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Inicio / Cuenteros Locales / rudie / \"Un Tranquilo y corto paseo por la demencia.\"

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Aquí me encontraba, pegando los pedazos de las ilusiones rotas, encerrado, no sabría decir como llegué aquí, una noche de peleas que eran regulares en mi casa, pero esta vez casi mato a todos, me fui a mi dormitorio furioso y al despertar me encontraba aquí.

No se cuanto tiempo he estado en este lugar, solo sé que no me sirve reflexionar y sólo tengo que continuar; escucho voces, veo sombras que me siguen durante el día, me hablan de noche, susurros mañaneros, a veces son tan fuertes que no me escucho a mi mismo, tal vez nunca lo hice, me dejé llevar por lo cotidiano, lo ordinario, no me subí al tren cuando tube la oportunidad de hacerlo, me arrepiento, no lo niego, me duele y enfurezco.

Vago por los pasillos, me deslizó por los gritos de las otras salas, camino por todo este maldito lugar, no tiene salida alguna, el único escape es este gran jardín lleno de árboles y hojas secas. Esta institución esta plantada en medio de un bosque, en medio de una gran ¡Nada!, cuanto daría por una caricia, pero lo único que obtenía eran la saliva babosa de mi compañero de mesa, que al comer y tratar de hablar a la vez me lanzaba su repugnante liquido viscoso. Suspiraba y miraba hacia la ventana con barrotes de acero, encierran todo el maligno hogar.

Aquí veía muchas cosas, a otros creerse Héroes, y personas que ya están muertas, ¿serán sus espíritus metidos en sus cuerpos?... uMm no lo creo. Tenía ataques de ansia que hacían que flagelara mi cuerpo, con la mente fría y mi mal humor, otro día nuevamente comenzaba aquí.

Será euforia o desconsuelo, el día de las visitas, yo no quería que me vieran, que patrañas, me había metido aquí y mas encima tenia el descaro de venir a dar su cara. Lo que hacia era sentarme enfrente de ella, mientras posaba lo ojos llorosos en mi y me decía palabras que no escuchaba, encontraba un punto y lo miraba la hora y media que se quedaba, usualmente era un clavo en la pared de enfrente, donde colgaba un estúpido y horrible cuadro con un payaso que tenia una flor púrpura que caía de su mano. Que deprimente.

Sentado en el mismo salón de cada día, en el sillón café que daba hacia el ventanal lleno de oxido, pasaba mi mano sobre mi cara, la pasaba tan fuerte que me deformaba el rostro por unos momentos, me asfixio, no lo soporto, lo habitual de mi “hogar” me atacaba a pasos y golpes agigantados.

- No tengo sueños, ni pasiones, tampoco razones y obviamente lo menos que tengo son ilusiones. La esperanza no existe, la justicia no es divina . -

A veces lloró en mi cama durante la noche, nadie se da cuenta y eso me sosiega, me siento apoyado en la muralla y miro la luna con su silencio gris desde la carcelaria ventana, destino cruel.

Mañana siguiente, el mundo real no existe, todos tenemos nuestros propios mundos dentro de nosotros, llámenlos sueños o como quieran, yo no tenia ninguno, lo mas parecido que tenia era imaginarme ser una mosca y volar por el mismo lugar.

Comíamos frutas, ¡ Si era el día de las frutas !, pedazos de manzanas y otras mugres mal cortadas, como también oxidadas, rígido sentado con los dos codos en la mesa con la mirada fija hacia la ventana que quedaba frente donde me encontraba, mi compañero baboseando, y yo con mi tenedor en la mano, ni siquiera tube tiempo de pensarlo, con mi mente clavada en la ventana, levante levemente mi mano derecha, las puntas del tenedor destellaban con el sol y el vidrio de la ventana , con un movimiento dulce y violento enterré ese tenedor en mi cuello, con un dolor agudo y largo, inmediatamente comencé a sentir como afloraba mi sangre, chorreaba a litros, mi compañero baboso gritaba, y reía a la vez, ¡Que no podía hacer las cosas por turnos!, las enfermeras corrían, y todos los demás gritaban, me ensordecían, esto es lo mejor, tenia toda la atención, un frió comenzó desde mis pies a subir lentamente por mi cuerpo, al llegar a mi pecho dejé de sentir, ya casi cadáver, se acerco Silvia, la enfermera mas jovén, se agachó, puso mi cabeza en sus piernas, me acariciaba con sus manos y lloraba como nunca, yo con mi vista entrada en la ventana, la dirigí hacia ella, al ver sus ojos llenos de lagrimas; me extrañe, bueno casi, ya que no podía realizar ningún acto en mi estado. Me dijo : ¿Por qué?, si ya todo estaba listo, entre balbuceos confusos, ¿Listo? - Le dije. Sí, hoy a la hora del té, tú madre venia por ti, hoy salías de aquí.



Tamara A.R.

Texto agregado el 04-10-2005, y leído por 132 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
05-10-2005 Puede ser que tenia un hoy preparado , pero pude ser también que la enfermera le queria retener con cierta maña, ahora solo creo que ella no escucho nada , porque su vuelo ya habia atravesado esa ventana. mis ***** Pili_
 
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