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Inicio / Cuenteros Locales / Cedric / 24 horas.

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Sonó el despertador.De entre las sábanas surgió una mano que,apretando un botón,detuvo el irritante zumbido,aunque Marta,nuestra protagonista,llevaba despierta ya varias horas.
"Un día más",pensó mientras se levantaba para ir a la ducha.Después se vistió y,tras tomar un café con leche en la cocina,abandonó la casa.

La calle aparecía engalanada con verdes guirnaldas,de las que colgaban unas campanillas de cartón piedra,coloreadas en tonos plateados.Los escaparates de los comercios aparecían adornados con vistosos y multicolores motivos navideños;música de alegres villancicos se escuchaba por la megafonía instalada en el barrio para terminar de dar más ambiente a las fiestas que se celebraban,pero Marta caminaba ajena a todo el jolgorio que la rodeaba.Si hubiera podido,habría cerrado los ojos para,al abrirlos,ver que todo se hubiese acabado.Necesitaba encontrarse consigo misma y aclarar sus cada vez más oscuros y confusos pensamientos.

Harta de todo,había pedido una excedencia en su trabajo,de cuyo ambiente había terminado asqueada,puesto que allí todo eran intrigas y maniobras en su contra,provocadas por las envidias de sus compañeros y jefes,disgustados por su carácter demasiado noble,recto y trabajador,que veían en ella un rival al que derrotar,si no querían verse desplazados de sus puestos.
En el terreno sentimental,por si fuera poco,todo habían sido fracasos,pues los hombres con los que había tenido relación sólamente veían en ella a la mujer que había que llevarse a la cama,por encima de cualquier otro sentimiento.

Ensimismada en sus pensamientos,caminaba sin rumbo por un parque,cuando oyó que la llamaban por su nombre.Marta se volvió para encontrarse de cara con un anciano,púlcramente vestido,que la miraba fíjamente a la cara,con unos ojos azul cielo,cuyo extraño brillo la imprtesionó.
-¿Usted me conoce?-le preguntó extrañada.
-Yo conozco a todo el mundo-respondió el viejo-pues existo desde que apareció la vida.Soy la Muerte y he venido a buscarte.
Marta pensó que se trataba de algún loco,pero al volverle a mirar fíjamente a los ojos,vió cómo ante ella desfilaba toda su vida en cuestión de segundos.Entonces comprendió que era verdad.

-¿Extrañada?-prosiguió el anciano-Todos creen que aparezco en forma de esqueleto,vestido con una mortaja negra desgarrada y empuñando una guadaña,pero esa imagen forma parte de tiempos pasados,cuando se creía que morir era algo terrible,pero comprobarás que no es así,pues sirvo de liberación a muchas penas y preocupaciones.Y ahora,ven conmigo-dijo mientras le tendía gentilmente una mano.
-Espera,-respondió ella-déjame un poco más de tiempo para terminar de conocer algo más antes de irme.
-Ya empezamos-suspiró el viejo-,todos me desean alguna vez,pero llegado el momento pocos son los que se deciden a venir conmigo a la primera.De acuerdo,como estámos en Navidad voy a ser generoso: Te doy 24 horas más,pero luego vendrás conmigo.No hace falta que vengas a buscarme,yo te encontraré allá donde estés.

Y dicho ésto,desapareció tan misteriosamente como se había presentado.

Todavía impresionada,Marta se dirigió al centro de la ciudad y entró en un bar.Necesitaba tomar algo fuerte y pidió una copa.Mientras se la servían,entró un hombre en el local y se la quedó mirando detenidamente.
-¡Marta!-exclamó-¿No me recuerdas?¡Soy Pedro!
Entonces lo reconoció.Era un antiguo compañero de trabajo con quien había mantenido una sincera amistad hasta que él,harto del mal ambiente que se respiraba en la empresa,había decidido marcharse y probar suerte en otra,dónde se le había destinado al extranjero,con un alto cargo,en premio a los servicios prestados.
-¡Pedro!-contestó ella-¡Que alegría!¿Qué es de tu vida?
-Me han trasladado de nuevo aquí-respondió-después de tanto tiempo fuera,pero esta vez el destino es definitivo.Sigo soltero y he venido,aprovechando esta Navidad,para preparar mi vuelta.Ya sabes,buscarme piso y todas esas cosas. ¿Y tú? ¿Qué haces ahora?
-Yo sigo en el mismo sitio y ahora estoy en excedencia,pero dejemos éso.Esto hay que celebrarlo con una buena comida.Sólamente pongo una condición:Yo invito.

Salieron del bar y fueron paseando por la ciudad,dejándose envolver por el alegre bullicio navideño que reinaba en las calles y por el ruidoso tráfico.Pedro hablaba entusiasmado de sus proyectos y nuevas ideas en su trabajo,para lo cual pensaba contar con ella.Marta le escuchaba muy callada,aunque poco a poco se iba contagiando de la alegría del ambiente y de la que salía de las palabras de su antiguo compañero,notando una sensación de euforia como hacía años que no sentía.

Se dirigieron hacia el puerto y entraron a comer en un pequeño y acogedor restaurante,donde se hartaron de un exquisito marisco,regado con un vino blanco joven y afrutado que no tardó en subírseles un poco a la cabeza,alegrándoles más todavía.
Después de comer y tras una tranquila sobremesa,continuaron paseando y charlando.
Ella se encontraba cada vez mejor de ánimo,pues las palabras de Pedro le iban abriendo poco a poco los ojos sobre aspectos pasados de su vida y de como todo podía tener,al final,una solución satisfactoria.

Finalmente,Marta decidió a invitarle a su casa,con la intención de tomar una copa,pero una vez allí,sentados en el sofá,ella estalló en amargos sollozos,dejándose caer en los brazos de un desconcertado Pedro.
El,extrañado,intentó consolarla como pudo,hasta que ella fundió sus labios con los de su antiguo compañero en un largo beso,como intentando compensar con aquello tanta tristeza y desengaño.
Pedro la tomó en sus brazos y la llevó al dormitorio,con la simple idea de acostarla,pero Marta lo arrastró a la cama casi con furia para,cuando quisieron darse cuenta,acabar haciendo el amor de una forma desenfrenada,como si el mundo fuera a acabar en pocos instantes.Ella se dejó arrastrar por aquella locura,deseando que no se acabara nunca;le gustaba sentir los dedos de Pedro recorriendo su espalda de arriba a abajo,mientras le besaba en la boca,al tiempo que lo sentía dentro de ella,en agitadas y rápidas convulsiones.

Abrazados y agotados,se durmieron finalmente,pero al amanecer prendió otra vez en ellos la llama del deseo,lanzándose los dos a la conquista de un fuerte estallido de placer,que ambos compartieron,para volver de nuevo a dormirse.
Cuando Marta despertó,se encontró sola en la cama y creyó que todo había sido un sueño,pero en la mesilla encontró una nota que decía:"Te llamaré luego.Besos.Pedro".
Ella sonrió tristemente,pensando en ese "luego" que nunca llegaría.

Entonces llamaron a la puerta.Marta se puso algo encima y fué a abrir.Allí estaba la Muerte,pero esta vez la cara del viejo era una máscara inexpresiva y su azul mirada era dura y fría cuando le dijo:"No sé cómo ha podido ocurrir,pero tu viaje conmigo tendrá que esperar.Yo tenía que llevarte a ti sóla,pero dentro de ti hay otra vida que no tiene que venirse ahora conmigo.Acabas de quedarte embarazada".

Mientras decía ésto,el cuerpo del anciano se fué desvaneciendo en el aire hasta desaparecer del todo,ante la atónita mirada de Marta que,finalmente,cerró muy despacio la puerta y se dirigió hacia una ventana,desde donde se quedó mirando fíjamente hacia la bulliciosa calle,mientras contemplaba cómo ante ella se abría,y nunca mejor dicho,una nueva vida.

Era Navidad.

Texto agregado el 30-10-2005, y leído por 135 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-11-2005 Muy buen cuento Manuel. Un sentimiento de frustración tan común en nuestros días, envuelto en un clima fantástico. Muy bien escrito.***** negroviejo
 
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