Entre más prolongado es el silencio más intensas nos oímos.

Era eterna y cálida noche cuando las invitadas comenzaron a llegar una a una. Cada quien fue tomando el lugar que le correspondía, el eterno reservado.

En un principio la platica se dio ligera pero aburrida con lo que pronto hubieron de darse cuenta que no todas eran muy afines. Se comenzaron a oír murmullos de ¿a quién demonios se le habría ocurrido poner los lugares de esa forma?

En esas andaban cuando una fuerte tormenta provocó que la luz fuera la primera en marcharse. De pronto el lugar enmudeció la fiesta estaba a punto de terminar antes de lo previsto, solo se oían sollozos de lo que todas habían previsto para esa noche.

Entonces, la luna que había escuchado los murmullos aunados a silencios y sollozos, llena de curiosidad se asomó dejando entrar una ráfaga de luz mezclada con un toque de inteligencia. Fue así como a la luz de la luna las invitadas se dieron cuenta que el anfitrión no estaba y comenzaron a jugar con los lugares.

La luna que ya había tomado un lugar cínico pero cómodo esbozo una linda sonrisa cuando después de un par de horas y mucho alcohol las letras comenzaron a mezclarse entre todas. Era una orgía en que la misma luna quería ser letra.

La orgía debajo de la luna, la luna arriba de la orgía y el mundo entero condenado a sentir celos.