| Para Gabrielly.
 Vio la superficie oscura del mar e imaginó su fondo mullido
 Donde habitan el pulpo, la caracola y el barco hundido
 Y los rojos corales forman camastrones y salas de estar
 
 Al hundirse sin angustia, vio la tela transparente
 Que separa al mundo de sonidos, prisas y derrotas
 De su ingrávido refugio, callado, íntimo y secreto
 
 Planeaba dormir en su paraíso, debajo del mar
 Su tumba, como una princesa, sería una esfera de cristal
 Pero en vez flotó suavemente, mirando al cangrejo, la constelación
 
 Sus ojos cristalinos reflejaban al cielo estrellado,
 y a la luna, que cubrió su cuerpo con dulzura
 y de vez en cuando, a una estrella fugaz
 
 Se meció en paz en el oleaje, de la noche hacia la madrugada,
 Sin suspirar a los pellizcos curiosos de peces hambrientos
 Y al picoteo insensible de aves marinas que se posaban para saludar
 
 Resucitó en el diario aquel día
 Luego un monumento la hizo inmortal
 Pero ella transfiguró en brisa y caricia plateada, para vivir en el mar
 
 Ahora deambula la intangible zona de espuma y arenas
 Que cambia y varía según las mareas
 Y su nodriza la escupe en desgano, para volverla a tragar
 
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