-“El bandido por fin podrá salvar a su amante, y recoger todo el dinero de su última fechoría, ya quiere empezar otro tipo de aventura, quiere vivir sin preocupaciones a lado de “ella”, parece que el amor a podido con todos y contra todos, aunque su cómplice parece que lo va a traicionar contra su peor enemigo”-

Y el viejo de la azotea, cierra su libro por un momento, la vista siempre lo traiciona, pero nunca a usado sus lentes poniendo de pretexto que están muy gruesos y exaltaban sus grandes arrugas y ojos cansados.

Aunque no se cansa de leer esa historia, y aun, cuando ya no tiene ningún libro de su gran colección, que haya leído más veces, que los dedos temblorosos y manchados de sus manos.

Un viejo como él, tiene pocas opciones cuando se es solo y las piernas flacas se ponen caprichosas, desobedeciendo la orden del cerebro para mantenerse en pie.


Como si fuera un presentimiento, el viejo sabe que será su ultimo libro que leerá en esta vida, como si fuera un reloj de arena, una a una, cambia las hojas y prosigue la historia de su héroe predilecto, imaginándose que es el, quien vive sus aventuras con aquel cuerpo tan robusto y carga a esa bella dama en sus brazos fuertes, que es el, quien a matado a su ultimo enemigo para comenzar a besar a su amada, imaginándose así, por ultima vez.