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Inicio / Cuenteros Locales / La_columna / PUNTOS DE APOYO. Invitado de hoy: Juan Antonio Torrijo (GRAJU), en la columna de los lunes de Carloel22.-

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Alguien que allí por setiembre del 2004, comenzó "Buscando Soles", llega hoy "repartiendo luces, bebiendo llantos, encendiendo lunas" para filtrarse como un papel que se desliza vertical y desbordante de amistad dentro de la ranura del alma. Ese alguien, nos acerca hoy: Puntos de Apoyo para que "el lector pueda leer y rellenar"...



PUNTOS DE APOYO
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Los primeros intentos del ser humano para mantenerse erguido y caminar son dramáticos. El instinto impele al bebé a perder el miedo a caerse, a perder la estabilidad que le venía dada desde que fue concebido y habitaba el cálido interior de su madre. No obstante insiste una y otra vez a pesar de caídas, de frustrados intentos y golpes. Menos mal que casi siempre es el pañal el que recibe el peso de su pequeña humanidad.

Cuando por fin logra ponerse en pie, apoyándose en cualquier objeto de la casa, sonríe victorioso y aún temeroso de volverse a caer. Es una media sonrisa y un medio susto. Realmente están graciosos en esos momentos, bueno, siempre nos atraen, pero cuando vemos sus incipientes luchas, parece que tiran más de nuestros corazones.

Ese intento de mantenerse en pie a ultranza y buscar puntos de apoyo va a ser una constante durante toda la existencia. Los apoyos infantiles físicos serán psíquicos posteriormente para poder “caminar” junto a los demás congéneres en igualdad de condiciones.

Los puntos de apoyo psíquicos varían según edades y circunstancias.

Por imitación, de manera instintiva, nos apoyamos en características de los padres o tutores, en sus códigos de conducta, en sus creencias, en sus miedos y atrevimientos. También de hermanos mayores y familiares como abuelos y tíos. Queremos salir del nido paterno con un buen arsenal de herramientas psicológicas para enfrentarnos con la vida. Sin olvidar los puntos de apoyo del colegio: Sistemas de estudios, ejemplo de profesores e imitación de ciertas características suyas.Todo lo anterior durante nuestra primera infancia y adolescencia.

En la juventud, al alejarse más de casa, los puntos de apoyo van perdiendo solidez y por consiguiente entramos en crisis existenciales. Vemos que hay otros conceptos y creencias que entran en colisión con los nuestros, nos desestabilizan y tenemos miedo a caernos. Nuestras energías juveniles y el poner a prueba toda novedad antes de ser asumida y aceptada, sin menospreciar nuestra terquedad intrínseca, son barreras que juegan a favor y en contra nuestro; a favor porque hace de filtro para toda renovación y en contra porque si la barrera es excesiva impide nuestra maleabilidad ante los cambios.

Conceptos como: personalidad, individualidad, Ser, maternidad, paternidad, amistad, verdad, agresividad, valor, masculino, femenino, posición social, dinero, salud, emotividad, sentimentalismo, amor en general, amor de pareja... y un larguísimo e interminable etcétera, son renovables, sanamente renovables.

Es durante la media juventud y pre-madurez, siempre de manera aproximada, cuando somos más proclives a los cambios, y nos vamos “esclerotizando”, a medida que los años se acumulan en nuestro carné de identidad, si no hemos ejercitado mucho nuestra capacidad de introspección y versatilidad, renovando conceptos y abrazándolos en libertad y con valor, jugándose amistades y reconocimientos sociales, familia y prosperidad económica.
Es entonces, cuando los puntos de apoyo no son tan fijos, cuando no temes que cambien, cuando te atreves a encontrarlos en lo sutil, en lo etéreo, en los valores tantas veces nombrados, cuando el Ser se eleva y vuela. Se apoya en sus alas y el aire. Las alas de su valentía e introspección sincera y el aire de dar valor a lo intangible, a lo no apegado a intereses: La honestidad, la sinceridad, el desprendimiento, la alegría serena y constante, la aceptación de vicisitudes... y otro amplio etcétera que el lector podrá rellenar.



GRAJU.-

Texto agregado el 12-09-2005, y leído por 541 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
24-01-2007 y es que apoco no es maravilloso el don de la vida?...creo que en eso consiste tambien, en hacer uso de esos apoyos para construir, para vivir en plenitud...ah que grandeza poder traerme enseñanzas vicarias para aplicarlas ahora en mi etapa de crianza...si, los apoyos renovables como bien dices se siguen rellenando en tanto somos capaces de aprender... luzyalegria
25-09-2005 Sosegada y perspicaz visión sobre la sicología evolutiva del ser humano desde la perspectiva seguridad-riesgo, autonomía-responsabilidad. Y un abierto debate: Crisis e inestabilidad de los puntos de apoyo hasta hace muy pocos días considerados como inamovibles. azulada
17-09-2005 Me ha encantado leerte. Un besito, Mai. maira
15-09-2005 Hoy que es un día de pocas palabras, voy a decirte dos cosas. La primera que has escrito una estupenda columna. La segunda es que, con tu prmiso, me llevo esta frase: "Es entonces, cuando los puntos de apoyo no son tan fijos, cuando no temes que cambien, cuando te atreves a encontrarlos en lo sutil, en lo etereo, en los valores tantas veces nombrados" Un abrazo Shou
13-09-2005 Gran texto y...Cuanta razón encierran tus palabras. Un saludo de SOL-O-LUNA
13-09-2005 En algún texto mío hablaba de que nos pasamos la vida tendiendo puentes desde el mismo momento en que rompen el que nos unía al paraíso (útero materno). Y creo que esos puntos de apoyo que nos describes son los pilares de los puentes. Los grandes, sólidos e imprescindibles de la niñez que, si tenemos suerte, nos vienen dados y son la base para los que luego tendremos que construir nosotros más adelante. Cuando uno tiene hijos, sabe que tiene que estar reforzando los pilares continuamente y luego se siente orgulloso de los que construyen solos ellos y a volar. juanrojo
12-09-2005 los animales son los que no necesitan puntos de apoyo durante toda su vida, naceny e pone de pie y así mueren, casi sin apoyo de nadie. Los seres humanos nos apoyamos de niños y seguimos haciéndolo siempre, aún usando de punto un bastón, nada es eterno, todo fenece Bella reflexión amigo, mis cariños apoyados en las estrellas india
12-09-2005 Es lo bueno de cada edad... nos vamos haciendo viejos, cada día, cada hora, y cuesta aceptarlo, y fastidia mirar hacia abajo y ver a otros mucho más jóvenes, con tantas cosas por descubrir que a nosotros ya nos parecen manidas y pasadas de moda... pero al mismo tiempo gozamos de una seguridad que da el tiempo y la experiencia que los más jóvenes envidia. Y así seguirá, por los siglos de los siglos...Estupenda reflexión. luna-lunera
12-09-2005 Los puntos de apoyo nos acompañan intrínsecamente, y muchas veces recurrimos a ellos de manera inconsciente. Por eso es tan importante la imagen que recibe el individuo desde siempre, primero como niño, luego como adolescente. Los padres debemos tener siempre un cuadro de diálogo abierto con nuestra reflexión ante los hechos cotidianos, y actuar coherentemente con lo que aconsejamos. Se plasma más el ejemplo que la palabra, cuando no hay concordancia. De hecho, aunque como dices en la madurez estamos menos permeables a cambios sustanciales, aún se recurre a "puntos de apoyo" para sobrellevar, sobre todo, la ancianidad. Ese es otro gran tema. Enhorabuena por la columna, Graju !!! ;) neus_de_juan
12-09-2005 Esta columna tiene un gran valor, pero que mucho, aleccionadora al máximo(y para mi más aún) pero conociéndote en persona alcanza mucho más valor, fijate lo que vienes a decir, el ser humano es más valiente cuanto más joven y cuanto más maduro, hay puntos de apoyo y puntos de apoyo pero el tuyo es magnífico. Ahora eso si, que más quisieramos tu y yo haber tenido un tercer punto de apoyo, ya sabes, el tripode... un abrazo de 5* barrasus
12-09-2005 Que razón tienes Juan al describir esa premadurez, la adolescencia. Ese tramo en el que la puerta de la habitación se cierra, el volumen de la música supera el ruido exterior, y todo lo que el niño ha aprendido hasta ahora es objeto de revisión. Necesita madurar y así, en esa extraña y a veces contradictoria burbuja de aislamiento, cuestiona todo, niega y afirma a ratos los Puntos de Apoyo en los que se ha sostenido hasta ese momento. Necesita forjar su Yo, saber qué pasa dentro. Para entonces un día abrir la puerta y algo más maduro volar en libertad, sabiendo que a pesar de haber abierto las alas, a veces corren vientos fuertes afuera y podrá volver a posarse sobre lo que no se tambalea. Esos Puntos de Apoyo eternos…Preciosa Columna. Te felicito entrelineas
12-09-2005 Este es sin duda un gran aporte a mis neuronas***** LAPLUMA
12-09-2005 muy buena reflexión,y de mucha fuerza que a todos nos llega en estos momentos, es bueno tenerlos gracias y saludos ***** lagunita
12-09-2005 Las dudas de nuestros primeros pasos son una constante a lo largo de toda nuestra vida. En cada momento y en cada lugar hay motivo para dar de nuevo los primeros pasos. ¡Qué suerte si mantuvieramos esa fuerza y ese empeño de los primeros meses en los que las ansias de caminar no nos las refrena nada. Una reflexión muy profunda y acertada. Gracias. franjalova
 
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