Sino escribo me hundo.Pero al mismo tiempo me siento vacío,sin palabras,ideas y vocabulario. Las palabras asoman un brazo o una pierna detrás de las delgadas líneas que separan el vacío de la nada. Juegan a las escondidas,se dividen en sílabas y sisiean;me vuelven loco.Doy vuelta la página y las encuentro desparramadas,nadando en una incestuosa sopa,una orgía quasi épica de letras.
Aunque les haga cosquillas bajo las axilas o en las plantas de los pies,no sonrien;solo parecen divertirse burlandome.Y por momentos siento que han cumplido su cometido:Convertirme en un huerfano literario.Y éstas no solo son batallas que se libran en papeles empuñando pinceles,ajenas a la carne o el espíritu;es la interminable guerra contra el sinsentido...llamen ambulancias y mandenlas a mi cerebro,la zona está minada de neuronas malheridas,pensamientos mutilados y ocurrencias sin sus glóbulos oculares.
Una melodía de varias toneladas danza bajo la piel de la vida;no permite el paso,cada dos estrofas un estribillo ladra "soy un extraño" y me deposita en una laguna ortográfica,donde bacas y rrinoserontes son posibles,necesarios y peligrosos.¿Qué debo sentir? ésto no es supersticíon. Antes escribía de corrido,hoy me detengo cada tres palabras y me duele acá,en lo profundo del estomago, y me arde justo ahí,entre el esternon y el corazón...soy un extraño y no te puedo ver a los ojos porque no sé quien habló por mi lengua.