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El fuego enamorado (1)

Tenia el aspecto vivo y fluctuante pero candente a la vez, apacible a momentos y chispeante cuando el medio le era caótico, tenia la virtud de iluminar y calentar el ambiente en momentos que el momento era adverso, podía ser pequeño si así se lo requería o hacerse inmenso y devorar cuanto se encontrara en su camino, así era el con la personalidad que solo él quiere tener, que solo el fuego puede tener y estaba ahí esperando su oportunidad para hacerse presente y hacerse sentir, en el momento menos pensado seria parte de tu vida, él lo sabia y eso mismo le daba la confianza para poder ser paciente...

En cierta ocasión cuando nuestro candente amigo paseaba por la granja de Aguistonez despreocupado por todo en especial por el pasado, que por muy glorioso que haya sido o muy vergonzoso que se haya tornado, quedaba solo escrito en las fojas de la historia o en la mirada cansina de los ojos del recuerdo, que tarde o temprano podían ser quemadas y formar parte de las cenizas del olvido, después de nada… en cualquier momento todo llega a formar parte del olvido, ¿no es verdad?

En esa ófrica tarde de la vida, el fuego fue llamado para iluminar una pequeña sala de cinco por cuatro, de techo bajo y ambiente húmedo con cierto olor a viejo y enmohecido, a un extremo, en una de las esquinas, había un baúl de maciza madera con ribetes tallados detalladamente y potentes agarradores metálicos, a medida que la noche se hacia mas noche podía verse el brillo de unas incrustaciones de oro; al frente en el otro extremo un pequeño esquinero llevaba un jarrón hecho a mano minuciosamente decorado, en su interior adornando el ambiente unas flores salpicadas de colores daban al aire un aroma campestre y primaveral, entre el baúl y el esquinero una ventana cubierta con unas cortinas sucias, descoloridas y asimétricas permitían ver que afuera la oscuridad cubría los albaricoques cuyo follaje azotado por el viento se mecía en un vaivén sincronizado con el caer de sus hojas, en el centro de la habitación cubierta con una lona arrugada y envejecida por el paso de los años se hallaba una figura irregular difícil de adivinar por su forma, en las paredes laterales algunos cuadros le daban a la habitación un aspecto rustico junto con las paredes irregulares, a nivel del piso dos y dos mas a la altura donde nace el techo estaban las desembocaduras del aire acondicionado que mantenía la habitación a poco mas de menos dos grados Celsius, al otro lado de la habitación una mesa se extendía de extremo a extremo, soportando con resignación una serie de herramientas de diferente forma y tamaño que seguían un aparente orden cual mesa de instrumentación de un quirófano, es todo cuando vio el fuego al ser encendido en esa principiante noche, cuando un par de manos enguantadas sosteniendo una cubierta de vidrio rodearon al fuego y regularon su llama con una pequeña válvula exterior en esa lámpara casera de aceite, una vez en su prisión el fuego fue colgado al techo de un gancho de hierro corrugado y se quedo emlamparando la habitación, desde esa altura pudo ver con mayor detalle algunos aspectos de la habitación como el piso que era de tierra cosida y la puerta que era de gruesa madera , de aspecto pesado y chapas antiguas, rescatada de alguna vieja mansión en demolición o comprada talvez con la idea de engalanar el lugar con tal particular estilo. Las manos enguantadas pertenecían a un hombre abrigado como esquimal, detrás de tanto ropaje solo podían verse un par d e ojos cafés de mirada profunda y llena de alegría a pesar que el ambiente frió parecía entumecerle este hombre se movía alegremente con una fuerza propia y murmuraba para si alguna vieja canción que ahondaba aun mas su mirada infinita, con un movimiento ágil como si lo hubiera hecho ya muchas veces retiro la lona que cubría ese objeto que se hallaba al centro de la habitación, el fuego quedo obnubilado ante tal revelación sintió la falta de oxigeno y creyó menguar mientras escuchaba lejanamente que el hombre con mucho amor en su voz decía:

- aquí estas mi querida... tan fiel a mi, tan fiel a tu forma, ¡eh pero que pasa! - al percibir la leve escasez de luz - me voy a arriesgar a darnos mas luz y calor obviamente con tal de verte mi querida... eres un deleite para mis ojos que se comerán los gusanos y le contaran a la tierra de tu belleza y ella querrá honrarte y renacerás en flores tan bellas que alegraran la vida a la vida, las flores le dirán a las aves de tu belleza y ellas querrán honrarte con su vuelo así la noticia de tu belleza llegara hasta las nubes y ellas regocijadas contigo querrán honrarte y lloverán alegres, lloverán dichosas, de ese modo serás agua, serás vida y retornaras a tu origen...

Texto agregado el 06-09-2005, y leído por 87 visitantes. (0 votos)


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