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EL aire soplaba como nunca lo había hecho, el sol se refugiaba entre las nubes
mas negras que había visto hasta ese mismo momento.
El otoño había llegado demasiado rápido ese año y las hojas de los árboles
habían empezado a caer como lagrimas en unos ojos tristes añorando el amor que
no pueden conseguir.
Caminaba solo por el parque y no sé si era por el cambio de tiempo pero me
encontraba melancólico y bastante triste, caminaba sin fijar mi mirada en nada
ni nadie, pensando solo pensando. Entre tanto pensamiento se cruzó una canción que hacia tiempo no escuchaba
pero en ese momento no me la pude quitar de la mente, era una canción que
expresaba exactamente lo que sentía en ese momento, era una canción de los
secretos, y te echaba de menos, creo que siempre te he echado de menos, incluso
antes de conocerte.
Embelesado con mi pensamiento seguí caminando sin sentido por el parque, sin
darme cuenta que ya lo había cruzado y estaba andando por las calles de la
ciudad,
Al pasar por delante de una parada de buses, me fijé en un gran cúmulo de
personas que esperaban tranquilamente, no me fijé en mas y proseguí mi paseo, mi
pensamiento y mi añoranza.
De repente escuche como si alguien me llamara, mi nombre entro en mi cabeza,
pensando que era propiedad de mi pensamiento y seguí caminando, hasta que noté
una mano en mi espalda, una mano pequeña y cálida me pedía que le prestara
atención, inmediatamente me giré y se me removió todo desde los pies hasta la
cabeza, todos los pensamientos se marcharon dejándome solo y vacío, al principio
me creí el loco mas loco del mundo, pero después de parpadear infinidad de veces
me di cuenta que no era una alucinación, ni un sueño, eras tu, era ella, era mi
añoranza. -¿Que haces por aquí? Te pregunte, -Nada, solo volvía a casa. Me contestaste. No sé si fue los vestigios que me quedaban del verano o el simple corazón que
de sus latidos tan fuertes me hicieron acercarme, rozar su pecho con el mío,
envolverle con mis brazos y apretarle como si quisiera fundirme contigo, te
besé, te deseé, y mil veces te amé de nuevo.
Justo después del abrazo y la pasión confusa que nos embriagó en aquel
momento, la realidad tomo el control de nuevo de la situación y los ojos tristes
que me hacían desvanecerme en los recuerdos, se nublaron entre lagrimas al
recordar, a comprender que ese breve instante en el que había recuperado el
sabor y la textura de tus labios, se marchaba, quedaba atrás otra vez. Así que sin fijarme mas en tus ojos que me devolvían la luz que necesitaba me
di la vuelta y seguí mi paseo, camine y camine en busca de otro parque, otra
parada de buses que me cruzara de nuevo con tus labios.

Texto agregado el 01-11-2005, y leído por 272 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-11-2005 Joder tío como despiertas mi envidia literaria . Un abrazo . cuando_nieva_sobre_los_cedros
 
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