelético; espasmos carpopedales (músculos extensores manos y pies); “Yeeeeeeeesssss!”; contracturas; cambios en la expresión facial; Oh, oh!”, “Oh, oh, oh!”, “Oh, oh, oh, ohohohohoh!”, vocalizaciones, “Ow, ow, ow-ow-ow-owowowowOWOWOW!”, jadeos, gemidos, risas, llanto, maldiciones; “Yes-yes!”, “Yes-yes-yes!”, “No-no-no!”, “NooooOOOOOOO!” “AAAAAAAAH!”, “OH MY GOD!”; mezclado con los gemidos se escucha el chirrido desaforado de los resortes de la cama; el motor masculino llega su máximo RPM; “DON’T STOP!”; el cuerpo se tensa y luego libera repentinamente la tensión muscular y nerviosa: “OOOOOOOOuw!” “YEEEEEEEEEEEEEES!”, “Yes-yes-yes, yes-yes-yes, yes-yes!”; “Oh-o-o-oooooOOOOOOH AA A A A A a a a a a ah!” Lo demás es silencio, destellos multicolores, rumores de voces. Estado de completa relajación del ensueño sexual; en ocasiones hay pérdida momentánea del conocimiento. Ahí tienen, damas y caballeros: la muerte chiquita en todo su esplendor. El silencio es rey, la madrugada es reina, su reino es la noche. Resolución: Todos los parámetros que cambiaron vuelven a sus valores iniciales; sudoración, detumescencia; los genitales vuelven a su condición original; un profundo sentido de relajación, sensación de acabamiento total. Los destellos terminan abruptamente y la ventana queda completamente oscura y se diluye en la penumbra del edificio y sus sombras. Que un elemento de un edificio como una de sus ventanas pueda revelar tanto de las costumbres de sus inquilinos, eso es como cosa de magia.


Texto agregado el 03-09-2005, y leído por 559 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
11-09-2005 Ay madre!! Tu eres un medico escritor…jajaja, no sabia de la fisiología del sexo! Interesante texto.. saludos. Thais
 
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