TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / muchocarajo / VIAJE ASTRAL (LA DECISIÓN)

[C:149388]

VIAJE ASTRAL (LA DECISIÓN)


*NARVAL*
A pesar de llevar horas y horas platicando sobre la habilidad y el dominio de los ¨viajes astrales¨ con Sixto, el mejor y único amigo de toda la vida, sin la mínima pizca de distracción que podría emanar ésta grandiosa fiesta con su enorme ola de excesos y placeres (la cual toda la vida hemos añorado y vivido con el único fin de encontrarla); por alguna extraña razón ahora que la hemos encontrado se nos pasó desapercibida casi en su totalidad gracias a la magnifica charla que sosteníamos. Pero ahora que te miro, veo a la joven con alma de niña que ayer me regaló el volante con la dirección de la fiesta en la que me encuentro.

¿Sabes? Creme que no entiendo el por qué ni Sixto deja de hablar ni yo puedo prestarle atención a sus diálogos. No sé si es (por fin) el efecto de tantos porros y hongos que me he metido o sólo es lo embobado que me ha dejado tu simple presencia en el ventanal de enfrente lo que me hace escuhar un lejano bla bla bla bla, imagino que de mi bien ponderado ¨casi hermano¨.

-Nos conocimos ayer, nos besamos hoy y nos casamos mañana-.

¿A quien demonios se le ocurre iniciar conversación con una desconocida a la que solo ha visto una vez pero que se convirtió con ese simple hecho, en la compañera de tu existencia (aunque la susodicha aún no se dé por enterada) con tan efímero y fantasioso comentario? Pero abandonando toda lógica existente me miras y respondes:
- ¿Crees en la existencia de un alma gemela?
- Nunca me había detenido siquiera a prestarle atención a un tema de esa índole; pero de ser así, ¿para que perder el tiempo con suposiciones?
- Quiero entender entonces, que tu intento de abordaje ha sido una proposición.
- De ser afirmativa tu contestación y disculpándome de antemano por el atrevimiento no encuentro motivos para negar que es una proposición; de ser tu respuesta negativa, quiero que sepas que todo es producto de la borrachera que traigo encima.
- Nunca pensé que mi verdadera media naranja fuera un cobarde.
- Entonces elige el lugar y la hora.
- Pero haz olvidado algo importante. ¿Qué pasará con el ¨nos besamos hoy¨?………

Esta noche sería, sin duda alguna la mejor de todas, la que le dio sentido a mi vida y por la cual mi vida dejaría de tenerlo. A la mañana siguiente despertamos profanándonos mutuamente amor cual si fuera cosa del destino, quien tuvo a bien brindarnos la oportunidad de realizar un ritual prehispánico en la playa, en el cual, con un tatuaje idéntico para ella y para mí en el área de los respectivos tobillos, damos por sólida y basta, la unión de nuestras almas.

Los años pasan para la sociedad en general pero para nosotros han pasado desapercibidos, para nosotros el tiempo no importa y eso es lo que nos mantiene unidos como si fuéramos un mismo ser, sólo hay un día que importe y ese es el 12 de marzo de cada año; fecha en la que celebramos un aniversario más del ritual en la playa.

En verdad hemos sidos creados el uno para el otro.

A pasado el tiempo. Doce años para ser mas precisos. Al principio nuestras personalidades se complementaban en su totalidad, pero llegó el momento en el que debemos desarrollar nuestra persona a su plenitud, lo que ha ocasionado cierto distanciamiento por tus labores como artesana y las mías como columnista del periódico de la región. Talvez no es cosa de otro mundo, pero la falta de tiempo mutuo, ha friccionado un poco nuestra relación.

Es 11 de marzo y reñimos como nunca; cierto, un malentendido pero nos hemos ofendido lo suficiente como para olvidar que mañana es nuestro aniversario, tan así, que talvez en esta ocasión no renovaremos nuestro pacto, ni realizaremos el festejo acostumbrado con todo el vino y la marihuana que podamos consumir. Además, con mi negativa de hoy para llevarte a tu taller de artesanías debido a la falla mecánica de tu auto, haz tomado la determinación de no informarme (al menos por éste día) de la sorpresa que por tanto tiempo hemos esperado con gran fervor: El nacimiento de nuestro primogénito.

Debido a la fecha tan especial y reconociendo la parte de culpa que me pertenece he decidido darte la sorpresa de realizar una fiesta para los dos, como todas y como ninguna, todo está preparado, esta noche en verdad promete ser inolvidable.

Sirvo la primera copa, una para ti y otra para tu servidor, pero te haz retardado mas de lo acostumbrado, no creo que tengas inconveniente en que te aventaje con una botella de vino tinto en lo que espero tu llegada. Pasan y pasan las horas, pasan y pasan las botellas vacías por el suelo y tu demora se ha convertido en un martirio -Puta madre, como se tarda esta mujer, parece que no le importara nuestro aniversario. Talvez le dio demasiada importancia a la riña de anoche, o en su defecto, ha decidido darme una sorpresa; y qué tipo de sorpresita– gruño mientras tiro al piso una botella mas, sabrá Dios cuantos tipos de licores habré mezclado durante toda la noche.

Ha amanecido y la embriaguez tan desmesurada que aún poseo no a dado cabida a la cruel resaca que espera paciente su turno, momento en el que escucho el golpe que hace estallar la alarma de mi auto. Sin prisas busco en mi bolsillo el control de la alarma y presiono el botón rojo y al escuchar un doble tic hace volver la tranquilidad y mi enojo.

Pasa el tiempo y recuerdo que el golpe fue seco y pesado –además de que ésta cabrona no llegó en nuestro aniversario, me desgracian el auto-. Como me permite mi escaso uso de sobriedad, me incorporo y bajo a la cochera, a un costado del auto se encuentra una caja húmeda de un líquido de matices marrones -¿qué será?-.

Regreso a la casa, coloco la caja en la mesa de centro sin importarme que se ensucie, y me dirijo directo a abrir otra botella –al fin, ¿qué mas da?-. Me dejo caer en el sofá, tomo la caja y comienzo a sopesarla, es un bulto de un peso considerable pero el olor no es agradable. Impaciente, destapo la caja y encuentro un dibujo que me es muy familiar, el estado alcohólico en el que me encuentro y el shock bloquean mi mente y sólo me concentro en el dibujo. -¡Es como el mío!- Miro mi tobillo y mi tatuaje sigue en donde debe de estar. Entonces…..

Una nota: ¨Le advertimos que cesara los comentarios de su columna. No siga investigando¨.

Estoy en la tumba de Frania, mi esposa, llorando como un niño, hincado sobre su ataúd, solo mi amigo –Sixto- y yo, presentes en su funeral…. desearía haber tenido suficiente tiempo para llevarla al trabajo.


*SIXTO*
¡Cielos! Hay tantas imágenes revoloteando en mi cabeza que en realidad me cuesta trabajo ponerlas en el orden preciso de acción:

Recuerdo… recuerdo todo, éramos apenas unos imberbes. En aquella época, mi verdadero y único amigo -Narval- y yo solíamos ser los personajes de una novela ácida clásica de los años 70´s. Estudiábamos filosofía, y como era de esperarse, gustábamos de las conversaciones sin fin que promueven los momentos de absoluta pachequés que un buen porro y una botella de Ron brindan. En verdad éramos buenos en lo que hacíamos, protestábamos de todo, buscábamos fundamentos para refutar cualquier posible contraparte de nuestros interlocutores en turno y de ahí, directo a realizar la función por la cual seguros estábamos, era el motivo de nuestra existencia en el mundo: ¨buscar la felicidad¨.

En una de aquellas búsquedas –en las que apenas puedes coordinar los pasos-, acudimos a una de las clásicas fiestas de fin de semana que se realizaban en la universidad, en las que, naturalmente no éramos invitados y mucho menos teníamos la mas remota idea de quien fuera nuestro anfitrión de la velada.

No lo sé, pareciera que todo tenía sentido y encajaba de manera perfecta en aquel lugar y en ese momento. Las drogas eran variadas y bastas, tanto, que pareciera ser encanto de algún tipo de ¨ada de todos los vicios¨, suena tan exagerado, pero al momento de estar presente nada es suficiente.

Las bebidas viajaban y volaban de mano en mano y de la mano a la boca, los desconocidos se profesaban amor cual si fueran paridos por el personaje nunca antes visto de alado. Todo era extenuante, todo era placentero, todo era real; la realidad que siempre rogábamos encontrar tanto Narval como yo, pero inexplicablemente nosotros no éramos partícipes de tan inigualable celebración.

Si mal no recuerdo, el motivo por el cual nos encontrábamos marginados de la sociedad enervante fue nuestro indescifrable tema de conversación ¨los viajes astrales¨. Mi muy querido interlocutor aseguraba que el subconsciente se antepone en algunas ocasiones al conciente y que en ese momento podemos separarnos de nuestra materia y hacer lo que nos placiere con nuestra esencia, a la que no le importaba el tiempo, mucho menos la distancia y que además, el estar en condiciones tales como en las que nos encontrábamos, podrían facilitar éste tipo de viajes.

De repente su mirada se tornó rara, fijamente la veía a ella, a Franea (la chica que nos dio la dirección de la fiesta) y al mismo tiempo no miraba nada.

¿Narval, Narval? ¿Pues que te traes?


*NARVAL*
-Nos conocimos ayer, nos besamos hoy y nos casamos mañana-. ¿En que cabeza cabe? Esto nunca funcionara. Será mejor evitarme el desaire; y peor aun, la humillación. No quiero ser rechazado como la cebolla de una hamburguesa barata.

A pasado el tiempo. Te haz casado y posees una bonita casa, una acomodada condición económica y tres hijos adorables (casi como su madre). Tu marido parece ser un buen hombre, educado, trabajador, honorable, respetuoso y te ama demasiado (¿cómo no hacerlo?). En verdad puedes ser elegida como el prototipo de una mujer feliz pero sabes que no lo eres en su totalidad. Lo amas, cierto, pero no es tu alma gemela.

Piensas: –si tan solo se hubiera atrevido a hablarme en aquella fiesta-.


*SIXTO*
¿Qué pasa con tigo? Aquellas chicas nos han estado observando y tu te haz quedado ¨ido¨ mirándola. ¿En que piensas tanto? ¿Las abordamos?


*NARVAL*
Por algo no fuimos creados con el don de ver el futuro. Es tan cruel.

¿Por qué la necesidad de amar, si la pérdida duele tanto? ¿O será que la dicha de entonces vale la pena junto con el sufrimiento de ahora? ¿O es que amamos para saber que no estamos solos? Ya no tengo mas respuestas, sólo la vida que me tocó vivir; y espero que en el recuento de todas mis exhalaciones, la última sea para suspirar……. Si.

Dos veces en la vida me dieron a escoger. De niño elegí la seguridad. Ahora, el sufrimiento. Sin ella.

Texto agregado el 18-10-2005, y leído por 157 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]