|          CANTO A LOS LAMENTOSDE UN POETA TRISTE
 
 
 Turbio canal
 de congoja y desconsuelo,
 convulsionado cauce
 de turbulenta angustia;
 desdicha que se hunde
 en la arena del mar,
 con dos penas crepusculares
 y cien negros presagios nocturnos:
 son tus versos de siempre.
 
 Florece tu desdicha,
 cuando el sol ahuyenta
 las últimas penas
 de tu sueño inconcluso.
 Así te he visto,
 hermano.
 He cogido
 la letra,
 del verso acongojado
 que tu alma esparce,
 graba en dura piedra,
 o en el mármol
 de una tumba,
 con dos tapas, impresas,
 en primera edición.
 Nadie ha bebido las lágrimas
 de tu soneto,
 y la sangre de tu oda,
 se ha secado,
 en tu cuerpo.
 
 ¿ Cuándo sonreirás, hermano ?
 ¿ Cuántos lamentos ha anidado tu alma,
 tu pecho oscuro,
 golpeado,
 agrietado ?
 
 
 ¿ Alguna vez se agrandó tu pupila,
 de alegría,
 o fuiste siempre triste,
 taciturno ?
 
 Tomaré tus penas.
 Las echaré en un saco
 y llenaré un baúl
 con tus versos de miedo,
 de clamor, de pena,
 de amores desencontrados,
 desencantados,
 desdichados,
 destrozados,
 y podrás ser alegre,
 aunque sea un minuto,
 para escribir poemas
 como canto a la vida;
 no a tu vida,
 sino a otra vida,
 alegre,
 sonriente,
 sonora,
 como canto de pájaro,
 como curso de estero,
 como lluvia en tu ventana,
 cuando duermes.
 
 Te prestaré mi pluma
 de pájaro cantor;
 entonces,
 harás versos al humor,
 a la vida,
 al canto,
 a la alegría,
 a mi sueño infinito
 de un hombre feliz
 sobre esta tierra...
 o bajo ella.
 
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