Estabas linda esa mañana ¿sabes?
tu pelo suelto, fresquita, como recién salida de la ducha
sentada, segura sujetando la rueda de tu destino
frente a la luz de la espera forzosa,
parecías una mujer feliz,
me imaginé tu historia,
mujer casada, con hijos y de buen pasar.
tus brazos, tus pechos se veían firmes,
adivine tu falda corrida,
la que dejaban mover libre tus piernas,
tu pubis encerradito, escondido de cualquier mirada.
Teníamos la misma música puesta, era Vivaldi,
te sorprendió la coincidencia y te encontraste con mi mirada,
una leve sonrisa se dibujo en tu cara,
esa sutil sonrisa que en algunas mujeres lo dicen todo
y en otras no dice nada
¿de cual de las dos serías tu?
Estabas linda ¿sabes?
Te seguí mirando,
te buscaste en el espejo,
la cabeza se te fue hacia el lado y
lentamente tus dedos peinaron tus cabellos.
Me habría gustado congelar el tiempo y pasarme a tu lado
para conversar un rato y darte un beso,
pero se apagó la luz de mi ensueño
y apareció brillante y autoritaria la otra,
la de la libertad,
partiste como soplada por el viento,
te fuiste de un instante de mi vida
que fue como un cortometraje