Adormeciendo la noche, soñando el día
ocultando sus colores en el foso de las tinieblas
la noche se mece espantando al miedo
no se le acerca como un depredador hambriento.

El día te devora mientras te flotas los ojos para recibirle
un café, un sueño ilusionando las horas,
deseando el reencuentro con el tiempo que muere
bajo el aburrimiento cotidiano y malos humos de quien exige.

Después vuelven tus momentos buscando la calma que desató tu día con temores
una bronca más un día más para ir anotándolo en una agenda de desperdicios
prefiero soñar olvidándome de todo, después cuando acaben las horas vendidas.

Adormezco la noche inventándole fantasías
entonces te busco y no te encuentro, maldigo
aquellos momentos en tus brazos
aquellos sueños incompletos
la culpa a medias de la ausencia.

Maté las esperanzas de encontrarte
asomando mis ojos en la noche, miré y no pude contemplarte
la luna bostezaba de cansancio, celestina de enamorados
se bañó en el mar relajándose.

Pensaba otro día más para recuperar a los mortales
desafiando la gravedad, me castigan con sus miradas.

Me piden imposibles y quieren los seque las lágrimas
mientras cupido se acerca misterioso y se ríe ante mi sombra
flechas envenenadas, el amor esta sepultado
bajo el frío manto de un te quiero
se pronunció solo sin ser sincero.

Amanece y vuelvo a cargar la misma cruz
el mismo agobio del asfalto
ese rostro arrugado, ordenando
y una voz me despierta de mis sueños
¡vamos! es hora de trabajar
mañana volveré a inventar la noche, adormecida.