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LA FIGURA DEL TRAJE BLANCO


CAPITULO I


Green River City ya dormía y sus calles se encontraban desiertas y silenciosas. La noche era fría y soplaba un suave viento helado, que acompañaba a la llovizna que caía humedeciendo todo lo que a su paso encontraba. En el cielo, se veía la luna surcando el espacio sobre los negros nubarrones que la iban ocultando, como queriendo hacerla prisionera.

Era difícil encontrar una persona en sus calles, por lo avanzado de la hora y el tiempo que no era muy agradable esta vez. Sin embargo, a pesar de estar el tiempo amenazante, por una de las calles más alejadas y sombrías, se veía la figura de Donald Frison, cuidador del cementerio de la ciudad, que todas las noches después de su última ronda al camposanto, bajaba para beber algo y así pasar el frío que reinaba en dicho lugar. Regresaba a su oficio, pero quizás a una hora no acostumbrada ya que es un hombre muy correcto y su madurez en la vida así lo daban a conocer. Nunca se le ha visto en estado incorrecto, su responsabilidad y disciplina son únicas y así lo saben todos en la ciudad, donde es bastante conocido.
Su pasado fue muy tormentoso y triste, ya que en un accidente perdió lo que más quería y puede querer un hombre, su esposa y sus dos hijos. Desde que sufrió ese terrible
golpe que le deparó el destino se ha alejado de sus amigos, y por eso baja a beber su copa en solitario, pero aún así no cambia en absoluto su responsabilidad y corrección.

Frison iba esta vez algo bebido y por efectos del alcohol balbuceaba algunas palabras en voz alta.

-¡ Maldito Tom...! ¡ Maldito...! ¡Me las pagarás...! -

Decía esto en su zigzageante caminar hacia el camposanto, cuando divisó a lo lejos viniendo en sentido contrario, una figura blanca que resaltaba demasiado en el oscuro camino hacia dicho lugar.

Frison al ver la extraña figura que se acercaba silenciosamente hacia él, despertó de su embriaguez y, por el temor que le produjo procedió a colocarse detrás de una cerca que allí había, a un lado del camino. Así podría conocer quien había sido el intruso que había estado en su conocido cementerio durante su ausencia.

Así pasaron rápidamente los minutos y pudo ver mucho más cerca la blanca figura. Observó que su traje era extremadamente blanco, su andar lento y demasiado silencioso, pero su sorpresa se la llevó al ver su rostro que mostraba una horrible calavera. Quiso dar un grito de terror, pero el pánico había hecho presa de él y se le quedó atrapado en la garganta.

Lentamente vio pasar frente a él la siniestra figura, que se fue alejando en igual forma sin detenerse. Cuando Frison la hubo perdido de vista salió de su escondite y así pudo continuar su camino, pero esta vez en forma más rápida.

Momentos después se encontraba abriendo apresuradamente el gran portón del cementerio, entró y antes de volver a cerrarlo miró hacia el camino por si se divisaba la figura del traje blanco, pero éste se veía tan solo y sombrío como antes. Cerró y se dirigió hacia su cabina ubicada a la derecha de la entrada. Entró en ella y después de cerrar la puerta con seguro, respiró con alivio y procedió a acostarse, pero sin poder borrar esa cara de espanto que le dejara la siniestra figura. Bastante rato tuvo que esperar para poder conciliar el sueño, pues le era imposible hacer desaparecer de su mente el espectáculo que había presenciado.


**********************


Al día siguiente se veía una gran algarabía en la pequeña ciudad, debido a que se celebraba el aniversario de fundación de Green River City. La gente paseaba por sus calles de un lado a otro mostrando una gran alegría, y era con justa razón, ya que esa fecha siempre era motivo de una gran fiesta en la que se hacían diferentes actos.

La plaza principal de la ciudad se encontraba llena de gente y continuaba llegando para no perderse nada de lo que allí se efectuaría.

Era habitual que las grandes personalidades hacían discursos a la muchedumbre con motivo de tal acontecimiento y concluído dicho acto seguía una visita general al composanto para venerar a su fundador.

Serían como las diez de la mañana y a pesar de lo helado que se había presentado el día, todos querían asistir a los actos. Fue así como comenzaron a trasladarse hacia el camposanto.

Cerca del medio día, hora fijada para la visita al cementerio, se encontraba gran cantidad de gente ante el gran portón de entrada. Estaban muy intranquilos y sorprendidos por encontrarlo cerrado, ya que todos los días se abría muy temprano y más aún en ese día tan especial para todos.

Nadie se explicaba que le había sucedido a Donald Frison y comentaban el por qué de dicho suceso. Fue pasando el tiempo y poco a poco se iba llenando de gente el lugar, hasta que llegaron las autoridades y la fuerza policial.

Un policía al enterarse de lo que allí acontecía, procedió a tocar la campana para llamar al cuidador del lugar. Pero después de esperar un instante y no obtener respuesta, comenzó a subir y pasarse por sobre el portón y así investigar que era lo que sucedía a Frison. Ya al otro lado se dirigió inmediatamente hacia la cabina de éste, encontrándola cerrada, procediendo a golpear fuertemente la puerta y diciendo en voz alta...

- ¡ Frison... ¡ ¡ Frison... ¡ ¿Está usted ahí...?

Del interior contestó una voz muy baja...

- ¡ Sii... ¡ ..... ¿ Qué desea...?

El policía no comprendía, Donald Frison, un hombre tan cumplidor aún dormido y en un día tan especial para la ciudad. Entonces volvió a interrogarlo...

- ¿ Se encuentra usted bien, Frison, o no sabe que estamos de aniversario..?

No terminaba de decir esto cuando se abrió la puerta de la cabina y apareció la figura de Frison, presentando un aspecto demacrado y pálido, que miró al policía muy extrañado.

- ¿ Aniversario...? ¡ Ohh...cómo se me pudo olvidar...!
Pero... tome, tome las llaves..., abra usted mismo el portón que yo me vestiré de inmediato.

Dicho esto Frison se introdujo en su cabina para proceder a vestirse.

Cuando el policía se dirigía al portón para abrirlo, vio que otro compañero se estaba encaramando por el ancho portón para pasarse a averiguar la demora del primero, pero al verlo venir, descendió.

Rápidamente abrió el portón y así por fin pudo entrar la muchedumbre que se encontraba reunida guardando un respetuoso silencio.

Luego de hacer eso, el policía volvió a la cabina para entregar las llaves a Frison, que en ese momento salía para unirse a los visitantes, lo que hizo en compañía de su momentáneo reemplazante.

Se dirigieron de inmediato al lugar donde se encontraban los restos de Sir Walter Dulong, y que se ubicaban en el centro del santo lugar, constituyendo una especie de amplia plazoleta, aislaba de las demás tumbas.

Instantes después llegaba el Nuncio para decir una misa al pie de la sepultura del fundador, en compañía del señor Alcalde.

Transcurrió la ceremonia sin que se presentara ningún hecho anormal y, terminada la cual, todos volvieron a la ciudad para continuar con los demás actos que en ella se efectuarían esa tarde. En pocos instantes quedó nuevamente el lugar desamparado y solo Frison y el comisario Curtis quedaron en el recinto. Este último para informarse de lo acontecido a Donald Frison esa mañana.

Pero el cuidador no quiso revelar nada al inspector por temor a que éste le interpretara mal, pues estaba esa noche un poco bebido y aún no se decidía a creer semejante visión. Por lo tanto, le informó que había estado en la ciudad y había bebido más de la cuenta hasta una hora bastante avanzada, y por consiguiente, se había quedado dormido esa mañana sin acordarse del memorable día para la ciudad.

El inspector escuchó este relato y después de reprimirlo se alejó hasta la ciudad.


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CAPITULO II



La oscuridad de la noche cubría nuevamente a Green River City que aún se veía alegre, especialmente en un bar.

Mucha gente se había reunido allí para festejar ese gran día y cantaba y gritaba a los sones de una melodiosa orquesta. Más, esa alegría no era compartida por los dos hombres que se encontraban en una mesa aislada del barullo. Se les notaba intranquilos y uno decía a su compañero...

-¿Qué le habrá pasado a Frison...? -

-No vaya a ser cosa que el viejo Tom le haya hecho una mala jugada.-

-¿Por qué no vamos a ver que le sucede...?

-¡ Si..., es buena idea...! ¡ Vamos de inmediato...!

Momentos después salían del alegre recinto para dirigirse al cementerio.

Afuera no se notaba ese aire de alegría, sino que estaba muy frío y daba al ambiente un aspecto desagradable.

Los hombres caminaban en forma rápida hacia el lugar y hablaban muy poco. La verdad es que se les veía nerviosos y temían que algo malo estuviera ocurriendo a su amigo Frison.

Es así como al estar a unos cuatrocientos metros del silencioso lugar, vieron una figura que venía en dirección contraria a ellos avanzando lentamente.

Ambos se miraron y ...

-¡Es Frison...! exclamó uno de ellos.-

-Yo no sé qué es lo que le sucede a este Frison.-

-Si, y a la hora que se le ocurre venir a festejar.

Bien, vamos a encontrarlo y saber qué es lo que le sucede.

Apuraron más el paso y pudieron apreciar la figura que ellos presumían pertenecía a Frison en forma más clara, pudiendo distinguir su blanquísimo traje blanco, que resaltaba en esa oscura noche.

Nuevamente uno de los hombres habló...

-¡ Bueno con este Frison...! - ¡ Viene a festejar con un traje blanco...!

Al decir esto ambos comenzaron a reír, mientras se acortaba la distancia.

Cuando estaban a unos treinta metros, uno de ellos, el más joven, Huck Rope, llamó en voz alta al supuesto Frison, mientras el otro, Jack Peter Williams, se adelantaba a su acompañante para encontrar a la figura.

El primero no obtuvo respuesta, pero creyendo que no le había oído, volvió a llamarlo...

-¡ Ehh...! ¡ Frison...! ¡ Frison...apúrate que vas a llegar tarde...! -

Nuevamente no obtuvo respuesta y en ese momento fue que Jack llegaba donde la figura y, corriendo hacia ella le abrazó diciendo...

-¡ Hola Frison...que bueno que estás bien...!

Pero al notar que la figura permanecía inmóvil la miró a la cara, y fue en ese momento cuando lanzó un grito de terror cayendo al suelo como fulminado por la impresión.

Huck, que había presenciado la escena desde muy cerca, al escuchar el horripilante grito de su compañero y ver la espantosa figura de la calavera, huyó hacia un lado del camino para poder esconderse. Quiso pedir socorro, pero al ver que la macabra figura seguía su mortal camino, respiró aliviado y después de esperar que ésta desapareciera salió a auxiliar a su amigo Jack que yacía inmóvil en el suelo.

Grande fue su sorpresa al verlo tendido en el suelo y su cara espantosamente desfigurada. De su boca caía un hilillo de sangre que corría hasta el suelo. Estaba muerto. Asustado como estaba no atinaba a nada, y como única solución decidió tomar en brazos a Jack, y cargar con él hasta la ciudad. Le cubrió el horrible rostro y comenzó a caminar lo más rápido que pudo, a pesar de su peso.

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CAPITULO III


Toda la ciudad se enteró al día siguiente de la fatal noticia, y nuevamente comenzó a aparecer ese aire de intranquilidad y miedo por tal misterio.

El comisario Curtis, muy de madrugada se había dirigido al cementerio acompañado de su ayudante Conrad.

El lugar se encontraba ya abierto, por lo que no necesitaron anunciarse. Al entrar al lugar vieron a numerosas personas que murmuraban muy extrañadas, quizás del misterio de la noche anterior. Se dirigieron hacia la cabina de Frison inmediatamente, pero al ver que éste estaba rodeado de visitantes curiosos, esperaron a que los viera.

No pasó mucho tiempo, pues Frison los había visto llegar, y abandonando al grupo se dirigió al encuentro del comisario, con cara de extrañado.

-¡ Vaya que visita tengo hoy...! - ¿ Qué le trae por aquí comisario...? -

Pero la respuesta no la dio el comisario Curtis, sino que el ayudante, que respondió...

-¿Acaso no sabe de la muerte de Jack Peter Williams..? -

-¿Pe...Peter... Williams, dice usted...? -

-¡Si... exactamente...! ¿Usted le conocía, verdad...? - afirmó el comisario.

-¡Si...si...comisario...! - Eramos viejos amigos..., pero... ¿Cómo murió...? - ¿Qué le sucedió...?

Eso es justamente lo que estoy tratando de averiguar.

Según Huck Rope, que acompañaba a Jack anoche, se encontraron con una figura muy extraña que fue la que dio muerte a éste...

-¿ Una figura extraña...? - ¡ La figura del traje blanco...! -¿No es así comisario...?

-¡ Exactamente, una figura blanca...¡ ¿Cómo lo sabe usted...Frison...? –

Pero antes que contestara, el comisario Curtis le contó todo lo acontecido la noche anterior, hecho lo cual regresó a la ciudad, dejando demasiado sorprendido a Frison pues él también había visto a aquella horrible y escalofriante figura.


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CAPITULO IV



Por la tarde, Frison se dirigió a la ciudad más temprano que lo acostumbrado, ya que el miedo había hecho presa de él. Su visita esa noche se debía a que su deber de amigo de Williams le indicaba acompañarlo en esa silenciosa despedida de este mundo.

En casa de éste encontró a la desfalleciente viuda acompañada de muchos de los amigos del difunto, que eran bastante numerosos. Después de compartir su pesar con los familiares, se acercó a la sala donde estaban los restos del que fuera su mejor amigo. Se acercó al ataúd y pudo ver la cara desfigurada del hombre, que daba a conocer la forma horrible de su muerte.

Permaneció en la casa bastante rato, guardando absoluto silencio. Ya se disponía a partir, cuando oyó una voz femenina que sollozando le decía...

-¿ No sabe nada usted, Frison...?

La pregunta la hacía la viuda, que apenas podía mantenerse por el fuerte golpe que había recibido, con la fatal muerte de Williams.

Frison comprendía la tristeza que afligía a Betty, pero su respuesta fue...

- No sé absolutamente nada, Betty... En realidad yo también lo siento mucho.

Dicho esto se retiró, ya que se encontraba muy emocionado.

Afuera reinaba la oscuridad y rápidamente se dirigió al bar para ver a sus amigos y beber algo, y así tratar de borrar la expresión horrible que le viera a su amigo Williams.

Dentro del establecimiento había un murmullo suave, y se notaba una gran alegría entre los concurrentes, lo que animó un tanto a Frison que estaba casi deshecho. Comenzó a avanzar por entre las mesas y al pasar por una de ellas se encontró con Huck, que bebía solo. Este al verlo, lo invitó a sentarse.

-Apuesto por la cara que traes que vienes de ver al pobre Williams.-

-¡ Si, Huck,,,! Precisamente de ver la cara al pobre Williams. Yo lo siento mucho, me parece muy extraño, y haré lo posible por averiguar el misterio de esa figura del traje blanco.-

-Pero..., Frison, ¿Cómo vas a poder desenmascararla, si no sabes quién es, ni de donde viene, ni a donde va...?-

-Exactamente Huck, nadie sabe nada, pero
haré todo lo que pueda para lograrlo, pues nada se pierde con probar. Me imagino que tú estás de mi parte y me ayudarás.-

-Quiero comenzar a investigar esta misma noche.-

-Estoy dispuesto a ayudarte Frison..., pero como te digo, yo no sé por donde empezar...-


Fue así como ambos hombres se dirigieron por las ya desiertas calles de la ciudad hacia el silencioso y misterioso lugar de los muertos.

Caminaron largo rato en silencio, pensando cada uno lo que les estaría esperando.

La noche estaba bastante avanzada y la luna iluminaba tenuemente el camino al pasar sobre los nubarrones que se deslizaban por el cielo, como queriendo esconderla.

Estaban cercanos al lugar del siniestro ocurrido la noche anterior, cuando Frison indicó a su acompañante que hasta allí llegarían por el momento para observar si acontecía algo extraño.

-¡ Aquí esperaremos a la figura del traje blanco, Huck! -, pues imagino que hoy saldrá nuevamente a dar su acostumbrada vuelta mortal y, estamos en la hora precisa. Estoy seguro que busca a alguien determinado. -

Aún no terminaba de decirlo, cuando a lo lejos se dibujaba la figura siniestra, que bajaba del cementerio con destino desconocido y quizás si se dirigía hacia uno de ellos dos.

Al verla, Frison comenzó a transpirar copiosamente y con voz temblorosa dijo a Huck...

-¡ Ocultémonos tras esa casucha vieja y así podremos ver hacia donde se dirige...! -

La figura se acercaba tan lenta y silenciosamente como de costumbre y a medida que avanzaba, ambos hombres tiritaban de miedo.

Momentos más tarde, ante ellos pasaba el esperado personaje con su traje blanco, y con paso uniforme comenzó a alejarse del lugar como si no se hubiera percatado de la presencia de los dos hombres.

Dejaron que se distanciara lo suficiente, para poder seguir tras ella sin ser vistos. Así, a una distancia prudente y por la orilla del camino, comenzaron a seguirla.

Después de caminar largo rato, se encontraron nuevamente en la ciudad, pero en un lugar bastante apartado del centro y quizás el más oscuro y despoblado de ésta.

Al final de una callejuela, por donde se internó la macabra figura, se divisaban las dos únicas casas que había en el lugar, y en una de ellas fue donde se introdujo la figura blanca.

Nuestros hombres, que hasta aquí no la habían perdido de vista, al verla entrar no sabían qué hacer. Transcurrieron unos minutos cuando se oyó un grito de terror que provenía del interior de la casa donde entró la figura.

Al oir el grito, Frison y Huck se quedaron perplejos y sin saber que hacer, si ir al lugar a investigar o alejarse rápidamente de allí. Pero solamente se ocultaron cerca del lugar, esperando que saliera del interior de la casa, la siniestra figura. Así transcurrió un largo tiempo, sin que apareciera, por lo que al fin decidieron entrar en ella con mucho miedo a enfrentarla, para de una vez por todas descifrar el misterio.

Llegaron silenciosos al interior de la casa y al entrar a una especie de salita, se encontraron con un macabro espectáculo. Tendido en el suelo el cuerpo de un hombre ya sin vida y con una horrible expresión en su rostro desfigurado. Los ojos desorbitados que parecían mirar fijamente a los hombres y la sangre que manaba del cuello y la boca en forma de hilillos hasta el suelo, formaban un cuadro impresionante que dejó helados a Frison y Huck.

Ambos, sorprendidos por el espectáculo, salieron de la habitación para examinar las otras piezas y dar con la espeluznante figura, pero todo fue inútil ya que en ella no se encontraba nadie más que ellos dos y el cadáver de aquel desdichado.

Al ver que habían sido burlados volvieron a la salita donde encontraron el cadáver, para tratar de identificar al pobre desgraciado.

Frison se acercó para observar más detenidamente al que yacía en el suelo y encontró algo familiar en él.

-¡ Pero si es Tom Rises...!, Con él estuve bebiendo la otra noche. Estaba muy tranquilo, a pesar de encontrarse en capilla con la policía, desde hace bastante tiempo.

-Incluso estuvo metido en el caso del viejo Alan Rogers, pero en la investigación nada se le pudo comprobar. -

-¡ Si, Frison, es Tom...!, Pero... ¿Por qué tenía que ser él...?-

Luego sin mover el cuerpo de su sitio, salieron de la casa y se dirigieron rápidamente donde el comisario Curtis.

-Le contaremos al comisario todo lo que hemos visto, para analizar el caso que aún complica más las cosas, aunque tengo la impresión que ya se ha desenredado la madeja del misterio, exclamó Frison... -


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CAPITULO V


Al día siguiente, nuevamente se veía ese aire de miedo y misterio en la ciudad por el nuevo acontecimiento macabro, en que participó la figura del traje blanco.

En casa del asesinado Tom se observaba mucho movimiento y, entre las personas que allí se encontraban, estaba el comisario Curtis muy preocupado y Frison.

-¿Qué haremos Frison...? – Dos crímenes en dos días y nada se sabe del motivo ni de su autor. Esto se pone muy complicado, más de lo que imaginaba... y la siniestra figura blanca nos tiene en jaque,...
aunque... -

-¿Veo que también piensas investigar el aso Frison...? - ¿Verdad...? -

-¡ Pero por supuesto comisario! - ¿Por qué habría de desistir ahora que está en su punto más interesante? - ¿ No le parece así, comisario...? -

-¡ Por supuesto Frison, estoy de acuerdo en que está muy interesante, pero parece que ya me estoy volviendo loco! - Estoy completamente confundido. Espero que si yo no tengo suerte, la tengas tú... ¡ Hasta pronto Frison...! -

Dicho esto, el comisario Curtis abandonó el lugar.

Frison, que le había escuchado atentamente, se despidió en forma pensativa, como que supiera que ya tenía la solución.

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CAPITULO VI


El día transcurrió normalmente, sólo que en el cementerio había un poco de movimiento debido al entierro de Jack Willims, que fuera la primera víctima. Por tal motivo Frison tuvo compañía hasta tarde.

Cuando hubo cerrado el camposanto, se dirigió a su cabina y se recostó en su gran sillón para descansar un momento. Esto era parte del plan que tenía preparado para esa noche, para lo cual debía estar muy tranquilo,pues estaba seguro que le resultaría.

Transcurrió una media hora, hasta que el sol desapareció en el horizonte, entonces Frison decidió comenzar su investigación. Se sirvió antes un buen trago de agua ardiente para entrar en calor y tomó su linterna para hacer su acostumbrada ronda al lugar.

Caminaba lenta y silenciosamente, observando con cautela todo lo que se presentaba a la clarísima luz de la luna, que parecía estar ayudándole. Recorrió el lugar en forma íntegra, terminando su ronda sin que ocurriera nada anormal. Volvió a su cabina y se sentó al lado de afuera de ésta, mientras encendía un cigarrillo y observaba atentamente todo lo que había a su alrededor, especialmente el ancho portón de entrada al lugar. Por lo tranquilo y despierto que se le veía, daba la impresión que estaba dispuesto a dar con el misterio.

Estuvo así unas cuantas horas sin que sucediera nada extraño, pero cerca de la media noche sintió como que alguien abría la pesada puerta del cementerio y salía silenciosamente.

Sin pensarlo dos veces, se incorporó de su asiento y se dirigió hacia el portón, llevando consigo un revólver y su linterna. Llegó hasta él, pero notó que el portón estaba cerrado tal cual como lo había dejado. Sacó su llave y lo abrió rápidamente, mirando hacia el camino donde imaginaba habría ido el intruso. A lo lejos divisó la blanca figura que sin duda se dirigía hacia la ciudad, lenta y silenciosa como en los días anteriores.

-Al verla alejarse, Frison pensó que lo más conveniente era esperarla a que regresara, y murmuró...:

-¡ Aquí te esperaré, maldita figura...! ¡Y por fin sabré quien eres...! -

Nuevamente cerró el portón y volvió al lugar donde se encontraba antes, al lado de su cabina. Aunque esta vez con los ojos más abiertos y fijos en el portón.

Transcurrió media hora y Frison estaba impacientándose ya, cuando sintió que nuevamente se abría el portón y alguien entraba. Para Frison el extraño era conocido, por lo que se incorporó lentamente sin producir ruido y vio al misterioso personaje blanco como entraba en el cementerio.

La blanca figura se dirigía en línea recta hacia el fondo del lugar. Frison comenzó a seguirla a cierta distancia sin perderla de vista. Cuando la figura pasó la especie de plaza que había en el centro del lugar, dobló hacia la izquierda deteniéndose frente a una tumba que había en el lugar.
De pronto desapareció como que si la hubiera tragado la tierra y no volvió a aparecer. Todo esto lo presenció Frison, y después de mirar hacia todos lados, se dirigió al lugar donde vio desaparecer la misteriosa figura. Encendió su linterna y enfocó la lápida de la tumba, pudiendo leer lo que en ella decía...


“AQUÍ YACEN LOS RESTOS DE”

ALAN ROGERS F.

+ 12 - Marzo - 1926

Green River City

Al terminar de leer esto, Frison apagó su linterna y se quedó un rato pensativo y se dijo ...

-¡ Alan Rogers ¡ - Sin duda que lo que hizo fue una venganza y no estará tranquilo hasta que consiga su propósito. Aunque me parece que ya lo logró y, si no es Tom Rises a quien buscaba, decidiré abandonar este lugar. El propósito sin duda es que su víctima lo acompañe en este cementerio.

Nuevamente volvió a su cabina para descansar y dormir en forma tranquila, satisfecho por lo que había descubierto.

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Al día siguiente, Donald Frison muy temprano se dirigió a la ciudad para ver al comisario Curtis, y contarle lo sucedido y explicarle su pensamiento.

Lo encontró en su casa y apenas éste lo vio aparecer dijo...

-¡ Por esta visita tan de madrugada me imagino que me traes una buena noticia, Frison...! - ¿ Verdad...?... Puesto que hasta ahora solo he sabido de cosas escalofriantes...

-¡ Así es comisario...! - y ya verá que buena es...-

Le contó lo sucedido la noche anterior.

-En realidad no se que decirle Frison, usted solo ha logrado desenmascarar a la figura del traje blanco y, por fin todos estaremos tranquilos. ¡ Lo felicito...!

- Ya decía que Tom Rises era el verdadero asesino de Alan Rogers, pues se le veía siempre muy intranquilo. Las pagó muy caras, mi amigo...

-¡ Ahh...! , usted dice que es mejor enterrar lo antes posible a Tom ¿Verdad...? –

-¡ Sí comisario es lo mejor...!



F I N


La figura del traje blanco

Alfildama - Guillermo Gaete

© 1962 by Guillermo Gaete


La primera impresión se realizó en agosto de 1962

La segunda impresión revisada se realizó en Febrero de 1965

Tercera impresión Abril del 2001



Impreso en Chile / Printed in Chile



Texto agregado el 02-10-2005, y leído por 466 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
17-01-2012 Entretenido relato. pantera1
02-02-2008 que bellamente narrado... te felicito.. me mantuvo inmersa en la letras durante toda mi lectura.. :D te agradezco la invitación a leerte.. es un placer hacerlo.. gracias... es genial.. ***** saludos.. soledad3705
04-06-2007 El final me dejo ¡plop!pero buena forma de narrarlo***** ismaela
29-10-2006 Me has dejado pegada al sillón todo el tiempo, sin poder separar los ojos de la pantalla. m_a_g_d_a2000
20-10-2006 que belleza felictaciones5* neison
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