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Llaman a la puerta. ¿Quién puede ser a estas horas? Apuro mi vaso de ron y me levanto sigiloso, sin ni siquiera encender la luz. La pantalla del portátil es la única iluminación que tengo. Echo un vistazo por la mirilla de la puerta, no veo a nadie. Pregunto en voz alta, no demasiado para no molestar a mis posibles vecinos de habitación, que quién hay al otro lado. Nadie responde. Entonces abro la puerta y están allí, mirándome fijamente sin pestañear, pidiéndome una respuesta con la mirada. Las letras se abalanzan sobre mi y retrocedo buscando en vano ayuda dentro de los posibles objetos de la habitación. Entonces recuerdo que aún voy vestido y saco la pluma del bolsillo de la camisa. Desenfundo y amenazo con escribir su muerte, o a lo sumo a crear unas dignas oponentes. Pero miro la pantalla de cristal líquido y sólo veo una hoja en blanco, con la guía parpadeante a la espera de que mis dedos comiencen a pulsar las teclas. Las letras sonríen oscuras y se acercan lentamente sabiendo que mis defensas son escasas. La tinta de mi pluma gotea sobre la alfombra, dejando una grotesca mancha sin forma. -¿Qué queréis de mí? – esbozo con temor y confusión. – Nada... – me responden impasibles e implacables. - ... sólo te queremos a ti, no nos eres útil, te hemos dado ya muchas oportunidades pero has preferido malgastarlas, este es tu fin, eres un fracasado... – se me echan encima y esquivo con torpeza pero acierto. Bebí demasiado esta noche, ellas lo saben, si existen lo saben. Esa maraña de letras, instantes después se tejen entre sí formando leves palabras de desconcierto, ira, miedo, dolor... sus lamentos me agotan y recuerdan textos ambiguos de mi mente, pasados y olvidados entre el polvo de mi escasa biblioteca. Son grotescas. Rápidamente intento pensar en una solución que salve mi vida, pero la única idea que pasa por mi cabeza es la más descabellada. Intentar en unos minutos hacer algo que llevo sin hacer durante años siempre será un imposible, pero ante la expectativa de que es mi única opción procedo. Sorteo los obstáculos, juegos de palabras y demás trampas que me colocan las dichosas letras y consigo coger el ordenador. Lo agarro y tiro con fuerza, desconectando brutalmente el cable del enchufe. Me lo coloco bajo el brazo y huyo, mientras aquel “scrable” loco me atormenta con sus combinaciones imposibles e inconexas. Salgo de la habitación tambaleándome y consigo volver a cerrar la puerta de aquel infierno tras de mí, oigo su susurro y siento como se deslizan bajo la rendija y por entre las grietas de aquella cancela. Conecto mi aparato, tiene una autonomía de unas dos horas aún, y me siento en el pasillo, espalda en la pared. Están cerca. Intento esbozar una frase, estoy en blanco, no he tenido una buena idea en años y ahora debo encontrarla para salvar la vida. Buena terapia de choque. De todos modos, ¿de qué me sirve la vida sin ningún aporte emocional y creativo? Es de lo que vivo y no hay más que mirarme para saber que hace tiempo que dejé de recibir ingresos y me mantengo con lo poco que me queda de entonces. - ¡Vamos allá! – me digo. Ya empiezan a surgir las primeras palabras dentro de la pantalla, frente a mí aparece lo que podría ser la inspiración perdida mucho tiempo atrás. Ya siento muy cerca el latido de la tinta seca y marchita delas letras que se acercan, mis manos y dedos, entumecidos por el desuso, van adaptándose rápidamente al suave golpeteo de las teclas. Ya las veo al fondo del pasillo, apresurándose hacia mí, de repente me sorprendo la frente empapada de sudor y mis manos resbaladizas. - Este es el fin – me digo, pero sorprendentemente mis manos se llenan de magia y, justo cuando las dichosas y condenadas letras empiezan a trepar por mi pernera, las veo desaparecer una a una al compás de mi golpeteo. Respiro profundamente mientras desaparece la última, sonrío y cierro los ojos admirando mi fortuna, al tiempo que me doy cuenta de que realmente aquello no era el fin, sino el principio.


Extraído del libro "El Lado Oscuro del Cuento" de Víctor Morata Cortado

Texto agregado el 12-11-2005, y leído por 82 visitantes. (0 votos)


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