... Y ahí estaban los dos, frente a la ventana, observando las luces de la noche, que se quedaban pequeñas ante el brillo de sus ojos cuando las miradas se cruzaban. Ella estaba hecha un manojo de nervios, y él lo notaba, por lo que hacía todo lo posible por hacerla sentir cómoda. Hablaban de cualquier cosa, quizás para los demás serían trivialidades, pero para ellos en ese momento eran las palabras más sutiles que habían escuchado.
Lentamente sus manos se acercaron por la proximidad de los cuerpos, y el contacto fue inevitable. Ya tomados de manos los nervios estaban de más, las miradas se tornaron más profundas, como si trataran de desnudar su alma, y ciertamente lo harían...
Pasaban los minutos, ya no era sólo el brillo de los ojos, ni el roce de las manos, ahora estaba ese temblor y la certeza de que algo pasaría. Sin darse cuenta se encontraron uno frente al otro, tan cerca que sus labios casi se tocaban, y cuando ella se disponía a decir algo (que se yo que cosa), el selló sus labios con un beso... si, ese beso que ambos estaban esperando, pero que ninguno se atrevió a dar antes...
Se perdieron en ese beso; cuerpo, mente, alma, todo en un maravilloso compás al ritmo de un sentimiento; sus labios danzaban mientras sus lenguas descubrían rincones desconocidos, reclamando cada espacio como suyo.
De pronto se escuchó un ruido, rápidamente separaron sus labios..
_ Que fue eso?? . Dijo ella
_ Nada, probablemente el gato jugando. Dijo él, mientras ambos reían como niños descubiertos.
_ Tengo miedo
_ Yo también

Él la abrazó fuertemente, como queriendo protegerla de sí misma, de sus propias dudas.

_ Quieres escuchar algo de música?? Dijo él tratando de tranquilizarla
_ Claro, pon lo que quieras ...

Se dispuso a poner un Cd... la música era suave, justa para la ocasión, perfecta para el amor

_ Me encanta Ricardo Montaner. Exclamo ella
_ Lo sé

Y ahí estaba otra vez esa mirada, cuando sientes que no puedes evitar ver los ojos de esa otra persona, y de hecho eso era lo que sucedía, no podían apartar sus miradas... y así nació otro beso, pero este era diferente, ya no era ese beso inocente y tembloroso de hace unos minutos, ahora ya conocían la sensación de tener esos labios sobre los suyos, y lo estaban disfrutando.
Tan cerca uno del otro en una noche perfecta... y llegaron las caricias; él lentamente fue deslizando su manos debajo de la blusa acariciando su espalda, mientras ella disfrutaba jugando con sus cabellos, y convirtiendo todo en desorden. La música ya no se oía, mientras sus cuerpos se encontraban y comenzaban a reclamarse.
Ella perdió algo de miedo, y la camisa de él fue a parar al piso, mientras los besos hacían parada en el cuello, explorando nuevos lugares. Caricias y besos al calor de los cuerpos, dando pasos sin saber a donde van; y la música cada vez más lejana.
Ambos recostados en la cama, debajo de las sábanas, entre las que quedaba la ropa que aún faltaba por quitar. Los dos jugaban como niños explorando todo a su paso, utilizando sus labios y sus manos como instrumento...
La desnudez de alma y cuerpo, dejando el miedo y los complejos en algún lugar de la noche. Él acariciaba su pecho, mientras ella le besaba el cuello delicadamente. Besos repartidos por todo el cuerpo, caricias que robaban la razón, un río de emociones llenas de pasión, de deseo. Él deslizaba sus labios sobre su abdomen, mientras ella acariciaba su cuerpo, cada uno de sus músculos, cada trozo de su piel. Sólo jugaban.. ella probaba con su lengua el calor que sentía, besando su ombligo, su pecho... ninguno de los dos pensaba, sólo sentían, sentían sus cuerpos, y también sentían algo más allá de lo físico. Cuando dos personas hacen el amor la entrega es total, mientras sientes esa otra persona en tus profundidades, viviendo momentos mágicos ... una explosión de emociones!
Al final de la noche dos cuerpos levitando en un cansancio lleno de energía... felicidad en pleno, y esa mirada que los ojos entre abiertos apenas dejaban ver, ambos con una media sonrisa en el rostro.

_ Te Amo . Dijo él susurrando en su oído.

Ella mirando sus ojos como quien mira a un niño inocente, dijo:

_ No necesito decirlo.. Lo sabes! Las palabras están de más...

... Y le dio un tierno beso en los labios

La luz comenzaba a asomar en el amanecer, alumbrando el cuarto y sus cuerpos desnudos, dejando ver el desastre de ropa y sábanas en el piso, y también esa sonrisa que nunca dejó de estar...

_ Me tengo que ir. Dijo ella en voz baja.

Entre dormido y despierto, él sólo alcanzó a decir:

_Tu ya no te vas de mi nunca más...