| *****Padre*****
 Suponiendo,
 Frente a estas líneas,
 Jamás haberte dicho de frente,
 Lo que siento por tu persona...
 Haré notas de todo lo que significa
 Tu sonrisa, llanto y situación en mi vida.
 
 La primera vez que me hablaste
 dejando de lado el tema de la paternidad
 y muchas veces, cuando secaste mis
 lágrimas, enfurecido con quien las provocaba...
 supe que serías mi padre por el resto de mis días.
 
 Cuando te diste  cuenta,
 que esa niña, de ojos prominentes
 y nariz pequeña, que corría siempre
 a buscarte a la puerta y que reía cuando
 la tomabas y mimabas... o cuando esa niña,
 te contó una vez sus secretos y tu... delicadamente,
 se los contaste a todo el mundo... cuando te diste
 cuenta, de que esa niña, crecería y quizás, iría muy
 lejos de casa, pero no de tu corazón, tus pupilas se
 prendieron tanto que el sol temía encontrarse con
 tu mirada.
 
 Cuando te dejé una vez
 para iniciar diferentes vuelos
 y dejé mis recuerdos en esa habitación,
 lloraste por dentro y una sombra... yo se,
 que una sombra pintó tu dulce, tempestuosa y
 muchas veces... rencorosa alma.
 
 Nunca me dijiste la tristeza
 que ocupó y gobernó por completo
 tu corazón, cuando te dije “me voy y
 no vuelvo”... pero hoy se, que tu amargura
 no es mas que el enorme amor que tienes
 por esta niña, que creció y tiene cosas
 tan parecidas a su madre... la mujer que una
 vez amaste y cosas tan parecidas a su padre,
 tu, al hombre que una vez, su madre amó.
 
 En nuestras vidas,
 hubo mucho miedo como
 una cuerda en el cuello,
 pero también hubo alegrías que
 hincharon mi alma... tanto me alegré
 tardes enteras contigo... que sentí ser
 la mujer mas feliz del mundo.
 
 Cuando comencé a crecer,
 me acerqué muchas veces a
 comentar mis dudas... reflexiones
 y tantas cosas que se pasean por el
 misterioso lío de la vida...
 pero comprendí, que a quien jamás
 escucharon en la infancia y adolescencia,
 fue a ti, porque todo mi tema, terminaba
 en tu tema... la pintura.
 
 La primera vez que te odié,
 te estaba amando mas que
 nunca padre... y la primera vez
 que te comencé a amar... me estaba
 dando cuenta, del gran hombre que Dios
 dispuso para ser mi padre.
 
 Los fracasos en esta
 mujer que hoy te escribe
 y las aventuras con fatales
 finales... no son mas que un
 mal recuerdo. Porque de la fuerza
 supe, cuando te vi muchas veces
 derrotado y al día siguiente,
 levantándote con la frente en alto...
 pero hoy me doy cuenta también, que
 tu fuerza en esos momentos... serian
 para el futuro, las rabias que escupirías
 cada vez que alguna situación te pareciera
 similar.
 
 Conocí tus debilidades por
 las mujeres y conocí tu aprensión,
 cuando te enfrentas a situaciones
 en donde, todo el mundo compite
 por formas de vida... formas que
 siempre, quisiste eludir.
 
 Dejaste de ser un día,
 el único hombre al cual embelesé
 por años, porque con el tiempo y
 mi crecimiento... admiré a un hombre
 que amé, respeté la decisión de otro,
 conocí mis debilidades y empecé a
 darme cuenta, de que en la vida,
 no serías tu siempre... mi única verdad y
 la última palabra, porque crecí y
 descubrí un infinito de cosas
 por halagar, conquistar, detestar y conocer
 allá afuera.
 
 Hoy, sentada y descubriendo el
 muchas veces nostálgico, humo
 de cigarrillo consumiéndose con
 la tibieza de esta primavera, se me
 vienen a la mente una enormidad de
 recuerdos junto a ti y mis hermanos,
 como las tardes eternas y soleadas en
 el campo y sobre todo... recuerdo,
 la felicidad que invadía el lugar
 entero, cada vez que soltábamos
 carcajadas al viento.
 
 Padre...
 aunque los años pasaron muy
 rápido en nuestras vidas y
 tu niñita, de mejillas coloradas y
 vagos pensamientos... creció,
 quiero decirte que toda la vida,
 seré una mujer gloriosa por haberte
 tenido desde un principio hasta un final
 a mi lado... te quiero por sobre todo
 lo dificultoso y te extraño cuando no te veo,
 te estimo en lo verdadero y compito cuando
 no estás, para recordarle al mundo, que mi
 padre me enseñó, que en la guerra... debemos
 ser los primeros en entrar y los últimos en salir.
 
 Con el cigarrillo ya consumido
 y muerto en su recuerdo,
 dejo estas letras, entendiendo, que
 tu al leerlas, tal vez no sientas lo
 mismo que yo, al escribirlas, pero
 su gran esencia, quiere decirte,
 que te amo, padre.
 
 
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