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Arañas góticas balancean sus cantos lanzadas desde el más alto punto de la Terraza de la Torre. Es un nuevo día en Plaza Kaos y el mismo día aquí. Se enrollan los hilos a la cintura y abajo van.
Como lluvia descienden sus hilitos con ellas en la punta, mientras CLANG CLANG CLANG CLANG suena la campana en la cabeza de cama de la Enana donde la Tierra es Plana.
Aloas la Enana entreabre los ojos justo a tiempo y alcanza a ver cómo sus sueños vuelan en pedazos por encima de la cama.
La Torre Verde, la Torre entera se está cimbrando con la campana: CLANG.
CLANG, otro CLANG más. Las arañas se columpian al extremo de sus hilos cantando los buenos días.
Se incorpora. Se sujeta la cabeza, que aún se mece.
-¿Tan temprano...?
CLANG: el cuenco campana golpea de nuevo contra el muro, justo encima del hueco en que Aloas la Enana duerme hace cientos de miles de noches en mitad de la Escalera de la Torre del Castillo.
Salta de su cama, que está rellena con almohadones, oculta por pliegues y más pliegues de cortinas ultrapesadas en el hueco del muro. Saca la cabeza, mira hacia abajo y hacia arriba. Uh la llama.
Pone A. pues los pies en el suelo Su barbilla toca el suelo y su joroba le hace juego, dos flechas de carne lanzadas en dirección opuesta por un corazón dispuesto al juego. Es bellísima, con trenzas rubias barriendo el piso de piedraverde de la Torre, grandes pies con zapatos de punta pa arriba y luminosos ojos pardos.
Un mundo, un montón, un lote sobre lote más lote de peldaños, vuelta y vuelta sobre sí mismos, subiendo al sol, bajando a lo oscuro: mucha, mucha escalera se extiende hacia abajo y hacia arriba desde el punto en que se encuentran/duermen Aloas y su Gata Cric (o MiniMoy), la alegre gata de cabello rojo (que hoy lleva suelto, con una sola trencita al lado izquierdo):
-MIAU MIAUCHI MINIMOY -le dice a Aloas, o sea “Estoy feliz de ser MiniMoy, y te saludo, Enanita”.
-¡Yo también, Minimoy bonita!
Aloas se da unas vueltas de carnero, se pone el gorro de bufona, suspira, se ríe y emprende el viaje.
-AJAJÍ. AJAJ. Aloas saca la cabeza por un ventanuco del muro, escupe y sacude su sombrero, que hace ruido de risa. Está saludando al mundo afuera.

-¡¡ GUAUMIAUMAUIMAUIMAIAMIAAAAAU !!

La Torre tiembla y ríe en respuesta. El ruido de la risa se extiende por el mundo plano.

Es plano y no redondo. Plana es la Tierra en la que se alza esta Torre. Plana como la página de un libro cerrado, como una mesa de vidrio, como una pared empapelada. Plana es y no redonda. Hasta donde se ve y más allá, el mundo se extiende sin límite, en un día claro como éste, mostrando hectáreas tras kilómetros de prados, campos, potreros, pantanos, bosques, playas, mar, rocas, cerros, montañas, lagunas, caminos, ríos y más.

-¡CLANGCLANGCLANG!

Un pie en el peldaño de arriba es un pie a la altura de su nariz. Ella aprovecha para amarrarse bien las botas.

-¡Ya voy!

-YA VOY!!!, repiten a todo coro en canon las gárgolas inhumanas que adornan los muros del hueco escala, haciendo eco en la O. Y Y.

Y así como la escala se da vueltas, así también se dan vueltas Aloas/Mini en la escala y sus columnas vertebrales en las dos en la espalda, giran siempre hacia un lado.

La punta de la escalera desaparece en una nube de suave polvo dorado. Ahí está la puerta a la Terraza de la maga. La enana sube. Su columna vertebral se tuerce a mano derecha, mano derecha, mano derecha para ascender. Cada uno de los peldaños de esta Escalera exige que el Enano levante al máximo la pierna, apoye el pie y se impulse (manteniendo mientras tanto a los libros en equilibrio), con toda su fuerza hacia arriba.
-Aj. Aj. Aj -dice A. con cada paso. Se apoya en la pared dispareja.
Y sube otro tramo. Sacando sus cabezas desde el muro, las Gárgolas de arrugadas narices, semitalladas en piedragreen, se estremecen, se revuelven, gruñen entre sueños. Inhalan rítmicamente, un poco agitadas por el paso de Aloas. Exhalan, una nubecita de vaho se forma alrededor: da la impresión de ir avanzando por un acantilado en una fría mañana
Ya pega su pie en las piedras quince metros más arriba.
SHakT SHhektT SHhhsht-T, cantan los Grillos Amarillos que anidan en el muro, entre el muromusgo rosado que se alimenta de datos y allá arriba, a lo lejos, cambia a tonos liladorado cuando lo toca el nuevo Sol que la maga ha lanzado. Hado.

Ya está arriba.
Porque así es como es: con las Crónicas y los Planos que la Alquimista Maijú y la Maga Uh crean. Uh lanza todos los días las estrellas necesarias: el Sol y las Lunas en todas sus fases para calentar la Tierra y hacer correr el Agua que marca el Tiempo, además de muchas Estrellas para que alumbren las noches sin Luna y para dar ejemplo a las flores.

Cada 24 horas se alzan los soles desde la Terraza; arden un ratito y PLUF, se vienen a la Tierra Plana Todas las mañanas, la maga Uh construye y lanza soles desde la cima de la Torre; por la tarde, lanza estrellas y lunas, todos ellos hechos con los Planos del Nuevo Día. Cuando la maga los lanza, los astros quedan así unas horas y después caen sobre la Terraza. La maga los barre.
Parada en la puerta, Aloas pone, PLUC PLUC PLUC, cada uno de los volúmenes afuera, uno sobre otro, al sol radiante y puro que llamea y aplasta a todo un mundo encima de las baldosas rojas. Pasa por el agujero.

-¿Sí?

La maga se acerca, lleva un Búho en el hombro. Bajo el típico sombrero cónico chorrean sus lisos cabellos de lluvia, siempre goteantes sobre la túnica impermeable de un rojo fosforescente.
- Ea.
Su barba y bigotes cambian de color y forma según sus estados de ánimo. Ahora están del color de la túnica, cortos y ordenados, un poco eléctricos en las puntas por la emoción. En el hombro del Búho, un Hada sonríe bajo un gorro cónico de color diferente al de la maga y saluda.
-Hola.
Aloas se saca la polera, la deja en un gancho junto a la puerta y kruza el amplio radio rojo, sembrado de mesas y máquinas y planos y libros y teleskopios y móviles y plantitas y viveros y kassettes. La Esfinge echada sobre el muro y mirando a lo lejos; la Mariposa en postura de loto, mediantando (cantando para meditar, adentro) -parece- encima del hombro derecho del otro Búho.
La enana se asoma a mirar el paisaje junto a la Esfinge, pasándole un brazo por el cuello.
-Gua.
Cada vez hay más luz, más lluvia, más plantas, más fauna.
-Hace calor.
-Hmm.
-Ea.

A Uh no le gusta hablar. Abre los brazos y gira sobre sí misma hasta marearse. Su túnica cónica de tela metálica se ve como una pieza de ajedrez bamboléandose sobre las baldosas. En el espacio abierto de allá arriba, los soles recién hechos están cerca y ponen morena y limpian el aire y verdean las hojas de las muchas plantas terraceras y de las más que muchas de todo el valle a todo el derredor en donde la Torre se asienta, ¡qué lejos se ve desde aquí!

Uh toma una foto del cielo. Se la pasa a Aloas.
Con el pulgar indica para abajo y lo sacude. A. sacude la cabeza de abajo hacia arriba varias veces, contestando
A. emprende el descenso en tanto la luna humedece el cielo y la lluvia se desata, esta vez con más fuerza, con una fuerza impresionante. La Torre se cimbra entera y a A le cuesta bajar por la escala. Se afirma del cuello de las Gárgolas, de sus cabezas. Un rayo raya el cielo junto a la Luna.


Entretanto en la noche eterna de la dirección opuesta, desenroscándose si va uno hacia abajo, a la luz de una gran vela de gruesa mecha que desprende unas chispitas doradas que atraen a las hadas que vuelan por ahí, Maijú la Alquimista revisa las Crónicas de los Días. Las compara, estableciendo patrones de ocurrencia, probabilidades estadísticas de repetición y sincronías notables. Con esos datos, todos los días es que dibuja los Planos del Nuevo Día. Mete su larga nariz en el Tintero y va restregándola y restregándola contra hojas y hojas de papel diamante, diamante.

Allí hierve el Corazón de la Torre, un caldero renegrido donde convergen los datos que las raíces de la Torre chupan de su entorno. En las visiones que entrevé en el humo, Maijú ve las líneas que faltan en los Planos que hace.
Hay muchas Gárgolas de Abajo hoy respirando alrededor del Caldero en la Cocina del Sótano, entretenidas. Respiran y se imaginan en las brasas nuevos castillos repletos de historias y señores, paisajes, cosas.

Pero aquí llegan A. y Cric en su primer encargo del día, PATACLOP PATACLOPCLOP, pasito a paso de enana y gata, contándose chistes mientras descienden a vueltas de carnero por la escalera de piedra, entre el bonito musgo rosado que se alimenta de datos.
-Hola, Maiju, vengo de arriba.

-Ea.

-Uh te manda estas cosas.

‘Loas le pasa a ‘Jú un par de soles estrellados. M. los pone en un estante junto a sí.

Mai le pasa a A. dos pesados rollos de planos. Aloas se encorva un poco.

-Dile que está hasta el martes.

- OK.

Cric se queda para jugar con la Boa de Goa. Aquí juegan.

















-Los Planos del Final, Maga.
-Ah, mil gracias. Veamos... (¡GUAU! ¡No lo puedo creer!)
-Qué bien, qué bien, qué bien --dice la maga, extendiendo ante sí, entusiasmada, los planos astrales con los próximos eventos del Castillo.
-Qué bien, pero québien.
Vuelven la cabeza y miran a la Maga y vuelven sobre sus pasos y miran lo que ella ve. El sol pasa a través de los pergaminos de los planos y trae a la luz todas las cosas de abajo, los sucesos que la Alquimista ha inscrito en forma de arañas e insectos. Y los sucesos contados se transforman al contacto del Sol: corren despavoridos, se calcinan, se consumen y dejan agujeritos de luces igual que estrellas pequeñas. Lunas alucinantes entornan sus ojitos de color llama de vela y se burlan y se abrazan cuando bailan entre sí.
-Vamos a tomar el TÉ.
-Bueno, gracias.
-No ahora… Bueno, ahora también porke podemos; pero eh, ea eh. Los Planos de los Eventos planifican una tomada de té kon el señor del kastillo de al lado para el martes. Eh.
La Maga está Lokuaz. Es ke kasi no han habido actividades última mente.
En el Castillo, la adivinación es encantamiento: pues los planos son planes para planetas y soles que se habrán de constelar en tal momento que viene totalmente. Así es que Uh se arremanga sus goteantes mangas y se pone a la labor. De un estante le pasa un ánima diurna un rollo de cartón forrado. Se agacha y saca una témpera fosforescente color helado de naranja hirviendo. Más pegamento y tonteras. Un serrucho. Una escuadra larga. Un mono le abanica siguiéndole porque el sol se ha puesto mejor.
La Enanita va a sentarse un rato en una almena. La Esfinge mira distraída a lo lejos en la parte opuesta de la Terraza y una Mariposa grande se sienta con las piernas cruzadas junto al Enano. Todos toman té.
-Marimoi, preciosa. Viene el señor del castillo de al lado.
Extienden la mirada por los campos, el bosque, la playa, el mar. Desde uno de los puntos cardinales, un remolino de polvo traza una recta dirigida al Castillo.
-Martes llegó hoy.

La Alkimista revuelve el té que es de ahora y del martes, porke hoy es martes y ya es mañana.

Los Elfos del Castillo, sacando las cabezas por las ventanas entre las hojas de las enredaderas fluorescentes, cada una de un color y la llovizna y el musgo, lagartijas y banderas de sus bandas. Sacuden el cabello de metal, haciendo música de recibimiento en el viento a ciento km/hora, cabezas de colores. Una banda de gnomos sobre el portón frontal ataca con saña un gran tema medieval.
Entonces el señor del Castillo de al Lado entra con su caballo y su morral de pasas, al hall donde los perros bailan mientras hierve la tetera en la cocina. Entonces empieza a llover muy fuerte. Los músicos del Castillo de al Lado están también tocando en el hall-cocina. El Mo mono Mo reemplaza el abaniko x un paraguas y abre otro para sí. Toda la población de la Terraza busca techo, salvo la maga y su mono. Minimoy se asoma a la ventana del sótano y saca una pata pa sentir la lluvia. Aloas regresa al hueco de la Eskala y saka tazas.
Entonces, la lluvia cesa y el solcito empalidece en un instante. Uh toma una luna de cartulina plateada desde su mesa de trabajo y la lanza hacia el cielo del Este. El Sol cae en ese instante rodando a los pies de la Esfinge, que lo huele. Y la Luna comienza a ascender. Más rápido que anoche, piensa A. Los días y las noches se acortan.
Sucesos bonitos acontecen (sprouting). Aparecidos esparcen canela sobre el té ke humea. Uh y Maijú aparecen en la salaalmediodelaescala a un tiempo y saludan al SDCDAL. Se sientan los cuatro y muchos más y beben té una e-té-rnidad.
Y comen pasas. No hablan pero piensan.
Por ahí pasan mostros y hacen lo que hay que hacer.
La savia de la torre repara sueños. Cada día los astros son más constantes. Los cuatro piensan y de la Torre salen soles en todas las direcciones. Se estacionan a dos metros y de ellos salen soles también en todas las direcciones. Los que no chocan y se deshacen en aire siguen viajando, se estacionan a más metros, se hinchan un poko y de ellos salen soles también en todas las direcciones, etc.

En fin, todo es color y brillo.

Muy bonito. Se akabó.

Texto agregado el 06-09-2005, y leído por 148 visitantes. (1 voto)


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