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Pequeño tubérculo encadenado

Los jueves al AluCine.
A sumergirse en vidas por las que jamás
recorrerá su sangre,
amparado en la sombra de la soledad voyeurista.
Una hora y 45 en catatonia artística.
El fin. Almodóvar es un genio.
Permiso, por favor.
Un cigarrillo
y a coger a la calle por los cuernos.

Camina al bar.
En Cusco no hay primavera.
El tío Guevara lo recibe estampado en la tosca pared.
Entre socialistas, anarquistas, droguistas
y pesimistas
se habla de Bukowski.
Se recoge el dinero que dejó la lluvia
y se compra caña
que es, sin duda,
furia de lluvia.

Se ve en el espejo del baño,
sólo reconoce un pozo de poesía vacío.
Es que poesía está muerta
y unos cuantos necrófagos
se alimentan de ella,
como si fuera Jesús sin levadura
en antros anarco-populistas
como éste
al que pertenece el baño mal iluminado
y la caña
y los gritos izquierdosos de los esperpentos.
Regresa.
Instala todas sus esteras en el arenal
de la mujer de la otra mesa.
Analiza su miopía,
sintetiza su vestimenta,
comulga con la carne de poesía consagrada.
El tío Guevara espía su harapienta forma
y cada quien monta su lengua:
que el proletariado
que el sistema
que si la siembras en agua sale más potente
que la poesía y sus secretas criptas
y un batido de Marx, Vicius, Baudelaire, Burroughs.
El Tío aún observa.
¿Qué ve?
En su mente no hay hoces,
no hay campos que podar;
ni martillos,
la madera devoró todo metal herbívoro.
Sólo el afán
por la sangre de los versos,
potente alcohol de azucares fermentados;
y la miope forma de belleza
aplastada por su propia vida.

Yo lo miro desde sus ojos
y él no se da cuenta,
también a la Lejana
pero ella no nos conoce.

La bulla comienza,
se secan los vasos.
El pogo comienza.
Yo me caigo,
él me patea
y aún no se cuenta
que lo vigilo,
que está encadenado a mi sombra furtiva.
Y ¡pum! ¡zaz!
¡Abajo el sistema!
¡La moda la jode toda!

Todos invocan independencia,
libertad.
Eso no existe, sabe él.
El cuerpo es la primera cárcel que uno conoce, afirma
y se larga
adolorido.
Todavía lo espío.
Me acuesto con él
y ni siquiera me toca.
Es como esa vida por la que mi sangre jamás recorrerá.
Es el ecran donde plasmo
mi precaria visión del mundo
y él no se da cuenta.

Texto agregado el 19-10-2005, y leído por 176 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-01-2006 te lo dije la ultima vez que nos vimos le sobra algo a este poema, tiene todo pero algo en demasia........que es, que sera papita
23-10-2005 UFF. sin palabras.***** xiluna-simena-resucitada
19-10-2005 bravo! Aristidemo
 
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