Una nube ha huido,

dejando huellas de nostalgia por el cielo,

protegiendo el alma.

Marchar, perderme en el rocío,

desde mi historia contada entre susurros.


Tal vez irme sea volver a ti.


Cayendo en este ensueño de plata

se dibuja sobre el agua

la silueta de tu nombre.

Si ya casi está el final

y se me va tu recuerdo entre los dedos.


¿Sigues acaso fundido con el viento?


El corazón de la luna

está hecho de oscuridad

y su luz de perla es un sendero

de lágrimas de estrella ciega,

la compañera más pura de mi soledad.


Su luz duele.


El vuelo de un ave,

su reflejo en el lago.

El silencio azul se rompe

en una lluvia de cristal sobre tu cuerpo.

Tu nieve.


Silencio.