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Me llamo Chantal y he pasado de los 40, pero me siento más joven que cuando tenía 25. En poco más de seis meses, mi vida ha cambiado por completo. Tengo la sensación de que vivía atrapada en una olla a presión que ahora ha estallado, así que hay infinitas partículas de mi vida por los aires. Ahora me siento más ligera – qué duda cabe, teniendo en cuenta además que en las últimas fiestas no he engordado, excepto lo que me corresponde- y con mayor claridad de ideas. Y todo empieza en Senegal ….


* * * *

Después de cinco años de noviazgo con Paolo, un buen día me llamó desde Milán y me dijo que se iba a casar y que quería que lo supiera . ¡Qué detalle, hijo de puta ! Me había estado engañando y yo sin enterarme; había llevado dos relaciones paralelas, una seria y otra de humor, que resultó ser la mía. Pero ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? Es que no lo entiendo. Es cierto que estaba colgada con él, que me encantaba, pero ¿qué de malo hay en que te guste tu novio? No recuerdo ni una sola vez en que lo amenazara con un cuchillo para que estuviera conmigo. Si estaba, era porque quería. Incluso porque me quería, que ahora creo que es mucho suponer. Y de pronto, al cabo de 5 años, me dice que se casa con otra. Por supuesto, no he querido saber con quién. Estoy segura de que, después de tantos viajes a Italia, la conozco, y no quiero dividir mi odio: quiero concentrarlo en él. Sé que al final acabaré enterándome porque siempre hay algún amiguito a quien de pronto se le escapa ese tipo de información, pero lógicamente yo no voy a investigar.

Debería haber un tipo de cárcel especial para quienes hacen daño a otros de esta manera; deberían ser condenados a sufrir el acoso de gente tan impresentable como ellos: secretarias con varices y halitosis, militares maniaco-depresivos, obesos con fobia al agua, pero no a comer con la boca abierta, etc. ¿Cuánto tiempo estuvo engañándome ? ¿Los 5 años ? ¿Engañaría también a la otra ? Bueno, eso me da igual, pero ¿qué fue lo que le hizo decidirse por ella ? ¿Por qué esperó tanto tiempo ? En fin, lo bueno que tuvo este episodio de telenovela es que dejé de ser ciclotímica y me convertí en una simple deprimida que solo quería llorar. Además, una experiencia como esta te deja escéptico frente a todo. A mí por lo menos. ¿O soy muy rara ?

Pero las cosas pueden empeorar cuando tu madre entra en acción. La mía cuando se enteró –cuando tuve que contárselo después de mil rodeos que me dolieron como si me estuvieran retorciendo con fórceps el estomago- lo primero que dijo es que a ella no le extrañaba y que en estos tiempos nadie esperaba 5 años para casarse. Entonces se desató la guerra de siempre porque era obvio que no necesitaba oír ese tipo de comentarios. Estoy segura de que su intención no era mala, de que no lo hizo para hundirme más – eso era imposible –, pero también es cierto que desconoce significados tan básicos como el de empatía, o simplemente el de delicadeza, sensibilidad o tacto. Si los conociera, tal vez se habría callado y yo no me habría puesto como una loca pidiéndole a gritos por favor que se fuera de la habitación.

Para todos mis amigos, soy una tía divertida, dicen que guapa, hablo tres idiomas, he viajado, leo, tengo sensibilidad artística, pinto, estudié arte, -sí, también soy ciclotímica, pero eso ya lo he dicho-…Bueno, pues para mis padres soy la nulidad de la familia, una inútil, aunque no vivo de ellos desde hace muchos años ni en su casa desde que empecé a salir con Paolo. Precisamente cuando me independicé me montaron tal número que parecía que estaba apostatando de la familia. 35 años son demasiados para vivir con los padres, aunque no tengas pareja ni perrito que te ladre, pero los míos pasaron por alto el detalle de la edad y se lo tomaron como una especie de afrenta (otra más).

Desconozco cuál es la verdadera razón de que me consideren una paralítica cerebral. Es cierto que no estudié arte para estar vendiendo loza y peras en vino en el monasterio de esa pandilla de frailes maricas en su mayoría y usureros en su totalidad, pero ¡Dios mío!, no fue una elección, sino solo lo menos malo que he podido encontrar. Confieso que cuando Paolo me dejó, me vi casi igual de agobiada por tener que decírselo a mis padres y reconocer ante ellos un nuevo fracaso, como por haber descubierto que para el tío con el que llevaba 5 años saliendo era una mierda. Sabía que cada palabra que saliera de la boca de mi madre sería como una cuchilla dentro de mi cabeza. « Que te ha dejado el italiano ? Sí, ya sé que se llama Paolo. ¿Que se casa con otra ? ¿Que seguro que la conoces ? Hija mía, perdóname, pero eres única. Bueno, si fueras la única, la sola, como dicen ellos, no te… A ver, qué quieres que te diga. Sí, sí, me callo, antes de que me des otra clase de estilo, que menudo estilo, ¿folletín de cafetal o novela social con tintes rosas… ? »

La dejé con su retahíla sarcástica y yo me fui a llamar a mi amigo Simón. Simón es mi mejor amigo y mi único amigo español heterosexual. Nos conocemos desde la facultad y hemos pasado muchas vacaciones juntos. Por ejemplo, recuerdo un verano que estuvimos en Senegal y yo me quedé colgada con el guía turístico, un negrazo que pertenecía a la tribu de los mandingo y que decía que había participado en 1988 en el Paris-Dakar. Nos enseñó unas fotos espectaculares del accidente que lo descalificó. Después de eso ya no volvió a participar. A mí me entró la ventolera de querer quedarme a vivir allí, no con él, pero si en un pueblecito cerca de donde él vivía llamado St Louis. Simón se empeñó en convencerme de que era una locura y a mí también acabó pareciéndomelo.

Simón sabe todo lo mío y yo todo lo de él . Nos hemos enrollado varias veces, pero siempre hemos tenido claro que funcionamos como amigos, pero no como amantes. Cuando se separó de la sosa de su mujer, se vino a vivir seis meses a casa y nos fue muy bien. A Paolo no le hizo ninguna gracia, pero ahí no di mi brazo a torcer: Simón no se iba a ir hasta que encontrara algo que le conviniera, y daba lo mismo el tiempo que necesitara para ello. Se quedó más suave que un guante. Es una técnica que debería haber empleado con más frecuencia, pero me pone muy violenta ser tan categórica.

Total, que quedé con Simón en un café al que vamos a menudo. Ponen una música muy agradable y los camareros son, por raro que parezca, muy simpáticos. Allí hemos organizado muchos de los viajes que hemos hecho solos o con otros amigos, y luego hemos llevado las fotos, hemos intercambiado copias…Hemos pasado montones de tardes de domingo hablando de Samoa, Tahití, Nepal, La Reunión, Turquía…, antes y después de ir. De casi todos esos sitios les hemos enviado postales a los camareros. Todos han sido viajes interesantes, pero el más recordado es el de Senegal. Yo todavía tengo por ahí el anillo para el pie que me regalo el guía. Era de plata con incrustaciones turquesa. ¿Cuánto habría durado si me hubiera quedado entonces en St Louis? ¿Seguiría aún con Abdou?

Bueno, pues en el café Simón escuchó pacientemente el rollo que tenía que contarle. Escuchó sin interrumpirme, sin una muestra de cansancio o aburrimiento, sin decir ni una vez « Es que tenías que… ». Es agotador escuchar los problemas de los demás, pero Simón siempre me escucha y me entiende. Le sale una especie de llamita alrededor y tú notas que te está comprendiendo, y eso te calma, te consuela y te da valor. Nadie sabe cuánto lo quiero. En muchos sitios creen que somos pareja porque a menudo nos ven juntos e incluso hablo mas de él que de mis novios. De hecho, a veces llamaba Simón a Paolo, lo que no le hacía ninguna gracia a mi ex. Mi ex, mi ex, mi ex mierda. A las tres de la mañana aún seguíamos tomando gin-tonics en el café. Ya no hablábamos de Paolo, ni de Paloma, su última ex novia, ni siquiera de Lucía Etxebarría, cuyos libros son aberraciones editoriales impublicables cuando no plagia – y aun cuando plagia. ¿Por qué creí que el último podría interesarme? ¡Es atroz !- No, después de cuatro copas, estábamos hablando de viajes compartidos, del verano que pasamos en Londres al acabar la facultad, de la gente que conocimos allí, de su nueva jefa en el Museo Naval: Muntsa, una tía que parece muy maja y que viene del Museo Marítimo de Barcelona; y también, cómo no, de Senegal. Cuando nos avisaron de que iban a cerrar, yo le dije a Simón que al día siguiente no iba a ir al trabajo. Pagamos –menos de lo que habíamos consumido porque casi siempre nos invitan a copas- y le seguí explicando a Simón que ahora o nunca. « Ni siquiera merecen que les avise, pero lo voy a hacer. Si mi vida es un caos, ya no puede ir a peor, así que voy a cambiar todo lo que no me gusta. O casi todo, porque a mi madre no puedo cambiarla. Lo voy a hacer todo a la vez. No voy a seguir ni un minuto mas quejándome de esa mierda de trabajo que tengo como si el mundo se acabara en el Monasterio de la Encarnación, que es lo que nos hacen creer. Y quiero tener un hijo antes de que se me retire la regla. Ya lo sabes. He tirado 5 años a la basura con ese impresentable y no estoy dispuesta a perder ni un segundo más. Me incorporo al rallye en Granada. Sí, aún tengo su dirección ».

* * * *

Estoy en Senegal, pero regreso a Europa. De Abdou no queda ni rastro y St Louis no es el lugar colorista en el que yo esperaba integrarme. No me acostumbro al arroz ni a este calor húmedo, y estoy embarazada. ¡Por fin ! La aventura senegalesa era una locura, pero necesitaba algo así, algo fuerte que me despertara de golpe, y ahora me siento lúcida, viva. En St Louis he pasado 3 meses, y 15 días en Dakar, donde he conocido a un interesante grupo de gaditanos, gays en su mayoría. Uno de ellos me ha encantado. Se llama Mario y a veces me recuerda mucho a Simón. Él también quiere tener un hijo y hemos decidido asociarnos para ello. Como ya no tengo trabajo, voy a irme a Cádiz a buscarlo. Yo valgo. Puede que todo esto sea una locura, pero por primera vez en mucho tiempo me siento optimista. Creo que todo va a salir bien. No me viene a la mente una y otra vez la palabra caos, que es lo primero que pensaba hace apenas seis meses cada mañana cuando salía de casa, a pesar de mis amigos, de mis sobrinos, de mis novietes, de mis viajes… y me da igual lo que pueda parecer a los ojos de los demás. Antes me sentía derrotada, superada, acabada. Cuando alguien me preguntaba que como me encontraba, solo podía responder: « Estoy desbordada ». « Je suis débordée », como dice aquí la de la agencia de viajes cada vez que la llamo para que me confirme el vuelo de vuelta. Así que con 41 años –lo voy a confesar- me toca empezar de cero. Casa , trabajo, amigos, un hijo, una ciudad nueva y un señor gay desconocido hasta hace tres meses que tendrá una gran presencia en mi vida a partir de ahora : va a ser el padre de mi hijo. Se lo he contado a Simón y me ha dicho que adelante. Por primera vez me siento con fuerzas para llegar a casa de mis padres y contárselo todo, y sé que mi madre no podrá replicarme nada. Mi nueva vida empieza aquí, en Senegal.

Texto agregado el 04-11-2005, y leído por 508 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
04-11-2005 Creo que esta perfectamente bien narrado, es agil, atrapa desde el comienzo y se lee con gusto. Mis saludos Mildemonios
 
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