| ***DELIRIUM TREMENS****
 Se cayó la copa y se derramó el vino, vio como caía sobre la mesa,  como río seguía su curso y en forma de cascada caía al suelo, sus ojos recorrían el pequeño camino desde la boca de la copa hasta el borde de la mesa y con mirada estúpida observaba caer el pequeño río rojo que terminaba estrellándose ya en  diminutas perlas en el piso.
 Quiso levantarse y no pudo, no le respondían las piernas, se tomó con sus dos manos de la mesa y logró ponerse de pie,  tambaleaba, su mirada  nublada y su estómago revuelto, su cabeza giraba, en realidad giraba todo a su alrededor. Siguió tambaleándose, y casi zigzagueando llegó a la puerta que da al living, se tomó de la pared, y en dos trancos largos llegó hasta el sillón no sin antes llevarse por delante la mesa ratona, se tiró sobre él,  su cabeza no dejaba de girar, su estómago quería darse vuelta, sentía su boca pastosa.
 Tomó su cabeza en sus manos y presionó sus sienes, presentía que debería volver a levantarse para ir al baño, algunos  momentos de lucidez  le indicaban  que debía hacer, sentía  su estómago casi en su garganta, vomitaría, sentía  que vomitaría
 -	tengo que ir al baño- pensó.
 Trató de levantarse, pero casi le fue  imposible, hizo un esfuerzo titánico para ponerse de pie, lo logró no sin antes tirar el jarrón de la mesa que estaba frente al sillón, otro pequeño rió se  deslizaba ahora  hasta el piso, era esta vez un río cristalino, parado casi sin saber como,  fijó sus ojos en él, se  perdió su mirada en las gotas que caían al piso,  se quedó como  petrificado por unos segundos que se hicieron eternos, se tambaleaba nuevamente, a duras penas se mantuvo de pie,  hizo un esfuerzo y comenzó a caminar hacia el baño, casi tropezando con sus propios pies, llegó hasta la puerta que daba al pasillo que lo llevaría al baño, se tomó del marco, de pronto sintió un ruido, miró hacia el gran ventanal que da al balcón, y vio que se abría, sus ojos se desorbitaron de terror, comenzó a temblar, su estómago parecía  contraerse, veía  como se llenaba la estancia de insectos voladores que venían hacia él, arácnidos de grandes y finas patas que en cámara lenta se aproximaban, el pánico  se apoderó de su pobre alma atormentada, comenzó a gritar desaforadamente, agitaba sus manos  tratando que  no se posasen sobre su cara, sentía  su cuerpo pesar toneladas  sobre sus piernas,   no podía casi mantenerse en pie, sentíase  caer, se adhirió a la pared tapándose la cara, gritó horrorizado,  el estomago ya no sostenía nada, y una bocanada amarga y ácida  salió de su boca,  los insectos giraban enloquecidos sobre su cuerpo, quería  espantarlos;  las arañas se acercaban lentamente y no podía  hacer nada, estaba pegado a la pared, el cuerpo no le respondía, las piernas eran dos torres de plomo que lo mantenían  fijo al piso, se fue desplomando de a poco sin desprender su cuerpo de la pared mientras tapaba sus ojos con sus brazos hasta quedar sentado en el suelo,  levantó sus rodillas, apoyó su cabeza en ellas y se tomó las piernas con las mano, mientras como un niño sollozaba y gritaba, muerto de pánico.
 
 Juan el vecino de piso, tocó el timbre,  lo llamaba  alertado por sus gritos, Pedro no podía abrir  la puerta, no podía levantarse de allí, es más no escuchaba mas que sus gritos y sentía ese batallón de insectos zumbando sobre si. Juan  intentó entrar al departamento pero la puerta estaba con llave, entonces llamó al encargado del edificio que con su llave maestra logró entrar, lo encontraron con la mirada perdida, tirado en el suelo, sucio, temblando. De pronto comenzó a gritar nuevamente pidiendo  auxilio
 -saquen los bichos, mátenlos, sáquenlos,  sáquenlos – agitando sus manos y apretándose mas a la pared.
 
 Al despertar se encontró dentro de un chaleco de fuerza, apretados sus brazos a su cuerpo.
 Ya no lo acosaban insectos, ni arácnidos, ahora son sus ojos verdes los que lo miran, su boca roja y oferente, sus manos blancas y pequeñas multiplicados todos,  acercándose a su cara, a su cuerpo, ya no grita, solo cierra sus ojos y se deja estar, mientras su alma levita entre la realidad y su deliriums tremens
 
 Anngiels simplemente mujer
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