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La inquietante hora se acercaba lentamente, esta vez se haría realidad el tan ansiado deseo.
Penso en aquel momento y aquel lugar, penso en la forma cobarde en que había actuado y el nudo volvió a apretarle las entrañas, en poco tiempo podría enmendar aquello, estas vez presentía la seguridad del hecho en lugar de la ambigüedad del quizás...
La alarma del reloj lo saco de sus pensamientos, sonrío al ver que había sido una buena idea poner la alarma, desde aquella vez su mente se entretenía demasiado en pensamientos y reproches y muchas veces olvidaba el correr del tiempo, hoy no podía darse ese lujo.
Comenzó recitando el mantra que había estudiado en detalle, todo debía ser dicho en el momento y con la intensidad justa, así lo hizo mientras, afuera, se levantaba una ligera ventisca que arrancaba un suave siseo entre las hojas de los sauces cercanos.
Termino de recitar en el momento justo, su mirada recorrió la habitación en penumbras con nerviosismo, intento aguzar su oído pero lo único que percibió fue el murmullo de los sauces en el jardín.
Luego de unos instantes de tensión, penso "otra vez he fracasado", con pudor noto su alivio y volvió a considerarse un cobarde como aquella vez.
Se levanto dispuesto a limpiar los signos cabalísticos dibujados con todo esmero por el piso cuando alguien le hablo:
-Esa sensación de alivio... ¿que significa?
El sobresalto se fundió con un miedo paralizante, se dio vuelta y vio en el mas obscuro rincón, una presencia, que en principio le pareció difusa, pero que enseguida tomo forma, un hombre vestido de negro traje lo observaba desde el rincón esperando una respuesta.
-¿Quien es usted?- dijo balbuceando.
-¿No lo sabes?- Contesto el hombre de negro.
Lo sabia... lo sabia perfectamente, pero su mente se negaba a aceptarlo.
La sensación de urgencia inundo su mente, recordó de improvisto todo lo que había leído, recordó su nombre... Zak, recordó la poca paciencia que aquel solía tener y se apresuro a completar lo que había iniciado.
-Sí, sé quien eres y sé bien que quiero de ti.
Al escucharse decir estas palabras el temor disminuyo un poco, había logrado controlar la situación, saboreo el néctar del orgullo propio por unos instantes y con esa dulce sensación aun en su mente dijo:
-¿Es necesario que formule lo que anhelo con palabras?
El hombre del negro traje no había dicho ni hecho nada mas, solo lo miraba y sonreía, sonreía de forma perturbadora y atractiva al mismo tiempo.

Inclinándose para realizar una leve reverencia aquel al que simplemente llamaban Zak respondió:
-Concedido.



La puerta se abrió y Malena entró al departamento cargando las bolsas del mercado.
-¿ya estas listo?- le dijo sonriendo angelicalmente

Por unos momentos la irrealidad inundo su mente. Luego llegaron, como una estampida, sus sentimientos y estuvo a punto de permitirles el paso, pero logro contenerlos ya que no podía permitir que ella notara algo distinto, algo que le permitiera tan solo sospechar lo que él había hecho, por esto soporto la embestida de las emociones como una roca soporta la tormenta de nieve.

-¿Te sucede algo?- pregunto ella al prestarle atención -tienes los ojos húmedos.
-No es nada, me entro algo en los ojos.- le contesto y miro para otro lado esperando que ella dejara de indagar sobre el tema, afortunadamente ella se encogió de hombros y se dirigió hacia la cocina.

Aun después de haberla visto le costaba creer que todo volviese a darse nuevamente, le costaba creer que al fin había logrado lo que tanto había deseado.
La parte lógica de su mente lo obligo a poner los pies sobre la tierra, ¿que debía hacer?, sabía perfectamente cual era su objetivo: evitar el accidente, pero jamas se había detenido a pensar como iba a hacerlo.
Su mente voló intentando recordar los sucesos de aquella tarde fatal, pero solo la terrible sensación del desenlace llego a el, un pequeño nudo se formó en su estomago, volvió a intentar recordar, pero su mente se negaba a hacerlo, se dio cuenta que lentamente olvidaba los hechos futuros que desencadenarían en el accidente, el nudo en su estomago se apretó y comenzó a desesperarse...
Recordaba haber llegado al departamento desde el trabajo, pero muy dentro suyo sabia que había llegado desde otro lugar y tiempo, no podía asegurar que era lo que iba a suceder en unos minutos, pero muy en su interior tenia la sensación de saberlo (o haberlo sabido), tenia la horrible certeza de que algo muy malo iba a sucederle a Malena, pero no podía darse cuenta que cosa era...
El nudo en su estomago se convirtió en dolor, su mente lo condeno a conocer el destino fatal de su esposa y casi nada mas...
Dos preguntas se abrieron paso pesadamente entre sus pensamientos, ¿Era su mente quien le jugaba una mala pasada o había sido Zak? y quizás la mas enigmática de las dos ¿Quién era Zak?.

FIN.

Texto agregado el 03-11-2005, y leído por 259 visitantes. (2 votos)


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