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Fue en un hermoso anochecer. Ella, detrás del mostrador,
frente a mí, como una diosa venida de los más remotos
confines del espacio sideral. Delgada, cabello enrulado,
ojos inexplicables, intergalacticos y una hermosa sonrisa.
hace tanto tiempo de todo eso, pasaron tantas lunas, tantos
bellos amaneceres y tantas tristezas.
Fue un día cualquiera, lo recuerdo. Ella, la Afrodita de mis sueños con su negocio y yo con mis cosas.
Pasaron de largo las sonrisas marchitadas por el llanto.
Las lagrimas empañaron los cristales del invierno y no me
dejaron ver la primavera. Si, algo que pudo ser y no fue.
En esos remotos tiempos he visto muchos ocasos plagados
de tristezas, pero no pude ver lo que más he deseado;
tenerla eternamente entre mis brazos, y ver salir el sol
en un resplandeciente amanecer. Al diluirse todo eso,
me fui alejando cada vez mas y pregunte;
¿ Dónde está el amor?
Cierra los ojos, camina hacia delante y ábrelos. - me contestaron- Cuando abrí los ojos, vi un largo sendero con muchas puertas.
La primera puerta era la de las penas y tenía un llamador
de lata. Llamé con él y se abrió al instante. ¿ Dónde
queda la puerta del amor? –pregunté- No lo sabemos,
contestaron las penas. Pregunta más adelante.
Seguí caminando por el largo sendero y encontré la
puerta de la tristeza. Tenía un llamador de hierro y lo
hice sonar abriéndose al instante. ¿ Dónde queda la
puerta del amor? –pregunté- No lo sé, pero quédate
conmigo para siempre o pregunta más adelante.
Seguí caminando por el interminable sendero, pre-
guntando en las puertas que encontraba y todas se
abrieron al instante. Y en todas, las mismas respuestas.
Más adelante encontré la puerta del querer. Tenía un
llamador de cobre con el cual llamé. Se abrió al
instante. Al verme el querer, me besó en la cara.
¿Cuál es la puerta del amor? –pregunté- Aquí sola-
mente queremos. –contestó el querer- Pasa que te
querré como un gran amigo .
Eso no me sirve. –contesté- Querer es fácil, pero
Yo busco la puerta del amor.
No conozco la puerta del amor porque no tengo la capacidad
de amar. –me contestó- Seguí caminando y más adelante encontré la puerta de la Soledad. Tenía un llamador de estaño y fui a golpear tímidamente. Se abrió al instante. Tienes cara de los nuestros, pasa.
No puedo. –Contesté- Busco la puerta del amor.
No sé dónde está, pero dejo la puerta abierta por si
vuelves. Seguí caminando por el sendero con mis penas y
ya exhausto, caí de rodillas totalmente vencido. Cerré los ojos y comencé a llorar. De pronto, escuché una voz que me decía; ¿Por qué lloras? Abrí los ojos y frente a mí, había
una inmensa puerta de oro con letras enormes, hechas con
piedras preciosas. Esta es la puerta del Amor. –Decía- Mi rostro se iluminó. Radiante. Feliz, me paré frente a ella.
Un enorme llamador de platino con perlas incrustadas y verdes esmeraldas lo adornaban.
Casi esbozando una sonrisa vengadora, hice sonar muy fuerte el lujoso llamador. Espere unos segundos y... solo silencio. Volví a llamar y nada. Mis manos comenzaron a sangrar de tanto golpear el llamador y nadie abrió esa puerta.
Me fui acongojado y comencé a caminar por el sendero sin saber que hacer. Me detuve en la puerta de la Sonrisa Fingida. Toque en el llamador de plomo y se abrió al instante. He llamado en la puerta del y nadie me abrió.
Ahora busco la puerta de la felicidad. Dime donde.
La Sonrisa Fingida, me miró asombrada y sonrió irónica-mente. ¿La felicidad? ¡Qué ridiculez! La felicidad no tiene puerta. Por eso es la felicidad. Solo hay que pasar por la más inmensa de las arcadas y ahí, está la felicidad.
¿Dónde puedo encontrar esa arcada? –pregunté- irónicamente
La sonrisa Fingida, lanzó una cruel y funesta carcajada. La arcada de la felicidad está detrás de la puerta del amor. –contestó hipócritamente La Sonrisa Fingida.
Hoy, después de tanto tiempo, creo saber la verdad.
Creo que ella estaba detrás de aquella gran puerta.
Por eso nunca más volví a golpear el llamador de
platino. Porque, aquella Afrodita, la Afrodita de
aquel tiempo, la Afrodita de mis sueños, nunca, nunca
jamás, me hubiese abierto aquella puerta, la gran
puerta de oro del amor.
OMAR ORDOÑEZ
11-6-2002

Texto agregado el 06-09-2005, y leído por 169 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-09-2005 me gustó el cuento, las puertas a veces se abren y otras tienen los goznes herrumbrados india
26-09-2005 Me encanto!!! aún que el final, muy triste... pero amigo te diré que siempre párate adelante de la puerta de la esperanza!!!! con "ella" tus sueños, soñados... bendrán. Para ti mis***** se feliz mis besitos nilda nilda
 
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