| Amigos como son los amigos,amigos de confiar sus cosas,
 amigos de compartirlo todo,
 “amigos - amigos” nunca fuimos...
 
 Amigos de amigos,
 hermanos de amigos,
 amigos de hermanos,
 amigos, que ni amigos,
 eso tal ves fuimos...
 
 Conocidos que coinciden,
 amigos de amigos que se encuentran
 casualmente en las reuniones,
 amigos sociales
 y sociables amigos,
 eso, desde siempre, si fuimos.
 
 Amantes ansiosos del encuentro,
 amantes que hablan con sus cuerpos,
 amantes secretos,
 eso no sé si seremos...
 
 Amantes que se aman
 a la luz de la luna.
 Amantes que vibran
 ante cada mirada.
 
 Amantes, esos locos
 amantes que retozan
 en la tierra húmeda
 de la noche clara.
 
 Amantes, esos locos divinos
 que se empapan de caricias
 y se encuentran en las nubes
 con sus mejores sonrisas.
 
 Amantes, como son los
 amantes que se aman,
 los que se dan la vida
 en cada ansiado beso.
 
 Amantes, como son los
 amantes que se buscan,
 desesperadamente,
 para pronunciar
 el lenguaje de sus cuerpos.
 
 Amantes, como esos
 amantes de verdad...
 No lo fuimos,
 y tampoco seremos.
 
 Amantes ocasionales,
 sexo casual
 tiernamente realizado.
 Amantes de las horas
 que nos sobran.
 
 Amantes necesitados...
 de compartir soledades.
 
 Amantes que dejaron de amar
 y aún lo añoran.
 Esos que aún sienten
 un viento frío en su corazón
 y necesitan de algún otro,
 para reanimarlo.
 
 Compañeros amantes
 de largos duelos amorosos.
 Compañeros de cafés y
 necesidades varias.
 
 Amantes, como esos amantes
 que no se amaron ni se aman,
 que tal ves no se amarán
 y ni tienen un mañana.
 
 Amantes, si se lo puede llamar,
 a compartir sólo una cama
 y un crepuscular corazón
 solitario, abandonado...
 
 Compañeros amantes,
 compañeros de sábanas,
 de duchas y de ratos...
 
 Eso fuimos, sin engaños.
 Y tal vez volveremos
 otra vez a buscarlo.
 
 Y al final que...
 ni amigos, ni amantes,
 ni fuego, ni pasión,
 ni el amor que emborracha,
 ni las ansias de tenernos,
 nos embargan.
 
 Que ni amigos, ni amantes,
 relaciones sin nombre.
 Nombres sin palabras...
 
 Corazones solitarios,
 más cuerpos solitarios,
 que el destino entrelaza...
 
 Largas horas compartidas
 de largas desesperanzas...
 cariños tibios,
 sin riesgos y sin substancia.
 
 ¿Porque el fingir sentimiento?
 ¿Por qué huir del amor?
 ¿Por qué ese miedo a vivir,
 de entregar hasta el alma?
 
 Compañero de noches largas,
 compañero de erotismo...
 largamente añorado.
 
 Compañero de preguntas,
 buscador decepcionado,
 de lógicas respuestas
 a interrogantes guardados.
 
 Compañero de esta angustia
 de no estar enamorado.
 Compañero de tristeza
 de ser padre solitario.
 
 Eso somos, no mintamos.
 Relaciones humanas
 de auténticos humanos
 sin tapujos ni mascaras,
 sin secretos ni engaño.
 
 ¿No es acaso mucho más
 que tenemos, “che hermano”,
 que ser amigos y amantes
 y en la mañana olvidarnos.?
 
 Graciela Mariani
 10 de Enero de 1995
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