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Inicio / Cuenteros Locales / mrhyde1970 / DECIMO CAPITULO

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Apenas entre, el calor del recinto me dio la bienvenida.
Una tenue luz ámbar bañaba las mesas y por las ventanas, reflejos tornasolados creaban un ambiente acogedor, intimo.
Unos pocos parroquianos conversaban en voz baja, sentados en las mesas próximas a las ventanas.
Camine hacia un gran mostrador, adonde una mujer acomodaba vasos despreocupadamente, sin notar mi presencia. Afuera, el mundo seguía suspendido.
-disculpe señora, mi nombre es Carlos y quede en encontrarme con alguien aquí, en este bar- dije sin pensar.
La mujer giro la cabeza echándome una corta mirada.
-¿es usted amigo de quien busca?- pregunto sin siquiera volverse hacia mi.
No supe que responder (¿yo, amigo de lucifer?)
-no lo se señora, aun no lo he conocido- respondí bajando la cabeza.
La mujer giro sobre si misma y una sonrisa benévola asomo en un rostro pálido, casi cadavérico.
-en la mesa del fondo Carlos, a quien usted busca no le gusta esperar demasiado- me dijo, y un escalofrió me acompaño hacia el rincón mas alejado del bar.
Allí, sentado en una mesa pequeña me aguardaba un joven que me recibió con una sonrisa.
Vestía casualmente, llevando un largo cabello rubio suelto, desordenadamente ensortijado.
Tome asiento y el joven extendió su mano hacia mí, sin dejar de sonreír encantadoramente.
-esperaba encontrar un monstruo ¿no?- dijo, y su dulce vos violo mi cabeza entregándome totalmente a sus designios.
Los demás parroquianos seguían su charla y el murmullo solo era superado por el sonido distante de una emisora de radio.
El único inquieto en el recinto parecía ser yo, ya que a cada tanto, risas amistosas adornaban las charlas de los clientes.
-Carlos, usted cumplió, se presento a este humilde bar después de superar una serie de obstáculos y fue obstinado, desordenado pero perseverante, y eso, nosotros lo apreciamos mucho.-sus ojos verdes penetraban en lo mas profundo de mi ser y su voz era terroríficamente relajante, podría asegurar que retumbaba adentro de mi cabeza y no en mis oídos.
- seguramente usted esperaba ver a otra persona, pero EL me envió para que tengamos una pequeña charla antes de conocerlo. EL sabe que yo puedo complacer sus primeros interrogantes…después dependerá de usted-
Me acomode en mi silla mas confundido que nunca.
-¿Quién eres?- pregunte, y de mi garganta brotaron las palabras como un graznido.
El joven sonrió estentórea mente.
-perdóneme…olvide presentarme: soy un amigo mas que cercano a nuestro padre y hermano,…digamos que soy su mano derecha y confidente, jefe ejecutivo de todos los que comprendieron que EL es el padre de la libertad…..soy Satanás-
El joven sonrió y bebió un sorbo del café que estaba tomando.
Yo, enmudecí.
Todo transcurría de una manera tan vertiginosa que apenas podía asimilar la situación. Me encontraba sentado frente a un joven que decía ser el mismo Satanás, ordenando un café, tratando de conversar de una manera lucida.
Por un momento cruzo por mi cabeza la posibilidad de que todo sea una broma de algunos locos satanistas o fanáticos religiosos.
-¿en serio cree eso Carlos?- dijo el joven, mostrando un destello de ira en sus hermosos ojos.
- no se… entiendame joven, esto es tan extraño…estoy algo confundido- atine a responder.
La mesera trajo 2 café más, acompañados por unas masas finas, las que el joven saboreo apenas estuvieron a su alcance.
Las mastico con delicadeza, entrecerrando los ojos como si de un manjar se tratase y luego beso la mano de la mesera, que esperaba a nuestro lado la complacida.
- son únicas Carlos, las hace ella misma y por mas que yo le diera la receta a usted, jamás las haría de la misma manera que ella las hace- me dijo, y sus ojos dejaron adivinar a un niño goloso y consentido.
-mire afuera Carlos, recuerde como llego aquí- retomo nuestro dialogo- recuerde los sueños. Piense que si nosotros no lo hubiésemos querido usted no estaría aquí. Usted estaría seguramente trabajando en esos libritos de mala muerte por el resto de sus días-
Era cierto, y asentí en silencio.
Comenzaba a sentirme cómodos. Sorbí un poco del humeante café y me atreví a comer una masita. No sentí que fuesen muy distintas a las de cualquier panadería, aunque me ahorre hacer cualquier comentario.
-además, ¿usted me dijo joven?- una carcajada broto de su garganta- usted no podría definir en su mente los años que yo tengo.- el joven se limpio sus delicados dedos con una servilleta- Esta bien Carlos, yo lo entiendo, usted un simple mortal todavía no puede intuir ciertas cosas…le llevaría una vida entera comprender, pero no importa, vayamos a lo importante: ¿de que le gustaría hablar?-
Todo el cúmulo de preguntas que había imaginado se desvanecieron en el mismo momento en que me había sentado en esa mesa.
Estaba descolocado. Esperaba encontrarme en otra situación.
Venia preparado para enfrentar hasta donde mis huesos y mi alma pudieran a un monstruo cruel y vengativo, y me encontraba cada vez mas a gusto, tomando un café en un lugar acogedor y con un anfitrión dispuesto y educado.
Trate de rearmarme mentalmente y respire hondo. Saque de mi saco el cuaderno y un bolígrafo, tratando de aprovechar esos segundos para pensar un esquema de preguntas.
Satanás me observaba con atención. Parecía disfrutar mucho de mi inquietud.
-¿cual es su temor Carlos?... ¿cree que le voy a hacer algún daño?-
Cobre un valor inusitado en mi y le dirigí una corta mirada, altiva, socarrona.
-al único que le temo es a dios- respondí, y espere lo peor.
Como un chico temeroso sentí que mis esfínteres podían aflojarse en cualquier momento.
Satanás cambio la expresión y con una notoria carga de desprecio contesto:
- ¿y si le dijera que usted le teme a la nada? , ¿Si le dijera que ese dios que ustedes adoran no es real, que en realidad no existe?-
-le pediría que me explique como es eso- dije, y me arrepenti de mis huraños modales.
Podriamos haber empezado a hablar de algo mas superfluo, no tan combativo.
-tratare de ser conciso- me dijo acomodandose un rebelde mechon de cabello que caia sobre su rostro a cada momento.
-: ese dios es una mentira inventada por seres superiores a nosotros carlos, creados con el único fin de mantenernos subordinados a sus caprichos y exigencias.
Esta historia es larga y no es el momento para que usted la sepa. La historia la escriben los que ganan, pero tenga certeza de que hay otra historia, la escrita por los que pierden pero que jamás bajaran los brazos.-
Percibí un halo de tristeza en sus ojos, mezclado con resentimiento.
-¿como es eso?, usted me habla de vencedores y vencidos y no puedo comprender… ¿se refiere a la batalla del bien contra el mal? -.
-no, para nada, eso es parte de la tendenciosa historia que les contaron por siglos y siglos los que ganaron…ya le dije que hay otra historia que ustedes desconocen por completo, aunque una vez, a principios del siglo 20, mas precisamente en los años 30, un grupo de personas en Chicago, Estados Unidos, recibió parte de la verdadera historia-
¿A quienes se refería?, no lo se, pero queda en quienes lean este apurado diario averiguar quienes fueron los depositarios de esta “verdadera historia”.
Mientras Satanás me hablaba, aprovechaba yo para tomar nota de sus palabras.
Confusamente comencé a comprender que el joven se encontraba limitado en las palabras. Era una situación similar a un padre haciéndole entender a un bebe el funcionamiento de un motor.
Igual, trataba de no perder detalle de sus palabras.
-sepa usted Carlos que yo, lucifer y todos sus fieles somos menos malos que ustedes, los hombres. No somos esa pantomima ridícula que su iglesia les inculco: somos seres superiores a ustedes, pero en un sentido fraternal, como hermanos mayores, pero no personificamos el mal.
El mal es inherente a todos los seres, solo que algunos lo pueden controlar y otros no. Yo le pregunto Carlos:¿cree usted que un padre es malo cuando castiga a su hijo?
Usted puede decirme que si, si la intención de este castigo es dañarlo y provocarle un daño irreparable en su persona.
Pero seguramente me dirá que no, si el castigo de este padre es beneficioso para el, ejemplificando, corrigiendo y educándolo.
Que lucifer sea considerado EL MALO es una visión totalmente arbitraria, retrograda y tendenciosa, creada por esos superiores que antes nombre para encontrar un antagonista a sus patrañas.-
Satanás hacia una clara diferencia entre el y lucifer.
Yo tenia entendido que los dos nombres, y muchos otros, hacían referencia a un mismo ser. De allí partía mi primera confusión, aunque en el fluir de la charla supe separar quien era quien en esta historia.
-¿Quiénes son estos seres?- pregunte intrigado por esos “seres superiores”.
Satanás bebió el último sorbo de café y se acomodo en su silla. Parecía a gusto con la charla.
-podríamos darle el nombre de “ancianos”. Llevándolo a un ejemplo con sus democracias, estos seres son una especie de corte suprema de justicia en algunos casos, y en otras son algo así como los senadores de una nación. Pero le aclaro algo Carlos: nadie los Eligio para ser jueces de todos nosotros. Digamos que son unos usurpadores del poder.-
-¿no los habrá puesto Jesús, el nazareno en estos cargos no?-pregunte, tocando un tema que me llenaba de curiosidad desde un principio: ¿que era Jesús para Satanás?
Satanás sonrió benévolo.
-nuestro creador, muchas veces se somete a la voluntad de estos entrometidos- contesto, desarmándome por completo.
-¿has dicho nuestro creador?-
Satanás lucia divertido. Tenia bien en claro que me sorprendía cada vez más.
- eso mismo he dicho-
- pero no me ha dicho usted que lucifer era…-
- a quien usted conoce como Jesús y nosotros por miguel, es nuestro creador, y el de todas las cosas que hay en nuestro universo, pero lucifer era el soberano de nuestra parte del gran universo…Volviendo al ejemplo de la democracia: era nuestro presidente.-interrumpió Satanás
Eran demasiados los datos que el joven me daba como para comprenderlos en su total dimensión en esos momentos.
Estaba profundamente conmovido.
Este joven Satanás, o quien quiera que fuese, me contaba una historia tan distinta a la que creía conocer.
Satanás reconocía a Jesús como su creador.
Lucifer era, ¿? Nuestro soberano.
Ellos no eran el mal, o los instigadores del mismo, sino que este era una condición natural de todos los seres.
-Carlos, va a tener que perdonarme pero tengo que hacer otras cosas, me quedaría encantado charlando con usted pero algo demanda mi presencia en otro lado- interrumpió mis pensamientos Satanás.-hágame algunas preguntas mas que luego le quiero hacer una proposición-
No imagine que podría querer de mí, pero mi cabeza volaba en direcciones escabrosas.
Tenía más dudas y preguntas que certezas. Y mi curiosidad iba en aumento.
-usted me dice que lucifer no es lo que todos pensábamos que es, entonces ¿de adonde sacamos que el es la personificación del mal?, ¿Quién es realmente lucifer? Usted, con anterioridad lo llamo “el dios de la libertad”: ¿Por qué?- indague haciendo caso omiso al repentino apuro de mi anfitrión.
-lucifer, para tu corto entendimiento, no seria mas que un rebelde al sistema.
EL elevo la voz a favor de la libertad de pensamiento de todos nosotros, de nuestra autonomía.
El no quiso tener inmiscuido a los malditos ancianos en las cosas que no debían importarles.
Siempre nos defendió de lentos y entupidos planes indefinidos para los seres que como tu, nada saben y nunca nadie supo si llegaron a verle la cara a ese irreconocible dios.
Lucifer escupió en la cara del sistema diciendo ¡DIOS NO EXISTE¡ DIOS ES UNA MENTIRA DE LOS ANCIANOS PARA MANIATAR A NUESTRAS VOLUNTADES¡.
El tuvo el valor de plantarse ante tu Jesús y decirle: ¡si en verdad existe un padre de todas las cosas, un DIOS VIVO eterno y omnisapiente ¡¡¡QUIERO VERLE LA CARA¡¡¡.
Ese es lucifer, quien como respuesta obtuvo la persecución y oprobio de todo el universo.
El no “quiso ser como dios”, ese razonamiento estupido dejadlo para las mentes chatas y fosilizadas de tus iglesias, criatura ignorante de todo.
El ES DIOS para vos y para todos nosotros, ya que nos hizo comprender que “ese”dios invisible, incomprobable era y es una mentira, ¡¡¡UNA VULGAR MENTIRA¡¡¡-
El encendido discurso de Satanás aun rebotaba en las paredes del bar cuando me di cuenta que estábamos solos.
Pero algo había cambiado: ya no estábamos en el mismo lugar.
Los parroquianos habían desaparecido, al igual que la mesera. Habían cesado los murmullos y el ulular de la radio lejana habían desaparecido.
Imperceptiblemente para mi, nuestra ubicación había cambiado.
Estábamos sentados en los bancos de la iglesia con la que yo había soñado.
Mire en derredor como perdido, desorientado.
¿Como había pasado eso?
Todo parecía una pesadilla.
-Carlos- la voz provenía de mi espalda, pero por mas que busque no vi a nadie.
Busque también a mi anfitrión, pero como por arte de magia había desaparecido aunque aun mantenía en mi retina su rostro encendido por la alocución que había echo.
-¡Carlos¡- la voz sonó imperiosa, pero al mismo tiempo dulce y cordial. Me costaba definir si era una voz femenina o masculina. El miedo volvió a hacerse presente con un fuerte nudo en mi estomago.
El cambio de escenario me había descolocado completamente y me sentí desprotegido, con la guardia baja.
-“le gustaría conocer todo lo que cualquier mortal curioso querría saber. Los secretos de la muerte serian una insignificancia con las cosas que puede aprender.
Podría escribir el libro más maravilloso de la historia, superando a cualquiera con los relatos que contaría.
Aprendería la verdad, lisa y sin mentiras de todas las realidades que algunos intuyen pero no pueden demostrar.
Tengo tantas cosas que ofrecerle Carlos, que su actual imaginación no las comprendería aunque así lo quisiera su voluntad.
Tendría la oportunidad anhelada por tantos, y nunca cumplida para muchos que creyeron oír mi voz, cuando en realidad solo escuchaban a sus enfermos cerebros”
Conforme hablaba, la chica que había estado conmigo en los sueños, se me acercaba lánguidamente, cubierto su cuerpo con una reluciente toga blanca, inmaculada.
Su voz retumbaba en toda la iglesia y parecía provenir de los más recónditos parajes del universo, envolviendo a todo de una mística sublime.
Ahora que la miraba con detenimiento podía afirmar que su belleza era indescriptible, pero androgina, anómala.
Su voz, por momentos parecía demasiado varonil, y su forma de caminar hacia mi no condecian con los de tan fina y bella fémina.
Sus bucles oscuros caían como cascadas sobre la toga y su tez blanca contrastaba con unos inquietantes ojos azules.
-¿quien eres?- pregunte, y la respuesta ya anidaba en mi cabeza
La joven, o el joven, ya que me resultaba imposible diferenciar su sexo, ladeo ligeramente la cabeza al pararse frente a mí. Me superaba ampliamente en estatura y lascivamente observe la curva que hacia la toga en su pecho.
Noto mi descaro y respondió con una sonrisa a mi observación.
-ya imaginas quien soy- me dijo, y una calida mano acaricio mi avejentado rostro-¿te gustaría saber mas Carlos?
Asentí con la cabeza y bese esa delicada mano que acariciaba mi rostro.
Estaba en sus manos, desnudo de alma ante su belleza y su calida mirada, trate de decir algo, pero las palabras no quisieron salir de mi garganta.
Sin saber porque, comencé a llorar como un niño y me arroje a sus pies, comenzando a besarlos con ternura.

Texto agregado el 10-11-2005, y leído por 122 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
17-12-2005 Hoy me encaré ante esta obra y me dije, vamos a terminarla. La verdad es que no se sienten las 2000 y pico de palabras. Me voy para el epílogo y te dejo estas ***** Dehumanizer
11-11-2005 Estoy realmente perdido. La respuesta es ingeniosa, original, da una vuelta distinta a las historias que siempre nos han contado, del derecho y del revés. Veamos el epílogo. Un abrazo Ikalinen
11-11-2005 me falta leer el epilogo mañana dejo la critca sorias
11-11-2005 bien amigo me gusto el final sobretodo cuando regresa a la iglesia muy bueno tambien la imagen de lo femenino y masculino del personaje que mas seductor que lucifer , termina bien y se dio el lujo de vendernos su politica , bien sorias
 
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