sórdidas alas y emprender el eterno viaje hacia ese desconocido mundo que va más allá de toda razón y locura.
Deseo con todas mis fuerzas despegar de este alma ya desgarrado por el sufrimiento que me causa esta vida amarga con sabor a desprecio que hunde sus maniáticos dedos dentro de mi sangre día a día haciéndome sentir la criatura más desabrida y humillante sobre este planeta.

Anhelo el momento en que me dejes jugar como una pequeña niña bajo tu oscuro manto lleno de soledad, olvidando toda razón de tiempo y espacio. Deseo caminar eternamente por penumbras tomada de tu mano bajo la soberbia de la oscuridad, escuchando tu nefasto silencio.

Todos los días camino por entre la gente buscando tus manos, esperando tu beso eterno, soñando despierta con el día en que el destino nos una bajo la quietud de tu imponente presencia, pero todavía no es mi momento, todavía no es mi hora de conocerte.
Me asombra la manera en como tocas el hilo de la vida con tus fúnebres manos, haciendo doblegar bajo tu terrorífica presencia de la misma manera al más fuerte y al más débil. En ese momento tu presencia trae un extraño olor ácido y dulce a la vez que queda en el ambiente mostrando tu imponente y desolada presencia hasta que es aplacado por falsas lágrimas de fingido dolor.

Son infinitas las veces que intento con todas mis fuerzas sacarte de mi mente y continuar mi vida normalmente, pero al caer la noche, cuando la soledad rosa mi alma con son sus duras manos, recuerdo tu nombre e inconscientemente te llamo en silencio hasta quedar dormida en mi propio dolor mirando fijamente el umbral de mi puerta esperando algún día verte cruzarlo sigilosamente.

Sé que tengo maneras de ir a tu encuentro y así unirme a tu oscuridad eterna pero debo admitirte que todavía no tengo el valor suficiente como para acabar con mi propia vida, por alguna razón algo me ata a este mundo hipócrita y cruel.
Pero mientras todos están en silencio sumidos en sus dulces y apacibles sueños, yo espero tu frío beso, soñando despierta con nuestro encuentro.